Igual es eso que todo el mundo busca. Muchas sonrisas en la boca. Muchas ilusiones escondidas debajo de los párpados. Digas lo que digas, la única cura de la felicidad es la que pone tu sonrisa cuando te acaricio. Y cuando te vuelvo a acariciar.
Igual esta vez te compensa acostumbrarte, su costumbre es bonita. Y te mira bonito cuando te besa. Esas ciudades enormes donde no se ven las estrellas se convierten en universos si tú vas de mi mano. Esas veces que aprietas, que significa que te mueres de ganas de besarme.
Esos ojos grandes que (tenías tú razón) dicen que no se la juegan por nadie que no le importe muchísimo (o TODO).
Pues sí que debo valer para todos los esfuerzos. Un viaje tranquilo por la costa, durmiendo hasta las doce y abrazándonos hasta la hora de comer. Que se vea el mar y que nos digan si queremos otra de pulpo a la gallega. Esa canción de Ahí va la niña que tanto me gusta. Que mires hacia el otro lado y me veas a mí como postre. Y yo te coma también con la mirada. Que luego deje la tuya perdida. Esas sí que son vacaciones en el paraíso.
Gracias por este color intenso. Boca preparada. Seguridad cargada al cien y con el cargador enchufado a la pared. Cualquiera de las que utilizo para besarte apoyando tu espalda.
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