Tú sabes que aunque lleve una cerveza de más, aún te echo de menos.
Que me llenaba más un sorbo de tu sonrisa, que esta inmensa soledad, que me trago a diario desde que no estás.
Ahora tengo que aprender a vivir de nuevo, que al paso de los años, uno se olvida qué es eso de vivir solo.
De despertar sin abrazar a nadie, de cómo se hace eso de la comida rápida en el microondas, de masturbarse con la playboy, de no mirar nunca el reloj para no llegar tarde a casa.
Sé que me va a costar, que volver a empezar de cero siempre cuesta más, una segunda vez.
La suerte que tengo es que si tengo que echarte de menos, lo haré recordando que fuimos felices.
Que la vida nos dio la oportunidad de estar juntos y la aprovechamos.
Reímos, volamos, paseamos sobre el arcoíris, jugamos, caímos y nos levantamos más unidos que nunca.
Hoy, como cada día, recordaré aquí sentado tus besos con sabor a vida.
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