Quién me iba a decir a mi, a nosotros, que un año más tarde íbamos a utilizar el mismo escenario pero vestidos de novios. Siendo tú mi marido y yo tu mujer. Las vueltas de la vida, las sorpresas de la mítica frase de "todo llega cuando menos te lo esperas".
He estado viendo fotos, sabéis que me encantan, por este mismo motivo. Porque puedo recordar lo feliz que estaba en ese momento, donde ninguno de los dos buscaba nada. Es más, no podíamos estar más perdidos. Y de repente surgió, algo tan bonito que nos cambió la mente, el chip y los planes de futuro.
Y acabamos diciendo que sí. Sí a todo. A una vida juntos, a enfrentar los problemas de la mano, a discutir, a convertimos en fuego y callarnos con un beso. A ser dos personas que se buscaban sin saberlo... A pensar que la leyenda del hilo rojo es cierta.
A querer de nuevo como nunca lo habías hecho antes. A mirar a los miedos a la cara y decir, "¿De qué coño vais?". A mirar a la vida sin esperar a ser feliz, sino decidiendo serlo y punto. Ser feliz, por mi, por ti. Por nosotros.
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