Hay silencios más expresivos que mil palabras, llenos de significado, de sentimiento, porque entenderse y llevarse bien con alguien es simplemente una cuestión de piel. La preocupación se puede leer en la mirada de unos ojos tristes, también se puede leer el desaliento y, al coger aire para seguir adelante, respirar la complicidad de los viejos tiempos. No es difícil encontrarse cuando uno está perdido siempre que estés dispuesto a escuchar lo que tu cuerpo dice, porque la sinceridad nace y empieza en uno mismo, nace del corazón.
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