Tú juegas al amor con picarda,
yo aprendo perversiones de salón
y entiendo que nuestra revolución
despierte más guerra cada día.
Propongo que un azar con valentía
te esconda los temores del cajón,
detrás de tus zapatos de tacón
y el ansia de vivir en compañía.
No sé si luego voy a recordarte,
quizás haga las cosas del revés,
pero ahora me entretengo al mirarte.
El fuego me disfraza de cortés,
mientras yo estoy tratando de contarte
que aquí nos olvidamos del después.
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