Hace un año que volvimos a intentarlo,
el verano me explotó en el pecho,
el frío salió a cubierta
y en defensa propia salí a buscarte.
Los días sin verte
fueron playas desiertas,
informes semanales de cuentas en rojo,
monólogos con tu recuerdo.
Tú escribiste mi nombre
en una hoguera
-siempre tan dulce y violenta
como una canción de Chaouen-
y encontraste calor
en el hueco de otros brazos.
Yo busqué lo imposible
y llegaron las llagas,
los gigantes del pasado,
el presente imperfecto,
el presente imperfecto,
el quizás que contigo
siempre fue mañana.
No sé si fue un acto de amor o de locura
pero cansado de esquivar sueños,
de echarle la culpa al destino,
volví a mirarte de cerca
en el mismo coche
donde nos despedimos.
Volvimos a estar a dos besos del suelo.
Hoy sé que fue un error
volver a intentarlo.
Pero arrepentirse de lo vivido
sería llenar de tachones de mi autobiografía.
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