sábado, 30 de diciembre de 2017

En azul, los labios eran otros después de tantos años

Hay recuerdos. He vuelto.
En cada esquina, amor,
en cada esquina.
Rezuma tu perfume por las piedras.
Se agazapa en los vasos.
Resbala en el licor, amor,
resbala.
Fue hace meses
horas, años.
No importa demasiado.
Pero está tu recuerdo.
Esa voz que decía "no me dejes".
Esos labios de angustia.
Y tu cuerpo caliente entre mis dedos.

Quisiera maldecirte,
besarte nuevamente
o volver a beber y emborracharme
de champán y tequila.
Yo recuerdo tus pechos asombrados.
El joven que vendía rosas rojas,
tu jadear oscuro,
los poemas
que nunca te entregaba.
Porque a pesar de todo,
de la áspera coraza de los odios,
de las lluvias borrosas del olvido,
del corazón prendido entre los dientes...

Porque a pesar de todo,
aunque tu nombre
me traiga la punzada
de saberte perdida,
te llevo entre mis cejas
como una maldición no merecida.
Y cada noche
daría cualquier cosa por tenerte
contra mi piel ardiente. Y en la fiebre
y entre los dedos míos, tu recuerdo.
Te sigo deseando.
Daría cualquier cosa por volver a sentir
tu aliento abrasador junto a mi oreja,
el sabor a tabaco de tu boca,
y ese temblor por siempre irrepetible,
ese ronco gemido de tu pecho,
la sensación dulcísima
de tu piel igual que seda cruda.
Ese igualarnos
con Dios y el paraíso.

Te quiero todavía.
En lo imposible.
Con esa sensación que dan los vinos,
el alcohol y el deseo.
¡Dios!
Daría cualquier cosa
por tenerte diciéndome "te quiero·,
aunque fuera mentira. He aprendido
que al final la verdad es sólo eso:
haber metido el mundo en tu cintura.

RODOLFO SERRANO


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