Adoro cuando pierdes la paciencia
y exiges que me quite ya el abrigo,
que deje en mi mesilla la conciencia,
que sea por un rato tu enemigo.
Las locas como tú me vuelven cuerdo,
provocas un tsunami en mis caderas,
no juegues al romántico, sé un cedo
-y añades- haz conmigo lo que quieras.
Y luego, cuando acaba la batalla
observo tu verdad sin maquillaje,
y entonces el amor es cuando estalla.
Dormirme junto a ti, el mejor viaje,
la cama se transforma en una playa,
consigues que, por fin, la vida encaje.
LUIS RAMIRO
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