Me asquean los cantares mojabragas
que fingen sin pudor en escenarios,
que lloran ante el público sus llagas
y dicen ser tan tristes solitarios.
Te quieren solamente cuando halagas
y todos los demás son adversarios,
sus gestos son disfraces Lady Gagas
y mienten hasta incluso en sus diarios.
Si no tienes al lado a un sólo amigo
da igual llenar estadios o Las Ventas,
el éxito, al final, es un castigo.
Yo canto mi verdad sin vestimentas
y miro el mundo lejos de mi ombligo,
por eso sale el sol tras mis tormentas.
LUIS RAMIRO
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