Odio los domingos. Para mí un domingo es estar en casa en pijama haciendo la remolona. Menos mal que mi "perraca" (llamadas así cariñosamente) me saca de paseo. Bueno no, porque es casera y hogareña como yo, pero nos obligamos a salir. A vestirnos y echarnos a la calle. Hoy Cuquito nos acompañó.
Yo que no conseguía entender a la gente que hablaba del sufrimiento que sentía a causa de un perro, pues aquí estoy, en el otro bando. Mi Maya ha pasado unos días reguleras, de veterinario y demás, y mirar que sólo lleva dos semanas en casa, pero la miré a los ojos y ya no te dejo que te vayas a ningún lado, Maya.
Tampoco entendía que en un matrimonio contaran como un miembro de la familia más, al fin y al cabo, es un animal. Pero sí, en quince días no puedo dejar de mirarla. También pensé que me arrepentiría después, de perder mi libertad en ciertos aspectos, y hasta el día de hoy, lo que he obtenido es más libertad. Maya y yo hacemos un pack. Como dice Javi, ella te ha elegido a ti como macho alfa. ¡Qué gracioso! "Macho Alfa". Y Maya, no sé si llegarás a entenderme, pero yo te elegiría una y otra vez para ser parte de mí.
Ya no concibo ir a la cocina sin escuchar unos pasos siguiéndome. Ni bajar a la calle sin ella. O ir a algún lado y no ser dos. Es raro, son quince días solo, pero es que la adoro. Es confianza y complicidad recíproca y eso, es tan difícil encontrarlo...
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