Tú puedes consolar al desconsuelo,
romper listas de espera a la esperanza,
llevarte mis infiernos hasta el cielo,
callar con tus perdones mi venganza.
Mi
pobre corazón va sin coraza
expuesto a tus delirios de grandeza,
si quieres te lo sirvo con mostaza,
un plato muy acorde a tu realeza.
Tu
juego preferido es ignorarme
y luego, oh my god!, quererme a gritos,
me falta un manicomio y encerrarme.
Yo pago con la cárcel
tus delitos
si logras que tu boca me desarme,
tus tangas son mis pobres sambenitos.
Luis Ramiro
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