"No le ofreció la luna,
le dijo sólo quédate,
conmigo no hay fortuna
que valga el corazón que te daré.
Ella dudó un momento
y luego contestó que sí,
pero sin juramento
que no vas a saber después de cumplir.
Y si de verdad me amas
no habrá casorio, ¿para qué?
Con dos en una cama
sobran testigos, curas y juez".
Joaquín Sabina
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