Tus llantos, tus anhelos, tus enfados,
mi rabia, mis abrazos, mi torpeza,
dos ángeles que están desangelados,
vencidos de rutina y de pereza.
Se acaba nuestro amor sin enterarnos
igual que tantos trenes que se fueron,
dar vueltas al pasado es encerrarnos
en jaulas cuyas puertas se rompieron.
Tendremos que cambiarnos de apellidos,
vendrán otros amantes con sus cuerpos
tratando de curarnos como a heridos.
Pero algo, pese a todo, me da calma:
vendrás conmigo vaya donde vaya,
tu vida ya es un trozo de mi alma.
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