Como el calumniador busca rumores porque no son palabras ni tampoco el silencio, así te busco a ti, donde no hay nadie y ya nada es verdad:
ni la vida que vives es tu vida,
ni la casa en que duermes es tu casa,
ni lo que va a pasarte es tu destino.
Como quien va a una plaza a andar entre palomas, así me acerco a ti.
Quiero tu corazón, tu nombre atravesando por espadas azules; quiero tu mente llena de torres encendidas, tu piel, su nieve en llamas, su alud sin frío.
Mi amor, todo es tan simple:
en la llave que hoy usas hay mil puertas cerradas y en mis manos terminan las líneas de tus manos.
No te asustes.
No mires hacia la oscuridad.
Yo haré un puente que cruce de tu casa vacía a mi casa vacía.
Nunca serás feliz si sales de mis sueños.
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