Si algo he aprendido, es que el amor es aquel que sobrevive a la muerte de las mariposas.
De hecho hay un estudio que dice que el “preamor” dura una media de uno y dos años, a lo que queda se le llama Amor.
Si no, pasas a ser otra colección de la lista de caprichos que tuviste y se pasaron de moda.
No te enamores de mi. De verdad. No lo hagas.
No lo hagas porque aunque me muero de ganas de que lo sientas, y me hagas sentir aunque solo fuera por una puta vez algo normal tarde o temprano lo acabaré haciendo.
No podré darte todo el tiempo que mereces.
Algún día querrás ir a tomar algo y yo estaré demasiado ocupada.
De repente empezarás a querer hacer una rutina conmigo y te diré que estoy liada, que lo siento que tal vez la semana que viene.
Tarde o temprano me darás a elegir. Y tendré que decirte adiós.
Aunque la verdad sea que me muero de ganas de que alguien comprenda estas líneas y
me de lo que necesito.
Lo siento, aprendí a amar así.
Por eso decidí protegerme en una ocupación constante.
Porque si no inviertes tiempo en algo que te pueda romper, no te romperá nunca.
Quizás eso le pasó al que me enseñó a hacerlo.
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