Yo no quiero que seas
una luz en medio del naufragio;
que te salpique el agua
amarga de mi vida.
Yo no quiero tu ayuda,
sólo quiero tu amor.
Yo no quiero decirte
que hay un mundo
en el que una promesa
es ya media mentira
y el corazón oculta
un hipódromo rojo donde corren
la deslealtad contra la ingratitud.
Yo no quiero que pises
el lodo de la usura;
ni que mi piel
la toquen con sus látigos
el odio y el rencor.
Yo no quiero que vengas
hacia mí,
sólo quiero que me lleves contigo.
No preguntes, mi amor,
y que el silencio
sea la levadura de la felicidad.
Porque existen verdades
que podrían dejar su mancha en ti
como deja la pluma
sobre el papel en blanco
su gota de pantera.
No preguntes, mi amor,
porque hay historias
que contagian abismos,
que extienden cicatrices,
que son la abreviatura
de un veneno.
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