lunes, 31 de octubre de 2022

37 semanas

 37 semanas.

Nueve meses. Recta final. Helena, cariño, cuando quieras te estamos esperando. 

Esta obra de arte, esta aventura se acaba... Tanto meses, tantas idas y venidas a urgencias, tantas enfermedades sin tratar, tantas infecciones, tantos sustos. No puedo decir que haya disfrutado de tu embarazo y no me siento mal al decirlo, cariño. El regalo de todo este esfuerzo eres tú. Y al ver tu cara, todos, sentiremos que habrá valido la pena.

No te voy a engañar. Hay momentos que quise tirar la toalla. Que me quedé sola para llorar en silencio bajo esa... cierta culpabilidad de mala madre por no desear vivir tanta cosas malas y seguidas. Mira, cielo, que lo sepas para el futuro. La maternidad, junto con las hormonas, con el raciocinio, rodeada de las mejores personas, con el mejor marido del mundo... Es el camino más solitario que he conocido. Todas las pruebas médicas, evidentemente, han recaído sobre mí, los momentos malos, las fiebres, todos los síntomas de todas las enfermedades que hemos tenido, que digo yo, tendrás que salir con todos las inmunologías del mundo porque hemos hecho bingo... Todo eso, lo he vivido yo. El desgaste del ánimo, el reposo sabiendo que soy una lagartija como creo que tú vas a ser. Viviendo momentos oscuros porque tampoco puedes desahogarte con todo el mundo. Pronto aprenderás que la sociedad te pide que seas políticamente perfecta y correcta. Y aunque mamá lo es poco... Lo he sido para que más adelante no haya comentarios mal intencionados que lleguen a tus oídos simplemente para hacer daño. La gente es tremendamente mala. Todo esto... Lo irás viendo. La vida es un camino en solitario y siento decirte que no voy a intentar salvarte de todo. Caminaré a tu lado, pero tu vida, es solo tuya, tus errores y tus aprendizajes, también lo son. Voy a darte el regalo más grande que hay: libertad para ser tú.



Quiero decir algo, porque no creo que haya muchas más entradas sobre el embarazo (espero) porque estoy deseando verte ya la carita, y andar de la mano el tiempo que nos regale la vida. Quiero dar las gracias a los cuatro abuelos, a los padres de papá y a los míos por haber estado en todo momento pendientes de ti y de mí. En este momento... contamos como una. ¡Qué poco nos queda para pasar a ser dos! Y qué raro va a ser no sentirte. Lo que más valoro de ellos, han sido los mensajes de ánimo, de cariño (los mensajes, que no las llamadas que de alguna siesta me han despertado) y la atención que están teniendo todos los días hasta que decidas salir. Nos tienes un poco confundidos. Cuando parece que sí, es que no. Nos tienes locos y creo que así nos vas a tener cuando estés por aquí. Haciendo porras del día que nacerás y contando cada una de las contracciones.

No soy materialista en absoluto. Creo que los mejores regalos son los que tienen la mejor intención y no los que más dinero cuestan. Y los abuelos han sabido estar a la altura en esta espera tan larga para todos. 

Gracias a la familia que elegimos. A los amigos de toda la vida, los nuevos, los seguidores de Instagram y Facebook que me han hecho llegar mensajes súper bonitos que como digo, para mí, son lo mejores regalos puesto que te sientas a leer mi blog y a escribirme para desearnos lo mejor. Regalar tiempo... ¡oh, no hay mejor regalo!



Gracias a Sonia y Sergio, en especial. Porque no hay palabras para describir cómo se han portado, como se portan y como se portarán. Porque son de esas personas por las que pones la mano en el fuego sin miedo a quemarte. Pronto daremos una noticia sobre ellos... Lo dejamos aquí por el momento.

Gracias a todas las personas que me han estado preguntando cada semana, cada día, porque reconforta, por escribirme experiencias, por hacer mis días de reposo más amenos. A personas como Sindy que habíamos perdido el contacto y que ahora mismo sé que puedo contar con ella. A compañeras de la universidad que han sido maravillosas al cuidarme, hablar conmigo, a tranquilizarme... A, simplemente distraerme, ya que muchas han sido mamás recientemente y han comprendido cada una de mis palabras.

Gracias Miriam y Fito, por vuestra atención. ¡No quiero olvidarme de nadie! Laura B. Gracias siempre por estar cerca, a mi lado, por saber todo de mí, por guiarme, por ayudarme con Cuquito, con Helena, con Maya, por ayudarnos tantísimo. ¡Gracias también por incontables regalos! Necesitamos una o dos casas más para meter todo lo que nos habéis regalado, así que mil gracias de nuevo.

Gracias también por la atención del resto de familia más allá del núcleo más cercano, tías, tíos, abuelas, gracias por vuestra preocupación, por tantos mensajes, por tanto amor y cariño recibido en estos meses. Como digo, esos son los regalos por los que me siento tan querida y cuidada. 

Creo que Helena va a cuidarse en el mejor ambiente del mundo, rodeada de amor de tantas personas que dudo que llegues, hija, a ver la maldad de este mundo hasta que seas bastante más mayor. No hemos podido elegir papá y yo, un mejor lugar para tenerte. Vas a rozar ser una niña mimada. Sin tenerte... Eres el regalo más especial de mi vida.

¡Ah! Dar las gracias a mi fiel compañera, Maya, mi enfermera, mi mundo entero. Mi gran sorpresa y descubrimiento, mi perrita. Nunca imaginé un amor tan infinito e incansable. Tan leal y sincero. Nunca pensé poder amar así. Eres mi vida y mi todo. Y el corazón no tiene límites, seréis Helena y tú, ambas mis bebés. Todo en la vida será poco para vosotras. (Y siempre se me saltan las lágrimas con las palabras dedicadas a Maya. ¡Mira que lloro poco! Ella es mi gran debilidad).



Y por último, y no menos importante, aunque no sé si nombrarte puesto que creo que hablo también en tu nombre. Gracias Javi por intentar cada día dar todo y más de ti. Gracias por intentar sobrellevar este camino de la mejor manera posible. Dividiéndote entre Cuquito y yo. Y acompañarme en esta aventura que de tantos colores se nos ha presentado. Espero que esto nos ayude a unirnos más, a consolidar aún más los cimientos de nuestro propio cuento y a hacer un equipo indestructible. No sé si lo peor ha pasado o está por pasar, pero intentemos no perdernos el uno al otro.

Gracias, de verdad. Gracias a los nombrados, a los no nombrados, a los que os he señalado en este escrito. Gracias y mil gracias, no hay palabras para describir tanto cariño y amor durante estos nueve meses.

Y... Helena, sal ya, no te hagas de rogar. Te esperamos mamá y papá-

Te queremos, lagartija.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.