Hombres y mujeres somos diferentes, sentimos diferente, tenemos distintas velocidades, distintos tiempos, pero en lo esencial, en lo verdaderamente importante, compartimos la misma esencia: el amor hacia nuestros hijos: lo mejor de nuestras vidas.
Guarda y conserva ese sentimiento.
Llévalo contigo allá donde vayas.
Siempre.
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