Ella leyó una de las frases que tengo tatuadas por el cuerpo admirada, asombrada, y diría que hasta maravillada.
Clavó sus pupilas en las mías, y habló:
- Debe doler mucho- dijo con gesto compungido.
- No sabes cuánto- contesté.
Creo que hablábamos de cosas distintas.
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