De mi parte, sí.
Dile que la he podido olvidar hasta donde se me ha roto el recuerdo.
Que la estuve recordando hasta que agoté el olvido.
Mientras se lo dices, te espero aquí, sentado, en esta nada.
En este dolor.
En esta fe.
En este antes disfrazado de después.
Ah, y no te preocupes.
Te guardaré las lágrimas que necesites.
Seguro que aún me sobran para los dos.
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