Ríe hasta que no puedas más, hasta soltar una carcajada y acabar con dolor de barriga.
Canta, incluso si te salen gallos. En la ducha, en la calle y donde sea. Canta con un micrófono o con un peine mirándote al espejo.
Baila dándolo todo, hasta tener agujetas. Mueve el esqueleto y haz todas esas coreografías que te surgen para cada canción.
Come lo que te dé la gana. Lo que se te antoje, y empieza por el mundo.
Besa con fuerza, con ganas y con pasión. Como si fuera la primera vez, y también la última.
Ama de verdad. Sin prejuicios, sin miedos y sin ataduras.
Y vive cada día como si fuera el último, más vale un ¿lo recuerdas? que un ¿Y si...?
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