Sin querer volver la vista.
Al frente, un salto al vacío.
Arriesgarlo y correr hacia él.
Ni un paso atrás.
Los pies descalzos.
No mirar al alcanzar el borde.
Cerrar los ojos.
Afrontar el miedo.
Lanzarse.
Sentir el viento despeinado,
golpeando las mejillas,
acariciando la piel erizada.
Sentir el cuerpo flotando.
Querer parar el tiempo.
Sin vértigo.
Sin pensar.
Sin querer.
Queriendo...
María Guivernau
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