Yo solo quiero que nunca dejes de bailar. En el espejo. Descalza en la cocina. Cuando te pises los pies. Incluso cuando deje de sonar la música.
Yo solo quiero que no dejes de reír. En nuestras luchas de almohadas. Mientras vemos películas y yo tu cara de reojo. Contándonos historias. Y lunares. Sonreír después de tantas cicatrices y un poquito de fragilidad.
Yo solo quiero que grites. Cuando no puedas más. Cuando la rabia gane por un rato. En silencio y por tus sueños.
Yo solo quiero que gimas. Cuando pase la lengua por tu pecho. Cuando encuentre tus muslos debajo de la mantita del sofá. Cuando se moje tu vestido en cualquier ascensor. Cuando quieras un poquito más.
Yo solo quiero hacerte pensar. Una batalla mental. Donde ganemos siempre los dos. Que lo mejor de discutir sea reconciliarnos.
Y muchas cervezas. De esas de olvidar la hora pero no tus labios. Besar tu ombligo hasta que sea por la mañana.
Y conseguir que tu principal motivo de orgullo seas tú. Incluso para ti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.