martes, 5 de marzo de 2019

Amistad

Un amigo es esa familia que se elije, incluso a veces no, a veces solo aparece y nace esa amistad. Se convierten en familia, en parte de ti, te complementan, te hacen crecer, te conoce, una mirada o unas líneas escritas son suficientes para saber que se cuece en tu cabeza.

Creo que es una especie de magia que nace en las personas, ver a través de una mirada, de una caricia, hasta algunos saben qué te pasa algo por la forma de tocarte el pelo... o la oreja. 

Para mi la amistad es lo más valioso que tengo en la vida, porque lo hemos creado entre dos personas, porque dos personas han coincidido en que esa magia naciera, la han cuidado, la han hecho crecer, la han mimado para que no la estropee el paso de los años, ni el tiempo, ni la distancia.... Es un hecho absolutamente maravilloso. Es algo que a veces no se puede explicar. Es más importante que el amor, ya que éste es ayudado por hormonas, y desgraciadamente el amor, cuando se acaba deja un vacío, a veces irrecuperable, pero la amistad cuesta más. No va en en el riego sanguíneo, va en la mente, en el corazón, tiene que surgir de la nada, sin ninguna atracción física... Es un proceso más complejo.

Os cuento esto, porque hoy, la teoría, mi idea de la amistad, me ha demostrado que estoy en lo cierto. Que es magia. Que si es de verdad, todo se supera. 

Te echaba de menos, tanto, que a la hora de escribirte ha sido como cualquier otro día. Me gusta hablar contigo por lo que decía antes, porque lo que tenemos es especial, porque siempre lo sacamos adelante. Porque eres mi amigo, eres mucho más que eso, eres una parte de mí. De mis recuerdos, de mis cumpleaños, de mis viajes, eres una vida entera... Mi vida. Y hoy me subiría a una montaña que conozco muy bien y gritaría lo que te quiero, que estoy orgullosa de tenerte a mi lado, ayer, hoy y siempre. Que soy tan afortunada en la amistad, que a veces se me olvida que no doy pie con bola en el amor. 

Y siempre me pregunto por qué yo. Porque tengo a tanta gente a mi lado, tan buena, tan increíble, que no me dejan caer, que no me dejan estar mal, que me obligan a luchar por mí misma, algo de lo que huyo bastante. Personas que rompen mi caparazón, porque saben que lo que hay dentro es especial, un tesoro. Y a veces, pienso que no me lo merezco, tanto amor, tanta magia junta, tanta felicidad... Y sí, valoro las cosas y a las personas, pero... me cuesta abrirme, despegar, soltar el miedo que pesa tanto y comenzar a volar. Pero con personas así, solo puedo hacer eso... Volar, y ser feliz, porque sé que nunca estaré sola.

He pensado mucho en lo que hemos hablado... Y creo que tienes razón, debo dejar de planear todo, tengo que intentar dejarme llevar, aprender que huir nunca es la solución, y que optar por una camada de gatos no es lo que me merezco, porque... ¿cómo era? Los gatos se acaban muriendo, duran lo que duran, y al final, sufres igual, ¿por qué renunciar al amor? Nada es eterno, y si has de sufrir, sufre, y aprende. Creo que es el mejor consejo que me has dado. 

Para terminar, sólo puedo decir una cosa, no entro en mí de tanto amor que recibo, y qué suerte de tenerte cerca para que me regales regalices. Lo superamos, amigo, como siempre, como tantas veces. 

Patricia Izquierdo Díaz


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