Como si subir a Chichén Itzá fuera mejor que escalar tus piernas y pudiera tardar más en recorrer la muralla china que tu espalda.
Luchas las de nuestra cama y no las del Coliseo de Roma. Y más alto me siento en tus brazos que subido a los del Cristo Redentor.
Que tus ojos brillando en tu pequeña habitación son más espectaculares que Petra.
Para qué perdernos en el Machu Pichu si tengo tu cama.
Para qué quiero el Taj Mahal si podemos hacer el amor en la arena de una playa perdida.
Hablan de siete maravillas del mundo como si te hubieran conocido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.