El viento que se cuela por tu escote,
el mar que desaliña tu melena,
las playas que te tocan con su arena,
la luna que te muerde en el cogote.
Mi vida si te agarra sigue a flote,
ser libre junto a ti es mi gran condena,
tu cuerpo es ya mi cruz, mi última cena,
tu boca a la deriva un camarote.
Me rompo si me miras con los dientes,
babeo cuando me hablas a los ojos
y hacemos el amor en nuestras mentes.
Qué más puedo decir si no hay despojos,
ni sobras, ni reproches ni excedentes.
Tu vida entera: todos mis antojos.
Luis Ramiro
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