Madrid se vuelve loca los veranos,
el sexo se respira en las terrazas,
no vamos a ser buenos ciudadanos,
manchémonos de besos por las plazas.
Los vicios peligrosos son los sanos,
no sirven castidades ni corazas,
hoy a mi corazón le crecen manos
que suben por tu falda si me abrazas.
Que siga la ciudad en movimiento,
que siga con su ruido y con su furia,
sus coches, su veneno y su alimento.
Tu cuerpo es un escudo antipenuria,
vayámonos un rato de este cuento,
cambiemos la desidia por la lujuria.
Luis Ramiro
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