La razón nunca lloró de felicidad tras un orgasmo.
CARLOS SALEM
No te fíes de todos aquellos visionarios
que te hablen de la vida sin caballos galopando en su mirada,
ni escuches a quien no alce la vista de vez en cuando
para mirarle las bragas a una estrella.
No verás a ninguno de ellos
llorando de emoción tras un orgasmo
o por una canasta sobre la bocina
del eterno segundón.
Sigue el ejemplo de los locos necesarios
que se abrochan a la vida cuando quitan un botón,
de los que encuentran a Dios al abrir tu cremallera.
Síguelos a ellos, a los que piensan que solo el amor
puede hacer que lo imposible se vuelva a repetir,
a los poetas que saben que quien tiene un lápiz
lleva un paraíso en el bolsillo.
Sigue solo a esos,
a los que buscan la hermosura
en la niebla de un poema,
a aquellos que cuando tocan una piel comprenden todo.
Y huye de quien tenga tanta razón que nunca tenga nada,
de aquellos que jamás dudan porque estarán mintiendo.
Huye de quien no crea que un lunes
tiene un callejón hacea el nirvana,
de todo aquel que no considere
que no hay niños malcriados
sino adultos que malcrían.
Y huye del hombre que no piense
que quien aparta los ojos de la pobreza
también se ha vuelto un cómplice al hacerlo,
de quien te diga que la felicidad es un crucero con pulsera
y no una muchacha con la risa floja
y ojos hambrientos de infinitos.
No te fíes de quien defienda a esos corruptos
que cuando sobra agua
se inventan un modo de vender la sed.
Y ama. Ama, aunque nunca tengas suelto.
Y recuerda que no hay peor amor
que el que no se da por miedo a que te dañen
y que ningún amor no correspondido puede matarte
salvo aquel que no sientes por ti mismo.
Conviene no olvidar que uno y uno suman uno entero
cuando de quien te enamoras es de ti.
Que cuando te caigas nadie te convenza
de que la solución está en democratizar el suelo para todos
sino en encontrar la escalera de subida hacia ti mismo
y para eso tendrás que preguntar a las baldosas sobre el golpe.
Y evitar los consejos, cualquiera que sean,
que no pongan tu corazón al frente
y olvida también estos consejos,
uno a uno, y sé feliz.
MARWAN
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