A menudo estando en casa
me sorprende un pensamiento,
una inquietud que merodea por el pasillo
como un gato sin dueño.
Pienso cosas, me imagino otras vidas.
Marcharse a otras ciudades,
viajar a otras mujeres,
es una opción que nos da el viento
cuando sopla la rutina desde el norte.
Son cosas que se piensan con el peso de los años en la espalda,
con el miedo que nos presta la rutina.
Y se piensan cosas, muchas cosas.
Tan vez otras me regalaran sexo renovado y encendido,
sudor y fibre, lunas con orgasmo.
Pero te echaría de menos
que nada tendría sentido,
ni siquiera este poema.
Salgo de la habitación en la que escribo esto en busca de mi vida, la de verdad, la que he elegido.
La encuentro allí donde siempre está,
en tus ojos, recién planchada,
con el color del porvenir.
Y dejo de pensar tonterías.
Yo quiero vivir aquí y aquí significa en esos ojos,
los tuyos, la única mirada que barre el temor.
Suele ser así, me nace una pregunta por dentro
y tú la respondes de un disparo.
No sé cómo lo haces,
algún día lo descubriré,
tal vez ni siquiera eres tú quien lo provoca,
a lo mejor es que,
simplemente,
sin teorías ni alegatos,
te quiero.
MARWAN
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