Y llegó el día en el que te tengo que decir adiós. Tengo dos caminos: el de siempre, huir a Madrid sin mirar atrás o, luchar por lo que de verdad me importa, saltándome los kilómetros que nos separan y obviando la fecha que marca el calendario.
Tras un debate interno entre mente y corazón. La mente llegó a la conclusión de que huir a mi Madrid querido era la mejor opción, centrarme de nuevo mi rutina, en mis objetivos, en mí era la opción más lógica y coherente. Pero cuando hablamos de amor, ¿hay algo coherente en ese sentimiento? Si hasta acabamos montando en unicornios de colores y vemos el mundo de color rosa. La verdad, es que tengo que darle la razón en algo. Es el camino fácil.
Pero no va complicarnos la vida y ahí estaba el corazón, también dando su opinión... Siempre huyes, siempre hay peros, siempre algo falla... Hasta hoy, ¿no? Hasta que has encontrado aquello que tanto buscabas y que incluso a veces, dabas por perdido. "No existe decías, sólo en las novelas románticas, que catalogabas como ciencia ficción". Y ahora me encuentro en medio de este monólogo. Cada momento que pasa más cerca de Madrid.
El tiempo se agota gritan al unísono corazón y mente, ¿qué vas a hacer? ¿Vas a darte la oportunidad de ser feliz? ¿Vas a darte la oportunidad de ser tú? ¿Vas a darte la oportunidad de pensar solamente en ti?
Al final tanto la mente como el corazón, pertenecen a la misma persona. Sólo a mí. Al final por mucho que me hablen, soy yo la que voy a decir.
Y si cierro los ojos y me dejo llevar... Creo que te elegiría a ti, a ti desde Madrid o desde el mar, a ti ante cualquiera, a ti en la estación que estemos, a ti... Siempre te elegiría a ti.
Patricia Izquierdo Díaz
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