Me creo más fuerte de lo que soy. Pero las cosas pasan, y es que el amor no se espera, ni se desea, ni se planea... Simplemente llega. Cuántas veces me han dicho esto y nunca lo había creído... Hasta hoy.
Yo no te esperaba, de hecho, no eras mi prioridad este verano, lo eran otros, lo era yo, lo era el propio verano, quizás Portugal. No lo sé.
Cuando jugabas al despiste, al saludar o no, al sonreírme o no... Ahí sé que me cazaste. La trampa más astuta que me han tendido. De ese momento fuiste mi objetivo, mi prioridad, mis pajaritos en la cabeza, mis mariposas en la tripa, el sujeto de mi penosa poesía... Mi novedad. Porque sólo eras eso, ¿No? Una novedad.
Aún no sé cómo pasó, pero aquí estoy, sin poder dejar de pensar en ti, con miles de monólogos interiores sobre cómo acercarme a ti. Sin darme cuenta de que ya estabas a mi lado desde el primer momento.
El primer beso sólo nos pertenece a nosotros, el primer baile, la primera lluvia de estrellas. Esos momentos que se quedan escritos en este verano tan nuestro.
Mi camino era buscar una noche, y ya está, siempre evitando los problemas, siempre huyendo, y de nuevo... No sé cómo pasó, resultó que esa noche era lo menos importante, que lo que de verdad es valioso es cada momento a tu lado, cada noche, cada tarde, cada canción...
Hoy, hoy no sé ni qué decirte... Qué si tú estás empezando a enamorarte de mí, yo estoy empezando a no huir.
Puede que esto acabe con el verano, puedo que no. No existen garantías en el amor, lo que existe son unas mariposas que me susurran cada noche que te dé una oportunidad, que me dé una oportunidad a mí misma, que olvide el pasado, el miedo, el futuro.
Carpe Diem me ruega el mundo, que los planes no siempre salen bien o simplemente no salen. Qué la vida es una, y si me preguntas hoy... Sí, la quiero a tu lado.
Patricia Izquierdo Díaz
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