Todo nos irá bien porque la vida es larga.
Vendrán nuevos amores. De éste nuestro
nos quedarán los días del recuerdo, y esas noches
en las que tanto creíamos y gozamos.
Un día no sabremos si este ansia que sentimos ahora,
este no despertarnos sin un cuerpo en la cama, la alegría
de no tener otra riqueza que unos labios
eran tan sólo el sueño de Ismael buscando la ballena.
No habrá amor más allá de nuestras manos,
de las noches contigo, del teléfono
sonando en punto cada día.
Y mañana, al caer las catedrales, cuando la tarde busque
el camino de pájaros, el último cigarro
encendido en tu boca,
podremos resumir la historia de dos nombres
en la palabra adiós. Y no seremos más la dulce sombra
de un recuerdo que ahora nos asusta.
Todo irá bien. Seremos siempre
lo mejor de la vida, la envidia de los otros,
pedazos de metralla en esta guerra de carne enamorada.
Tú me recordarás cuando contemples
a una muchacha oscura sentada en un café
que espera y fuma.
Y te recordaré de madrugada,
cada vez que despierte y esté sola. Cuando venga
la tristeza a buscarme. Cuando lea,
olvidada tu boca, cualquier libro de versos. Y no sufras.
Todo nos irá bien porque la vida es larga. Y ahora mismo
nos amamos y decimos adiós a lo que fuimos.
Así decías, de pie los dos, después de haberte amado,
en la esquina más fría de la cama.
Han pasado los años. Te confieso
que nada me fue bien.Pero la vida
se me ha hecho muy larga sin tu cuerpo.
Rodolfo Serrano
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