domingo, 16 de abril de 2023

Mi piña

 Tengo apenas cinco minutos para escribir algo. Retomar mi blog me hace ilusión pero no con estas prisas y mirando de reojo a Helena que no para quieta ni un momento.

Hace unas semanas, estoy viviendo unos días preciosos. Lo que siempre he soñado en realidad. Sentirme en familia. Formar una familia. Hacer que mi Helena sienta lo que es eso...

Me he podido quejar de disputas, malos entendidos, de broncas, de momentos puntuales tanto en casa como en el blog y de lo que yo sentía o esa situación me hace sentir. Situación o persona.

No es lo mismo elegir a una persona, que un puñado de personas te vengan dadas. Las familias no se eligen, ninguna de las dos, ni la tuya, ni la de tu pareja... Es una extensión de nosotros que la otra parte tiene que respetar y aceptar.

En mi caso, como os cuento, poco a poco, estamos creando esa familia más allá del núcleo familiar. Es decir, mi hija tiene dos familias, la de papá y la de mamá. Y así debe ser. Mi sueño siempre ha sido que mi hija viva en medio del amor por ambas partes. Donde todos podamos sumarle lo mejor de cada uno, donde ella se pueda sentir en casa. Que  conozca desde su primer día de vida lo que significa tener un hogar.

Eso, está semana, veo que lo tiene. De que ambas familias pueden disfrutar de los mismos momentos, de sus primeras veces todos juntos. ¿Cómo se consigue? Poniendo un poquito de parte de todos. De paciencia y de interés. Al final somos personas que no nos hemos dado una oportunidad, ni siquiera había surgido el hecho de conocernos más teniendo la idea de que nos veríamos en alguna que otra ocasión. Y... Las cosas como son, somos unos desconocidos los unos para los otros.

Vivir rodeado de los nuestros, ya no es sólo bueno para Helena, es bueno para nosotros. Compartir el día a día con nuestros padres, nos ayuda también como núcleo familiar. Nos sentimos cuidados, descansados ya que la tarea de criar es difícil en algunos momentos. Nos ayuda también a no olvidarnos de nosotros, a que no todo sea bebé y trabajo. 

Hacer una piña no es fácil, es cuestión de todos. Y sí, discutiremos, y sí, seguramente volveré a escribir en mi blog cosas que me incomodan, que me hacen sentir mal. Porque recuerdo a todo el mundo que es mi vía de escape. Mi marido es su móvil y sus vídeos. Para mí, mi blog es desnudarme ante el teclado. Todos tenemos días malos, todos tenemos circunstancias, momentos y personas que aunque sea sin querer, nos han hecho daño. Todos nos enfadamos, todos criticamos, todos abanderamos ser muy sinceros cuando la sinceridad, si hace daño, sobra. Está sobrevalorada. Y no voy a dejar ni de escribir lo que siento ni pedir perdón por ello. No voy a flagelarme por ser persona. No. 

Pero lo que tengo claro sí es una cosa, todo lo que pueda decir o escribir. Lo hago yo. No consiento que nadie venga a decir nada malo de mi familia puesto que a nadie le he pedido su opinión. Ni a meterse en asuntos que no les incumbe con el objetivo de vaya usted a saber.

Y para terminar cogeré una frase de unos raperos que escucha Javi y que siempre me vendrá perfecta para "Desde mi ventana": "Soy culpable de lo que escribo, no de lo que entiendes". Las letras, los libros como la Biblia, durante cientos de años se han prestado a diferentes interpretaciones. Cada lector ha querido ver algo diferente en la misma prosa. Eso, amigos, no es culpa del escritor ni por ello ha de pedir perdón.

P.D. Al final escribí este post en dos días.