domingo, 22 de octubre de 2023

Compañeras

 Hoy necesitaba salir, ponerme las pilas, empezar a cuidarme, a hacer ejercicio. A pensar en mí. Sólo en mí. Así que, me he cogido a mi bebé por la mañana y a mi perrita, y nos hemos ido a dar un largo paseo por las afueras de Leganés, a respirar el aire más puro que hay por aquí (aunque no lo sea mucho). Me he acordado de Javi. Ojalá estuviera paseando con nosotras. Pero la vida es la que tenemos, y en vez de llorar en casa, salimos a despejarnos.

Para mí, es súper necesario cansarme. Y eso que ahora es muy fácil con mi falta de oxígeno. Pero cansarme de verdad, para caer en la cama muerta, literal. Necesito no dar vueltas a las preocupaciones. Necesito ir saliendo del pozo donde las hormonas me han metido. Necesito más de mí para volver a ser yo.

Y mi hija, es la luz que nunca me abandona. Mi compañera de vida.




Mi hogar

 Hay siestas en las que sueñas. Días que acompañan a escribir un poquito mientras preparas café.

Y aquí estamos hasta que la salud acompañe. Vamos empalmando catarros y fiebres. Noches sin dormir con la peque... En fin... Vamos, que no es poco.

Es una semana dura para mi Javi en lo laboral. Él es el que arrastra de la familia. Poco se habla de la carga que lleva en sus hombros. Pero mucho... De lo que le queremos.

Y no sólo yo. Mi familia más cercana, lo adora. Siempre lo he dicho, y ver ese amor en los demás es muy enriquecedor y reconfortante.

Hemos pasado por baches, por momentos muy delicados, muy sensibles y oscuros. Seguimos en un camino nada fácil del que pocos saben y han vivido. Seguimos estando el uno para el otro. Seguimos queriéndonos como el primer día, de forma distinta, pero mucho mejor, de forma más segura. 

Y es una realidad si le llamo "hogar". Es el refugio de todos nosotros. Te quiero, Javi.




lunes, 16 de octubre de 2023

Lunes

 Hoy... Cuando me han sacado 8 tubos de sangre. Nos hemos ido de cumpleaños pero, antes... pasando por la peluquería para estar muy guapos. Sí, señor. ¡Cómo disfruto de estos momentos!

Un día agotador en el que dormir a Helena me ha costado una hora y media. El día que más cansada estás, es cuando todo se descontrola todo un poquito. Duchas, cenas, deberes. Todo sin parar. Qué saturada estoy de... (Ahí lo dejo).

Quería haceros una reflexión... Soy profe. Me gustaría colgaros mi tono de voz para que podáis ver lo que le falta a este blog: la entonación. Ver a los padres, y siendo ya madre, me ha descolocado un poco. Creo que nunca cuadraré en los cumples donde se hacen aquelarres de mis compañeras/os ni en los grupos de WhatsApp donde se elije un candidato cada día para fusilarle. 

Mis compañeros y yo, hacemos lo que podemos con hijos que han educado ustedes. Con sus capacidades, situaciones y características. Pero con la educación que viene de casa y que ha de venir de casa. Aunque haya muchos que quieran que el colegio les quite el pañal también.

Ser de infantil es la profesión menos valorada del mundo. Todos saben cuidar a un niño. Las abuelas sin ir más lejos (porque los abuelos no suelen pronunciarse) saben hacer de todo, te aconsejan hasta lo no aconsejable... Y hay alguna madre por ahí... Qué el niño no necesita tanta educación como ella.

En fin, los cumples los llevo regular, los evito. Hoy era especial, y creo que Cuquito lo merecía. El mundo de los adultos... Le llegará, siempre llega. Es más, lo deseas... Absurdo deseo.



Hermano mayor

 Ayer fue un día especial. Mi bebé se hacía mayor. Mi madre y yo estamos con las manualidades de los dos cumpleaños trabajando a tope, hoy continúo con mis cositas (fiebre, otitis, mal cuerpo, etc., etc...). Y Dani, se portó MARAVILLOSAMENTE bien. No publico nada de él, ni nunca lo haré jamás. Pero hizo de hermano mayor increíble y cuando estamos solos, papá trabaja y el tiempo no acompaña, se nos dan muy bien las tardes (cine, meriendas hechas por nosotros, juegos con Helena y Maya, hasta poner lavadoras y limpiar la casa). 

Cada etapa tiene su gracia. Se acabó la etapa de "pequeñín" y empieza la de "hermano mayor" (dedicándole también su importancia, como debe ser. Hablo desde el punto de vista de hermana mayor). 

Así que, cogí a mis chicos (Maya también) y, nos fuimos a disfrutar del último día de feria. Momentos en familia que recogí en un montón de fotos para papá, y para el recuerdo. Porque desde que soy mamá, me gustan más los niños y porque ser profe no es sólo una vocación, es una manera de vivir.




jueves, 12 de octubre de 2023

¿Se puede tener más mala suerte?

 No he dormido nada porque tengo un Dj debajo de mi ventana. ¡Bienvenido a las Fiestas de San Nicasio!

Mientras me quedaba dormida o no, iba teniendo "flashes" del día tres. Revivía todo otra vez, incluso caí en detalles que mi mente creía haber borrado. He tenido tres ataques de ansiedad en la noche. Donde las lágrimas se te saltan y no puedes respirar reviviendo una y otra vez eso. A Javi se lo conté, y me dijo que todo eran sueños o pesadillas. Como no conseguía dormir, encontré una prueba de algo que no había sido un sueño, sino, una realidad. Dura, muy dura. Javi, tenía que dormir... Y hablé con una amiga, a la que mandé y conté todo esto. Temo estar volviéndome loca... Quizás ella tenga razón, y tenga un trauma o un estrés postraumático. Aquí nadie sabemos nada de eso, pero no me veo volviendo a terapias que no sirven para mucho. Ni las mías, ni las de los demás. Coincido con ella, en que todo es tiempo. Volveré a ser yo como dije en el post anterior.

Anoche me acosté regular. Hoy me he levantado peor, como si de un catarro (otro nuevo), lo hubiera cogido. ¿Ansiedad? Podría ser. Me he mirado la saturación y 92, a veces 93. Esto ya no es ansiedad. Dolores de cabeza muy concretos, muy especiales. He sufrido de migrañas toda mi vida (herencia de mamá) y no eran migrañas. Es un pinchazo en la sien que pierdes momentáneamente el conocimiento, vómitos, tos... ¡No podía ser otra vez! Mi madre (esto pasa por contar las cosas) me ha obligado a ir al médico. Pensaba que la señorita de la Comunidad de Madrid había quitado esa clase de médicos. Por supuesto me he ido con mi bebé, que también tiene una pequeña recaída en su salud (ha salido a mamá, claro está). Todo apunta a una recaída o una reinfección del propio covid que se ha propuesto no abandonarme.

¡Error garrafal! Mirar Google.

"La reinfección por el virus que causa el COVID-19 ocurre cuando uno se infecta, se recupera y se vuelve a infectar. Una persona puede reinfectarse varias veces. Las reinfecciones son con frecuencia leves, pero puede haber casos de enfermedad grave. Si se reinfecta, también puede propagar el virus a otras personas".

Y eso que yo no he dejado de dar positivo. Y, valga la redundancia, quieren que yo sea positiva con este desgaste que tengo. Emocional y físico. Desde el martes, he perdido algo más de tres kilos. Y aún quieren quitarme de la cabeza que no hay algo más. Simplemente con esto... ¡estoy apañada! Es más, todos los que conviven a mi lado, tienen bajones también.

Seguiré escribiendo esta noche, la peque despertó y dijo su frase favorita... ¡Ya está!



miércoles, 11 de octubre de 2023

¿Puedo hacer algo por ti?

Hoy sí, hay dos entradas. Primero gracias a más de 300 personas que esta semana se ha sumado a "Desde mi ventana". Guau. Sólo puedo decir eso y estar eternamente agradecida.

Hoy, me he levantado a las siete de la mañana. Me he arreglado porque mi hija no es de las que madruga. He arreglado toda la casa. He escrito a Javi, para ver qué tal la mañana y me ha pedido que bajara a verle. 

Dar vueltas y vueltas a las cosas. Estar hablando o escuchando audios de mis amigas, te reorganiza un poco la mente, pero... Lloras. Sin motivo aparente y sé que es hormonal. Lo sé, y es algo que estoy esperando que pase. Qué todo se normalice.

Después de agradecer en el anterior post a mis amigas. Quiero agradecer a mi marido todo lo que hace por mí.

Le escrito cómo me sentía hoy. Sabéis que me expreso mejor escribiendo que hablando. No para molestarle... Le he escrito más por mí. Para que sepa cómo estoy al llegar a casa. Y porque escribir, ya sea para él o para mí (mi blog), me ayuda. La simple pregunta de... "¿qué puedo hacer yo para ayudarte? Dímelo y lo hacemos", me ha parecido el gesto más bonito desde hace mucho tiempo. Fijaros con lo que una es feliz. Con nada. Yo no necesito dinero para ser feliz. Necesito la energía que me da mi casa, los míos. 

"Es sólo este tiempo. Volveré a ser yo. Lo prometo. Más vale que el bajón lo tenga sola que cuando estés tú", he respondido. Nadie se merece a una persona triste y deprimida al llegar a casa después de un duro día de trabajo. Aquí todos ponemos de nuestra parte. De eso se trata, ¿no? 

Y sí, volveré a ser yo. A su debido tiempo. Cuando las cosas se calmen. Cuando las malas noticias no dejen de llegar y cuando vuelva a ser la princesa de hielo que siempre he sido y no la princesa llorona, que llora sin un motivo claro.

A veces, has de tocar fondo para volver a subir a la superficie. Y el paseo con mi hija y mi perra, vestidas de fiesta (San Nicasio), me ha aliviado bastante la ansiedad. Hacer ejercicio aunque sea con vestido, me ayuda. Hacer deporte es mi energía, mi cura. Y estoy deseando curarme para volver a ello. 

Y por una vez, maquillarme, no ha estado tan mal... Venga, venga, qué en nada vuelvo a ser yo... A fuerza de voluntad y a cabezonería, no me gana nadie. Sé que voy a estar bien. Lo sé.



Os quiero... Tanto...

 Tengo amigas pesadas. Muy pesadas. Pero es que las quiero tanto. Hacía mucho tiempo que no ponía que... Soy muy afortunada en amigas. Te escriben cosas bonitas, te hablan de su vida para evadirte de la tuya... "Tienes mi WhatsApp abierto para enviarme un podcast ilimitado de minutos". Tienes toda mi atención, si quieres opino o sino sólo te escucho. 

Amigas que te dan la carta para que elijas, pienses y encuentras la manera de expresarte. Amigas con paciencia infinita que no te exigen nada. Sólo apoyo. Sólo estar. Echarse en el suelo si es que necesitas echarte y llorar. O si simplemente hoy no te apetece levantarte. Amigas que te dan el espacio necesario para que estés bien, que te cuidan en la distancia. Qué tienen y sino, buscan, las palabras que necesitas... Porque te conocen, saben cómo activar tus teclas, como encaminarte... Son años de convivencia. Son años de amistad.

Sólo puede estar agradecida de tener a la gente que tengo a mi alrededor desde hace muchísimos años... Toda una vida. Qué han vivido conmigo los peores años, que han visto como he crecido, como me he enamorado, como he sido mamá. Como he madurado y como sigo adelante con mi mochila llena de problemas y traumas... Qué no han necesitado escuchar, que lo han vivido en mis propias carnes. 

Gracias, por saber cómo voy a actuar mucho antes de que yo lo haga. Por apoyarme en mis fallos y errores, alegraros por mis avances y por cuidarme. Por sentirme tan querida, ¡qué también lloro por esto! 

Gracias por tener la mejor familia que puedo elegir y que sin duda, me eligen a mí.



martes, 10 de octubre de 2023

Recuerdos de Facebook

 Hoy me salen en Facebook los recuerdos más bonitos que podía ver. Y me han llevado a esos días de luna de miel. En otro momento, no me hubiera tocado tan sensiblemente... Pero, lo reconozco, estoy muy blandita. 

La luna de miel es más bonita aún que la boda. Muchos pensaréis que no. Pero en la boda no dejas de tener muchas preocupaciones y miedo de que todo salga bien, que todos estén a gusto. Y en la luna de miel, eres tú y él, y él y tú. Sí algo falla, se considera anécdotas para la historia de la pareja, con la que años atrás, te ríes. Son recuerdos bonitos que rememorar.

En las fotos, veo más que a una pareja, a un equipo que se movía a la vez, fluía con mirarse. Sin preocupaciones, un equipo con objetivos fáciles, y volcados el uno en el otro. El inicio de una historia de amor, vaya. Y también me parece algo muy muy muy lejano.

Recordar el inicio, me da nostalgia. Ese tiempo era mejor en el sentido que no teníamos tantos frentes abiertos y todo iba más sencillo. Pero creo que también, el habernos hecho tan fuertes en el principio es lo que ahora hace que sigamos unidos.

Discutimos más. Estamos agotados (trabajo, niños, economía, etc, etc) pero estamos. Y eso es difícil. Estar. Hemos cambiado, los dos, pero sigue estando el equipo que se creó hace tres años. Y sigue mereciendo la pena.

La convivencia es otro tema. Desgasta también. Pero como vi en un vídeo de Instagram, las peleas, discusiones, incluso el estar uno harto del otro, no son obstáculos para seguir juntos. Tenemos algo más que amor, tenemos un futuro, unos objetivos, unas metas, un plan para el resto de nuestras vidas que salva aquello que el amor, muchos días no llega. Donde hay días y días que detalles, que el cariño, se queda escaso. Donde la comprensión y empatía desaparecen. Hay algo que no tiene nombre, donde, a pensar de todo y todos, sigues apostando por esa persona. Por esa familia que has creado, por esos recuerdos que aparecen en Facebook.

Siento la estabilidad que da estar en el salón viendo la tele, aunque cada uno vea lo que quiera. Es... Estar en casa. Lo que te hace bien. Aunque por la noche me asalten muchas dudas y preguntas. Pero yo soy así... Nunca estoy demasiado segura con nada ni con nadie. Lo de relájate y déjate llevar... No he sabido hacerlo nunca. 

Cada uno con sus cosas, cada uno con sus mundos, cada uno con sus caminos y su individualismo. Cada uno con sus mochilas y traumas. Pero juntos.



Todo sale

 Sabíamos que en algún momento ocurriría, pues... ¡Pum! He petado. Me han llamado para ir a recoger más cositas que nos vienen bien (aunque a mí, esto me crea mucha ansiedad, ya sabéis que voy por la vida haciendo oídos sordos a los microinfartos que me dan en el pecho). Me he ido al banco, a gestiones. ¿Os acordáis que ayer dije que hoy sería un día de quedarse en la cama acurrucada junto a mi bebé? Es mentira. Esos privilegios no están hechos para mí. 

A las 8 de la mañana, me disponía a salir por la puerta para hablar de mis cosas con la doctora. Casi hablo más con ella que con mi marido. Al parecer, ha decidido que la cita sería mejor telefónicamente porque... Oye, ¿quién sabe? Mejor prevenir que curar y más ante mi caso extraño. Que por cierto, cada día somos más.

Tras pasear por todo Leganés con mi carro, pararme con todo el mundo porque hoy era el día de ver a todos los que no había visto desde antes del verano... He llegado al banco a esperar hora y media de pie. ¿Qué ha pasado? De nuevo las palpitaciones, y un mareo con dolor de cabeza... No, me niego a caerme en redondo... Después de haberme solucionado... Nada, he ido a por mis chicas, y sí... Me he caído en redondo.

Todo sale. Todo. Absolutamente. El cuerpo ha dicho "basta". Ahora mismo... Me duele todo, me duele la cabeza, el cuerpo, hasta las uñas de los pies. ¡Horroroso! Y como todo, se ha quedado en casa. Después sí que he llamado a Javi, una vez que estoy bien. No hay necesidad de molestar ni preocupar a alguien que está trabajando.

Esta tarde me la quiero tomar de relax. Estar en casa o salir a dar un paseo, con mi hija, mi marido y mi perra. Necesito tiempo en familia. Mi familia. Necesitamos tiempo de estar solos, de cuidarnos y de no olvidarnos. Yo soy la primera que coge su camino y vuela. Se saca sus castañas del fuego, baja a los infiernos tan rápido como sube al cielo. Esa independencia, a veces, se paga caro.



lunes, 9 de octubre de 2023

Verano de San Miguel

 Le estoy volviendo a coger gusto a esto de escribir sola, por las noches, mientras mi Helena, por fin, duerme.

Realmente, la que escribe... Soy yo. Yo en mi estado más puro. A solas, delante del teclado me permito romperme. Aunque... Desde que sé a quién llega mis palabras, me corto bastante a la hora de escribir lo que realmente quiero decir. 

La sinceridad está sobrevalorada. No tenemos por qué contar ciertas cosas por mucho que las pensemos. Y las pensamos... Y las gritamos a voces, en nuestro interior. Y querría escupirlas en mi blog. Pero no puede ser... La libertad absoluta... Tampoco existe.

Llevo un tiempo descubriendo que muchas cosas por las que he luchado y he creído a pies juntillas, se han esfumado de mi lista de valores... Empatía, sinceridad, libertad...

He decidido tomar este camino sola. Muy sola. Me quedan un montón de sorpresas por descubrir si es que se puede llamar así. Pero hoy... Haciéndome unos análisis que iban a contar muchas cosas, me rodaban lágrimas incontrolables por las mejillas. Los momentos de médicos, se han vuelto mi momento. Mi rato de estar a solas, de estar asustada, de permitirme ser débil, frágil. Me permito ser humana. Una vez atraviese la puerta del ambulatorio... Volveré a ser yo... A la que preguntan qué tal y respondo que todo bien. Porque así ha de ser. Porque lo mío es mío, y el dolor que yo pueda sentir, así lo es.

Quiero gestionar todo lo que pueda venir yo. Quiero que lo que se cuente, la información que se pueda dar.. la controle yo. Y seguramente... Guarde más de lo que diga. Porque hablar nunca se me dio bien. Y ahora, escribir... Tampoco. 

El sábado hice algo de lo que me arrepiento. Y que seguramente me pase factura y me esté arrepintiendo cada día día de mi vida. Esto sí que lo hablé con Javi... Con sus vídeos de fondo... Algo que me incomoda muchísimo... Porque me parece un falta de respeto, además, de que ya de por sí... Me cuesta expresar lo que siento. Para mí es un gran esfuerzo para que la otra persona tenga de fondo lo que realmente le interesa. Y lo que me dijo es... "No deberías castigarte tanto". Nadie se castiga... Pero reconocemos errores y aprendemos. Sólo eso. Lo que está hecho, hecho está.

Sigo teniendo el miedo de ayer, algo más. Me sigo sintiendo insegura, me sigo mirando al espejo y sigo sintiendo el mismo rechazo. Nada cambia y empiezo a dudar que sea tiempo lo que necesite.

Mañana, me he propuesto que en cuánto venga del médico, me dedicaré a mí bebé, que es lo que más me gusta en el mundo. Y si se tercia... No salir de la cama. La gente me agobia, me ahoga. Y no es culpa de nadie. Es que a veces, simplemente, quieres estar encerrado en ti y ya está. Sin más. Sin contar con nadie más. Y pasarlo como un mal catarro. 

Este catarro está durando lo que está durando el veranillo de San Miguel.



domingo, 8 de octubre de 2023

Sin latido

 Sigo con mi procesión, con mi luto, de perder a algo dentro de mí o... de que aparezca. Mañana presiento que será un día raro, no quiero aventurarme a pensar nada. No quiero que me digan nada. Soy de las que prefieren vivir en la ignorancia, tranquila. No necesito saber más de lo que sé. Eso es algo que Javi agradece mucho. No pregunto. No presiono. Él sabe que lo que quiera contarme, es lo que necesito saber. También sabe que mi opinión es mía. Y me la guardo... Porque... También sabe que es inamovible.

Tengo respeto al día de mañana. Todo puede empezar o todo puede acabar. Llevo todo el día dándole vueltas dentro de mí silencio. Javi se merecía un día de libranza tranquilo, y eso es lo que he hecho. Lo que hago siempre, quedarme dentro de mí.

Hemos salido y eso, también lo he agradecido. Hemos ido a ver a unos amigos, y agradezco que no salga el tema estrella, porque así lo necesito. Guardarlo en el cajón más profundo que tenga, y dejarlo ahí. En esa mochila que pesa ya demasiado. Lo he pasado bien, pero no voy a mentir, ya no soy la de antes. Y mira que finjo muy bien. Esto de estar en el mundo porque es lo que toca, sin ninguna motivación, solo haciendo lo que debo, quita magia a cualquier cosa o cualquier plan. Ha sido un día dedicado a Javi. Sé perfectamente que él también lo necesita y lo de cuidarnos, venía en el contrato... En lo bueno y en lo malo. Sé que tengo que hacer, sé dónde debo estar aunque mi corazón haya dejado de latir. 

Es una sensación rara de pérdida. Es perderse a uno mismo, con lo que es aún más raro. No sé por qué ha salido algo de este tema con Fito. Dudo que lo haya notado o es que no finjo tan bien como me creo... No me reconozco en el espejo. Empezando por mi cuerpo. Entrar en una 38 a duras penas... No me siento bien conmigo misma. Es la sensación que he tenido, ya conocida, toda mi vida. Es darte asco ante tu propio reflejo. Es despreciarte por ser tú y eso siempre fue así, soy mi peor enemigo. Lo sé. Y también sé que tu cuerpo cambia cuando eres mamá y que también se pierde en medio de tantas batallas y tantos problemas. Como yo... Perdida en medio del caos y descubriéndome porque no me conozco. Nunca había sentido ésta frialdad ante la vida. He estado enfadada, deprimida, he deseado no estar aquí... Pero he sentido. Y ahora mismo, no. Creo que estoy algo rota o quizás que necesite tiempo para mí. Y eso, siendo madre, suena egoísta. 

Aún no me voy a preocupar de esto. Voy a darme una tregua a mí misma. Helena me necesita, me necesita a mí, entera, sintiendo... Aunque ella hace que me revolucione y vuelva a aparecer la que a veces se pierde en sí misma.

Estando así solo tengo inseguridades, miedos y malas intuiciones, seguramente erróneas. Vivo en una especie de suspense... que empieza a durar de más.



Entre llamadas


 Odio el teléfono. Todo el mundo lo sabe. No me gusta sentirme esclava de nada ni de nadie. Y hoy lo he sido de un montón de llamadas de un mismo número y de diferentes extensiones. Sólo malas noticias, posibles malas noticias y en el mejor de los casos, regulares.

Una ya no conoce el encanto de la vida. Aunque siempre diré, que mi color favorito se llama Helena. Ella pinta mi sonrisa cada día. Mis ganas de vivir y me devuelve la capacidad de sentir.

Sin ella... Todo lo demás es anodino. Pierde su forma. Pierdes la visión de todo. Estoy pensando en algo que muchos pueden opinar que es algo macabro. Estoy pensando en que, por casualidades de la vida, yo faltara... Javi terminaría rehaciendo su vida, que está bien y más con lo joven que es. Mis padres, tendrían que continuar con sus vidas, por su hijo, por su nieta. Pero quedarse sin madre... Un bebé que jamás la recordaría... Ni sabría el gran amor que siento por ella. Eso es muy injusto. Ahora que soy madre... Sé que el amor de una madre es inigualable a cualquiera. Es un querer absolutamente distinto... Es un anexo de ti. Es mucho más que eso... No hay palabras que puedan describirlo. Os lo prometo. Hay que ser madre para poder hablar de ello con conocimiento.

Es el lazo que me une a la vida, a las ganas de vivir. Porque, hay un momento en que estás saturada. Lloras y lloras, y te exilias del mundo por voluntad propia. Vives al límite, y eso es agotador. Buscas la soledad de tu tristeza. Pero mi bebé no te deja hundirte, porque tienes que seguir... Por ella. Hable de lo que hable, es ella el fin, el objetivo, la meta, el motivo y el origen.

 Me siento agotada, asfixiada. Siento que algún día explotaré y no tardando mucho porque no tengo tanta capacidad para hacer frente a todo. No soy WonderWoman. Pero sí que llevo escudo, llevo el frío por lema y el hielo por bandera. Porque con anestesia, todo duele menos. Todo se siente menos. Y entre tantos frentes, entra algo de aire.




sábado, 7 de octubre de 2023

Mi partida perdida

 Hoy he hablado con una conocida, que jamás hubiera pensado que la iba a contar todo lo que la he contado. Creo que lo he hecho... porque es una persona a la que poco le importo, ya que no somos amigas no creo que lo seremos nunca. 

Después he llorado más de lo que cabría esperar. He llorado más que el martes. Más que todos los meses atrás. Y escribiendo esto... mis lágrimas vuelven a saltar. Mis emociones están a flor de piel. Intento tapar lo que ha de salir. Y me siento rota y sola. No sola de estar sin nadie que te apoye. Sola... porque es un camino que debo recorrer yo. Porque todos lo ven y lo seguirán viendo desde la barrera. Todo esto quedará en el olvido para todos, menos para mí... La gran pregunta, la gran polémica de este tema, ahora vive dentro de mí. En mis noches, en mis sueños, en mis días... y en mi cuerpo.

Cada día se me hace duro convivir con esta parte, hasta ahora desconocida partes mí. Hay cosas que duelen y seguirán doliendo mucho tiempo en el silencio de mi corazón. Guardadas bajo llave, ya que será pasado y debemos avanzar. Sólo que hay experiencias... qué te hacen avanzar de forma diferente. Cambiándote a ti, cambiando tu vida, dando un giro inesperado y dejándote en shock.

La mujer fría que también vive dentro de mí, tampoco sabe gestionar este tema. Anda perdida entre tanto frente abierto, entre tanta herida abierta y entre tanta lágrima de dolor.

Quizás sea la conciencia... o la lucha entre el deber y el deseo. El desgaste emocional, el estrés de los días o la impotencia que siento ante aquello que no está en mi mano. El no poder elegir porque la vida ya tiene una una elección.

Parece exagerado... pero ojalá os pudiera contar el que se ha convertido en mi gran secreto. Cómo dije ayer, Javi solo me acompaña como mero espectador. Y por mí bien, nadie sabrá nada... 

Hay cosas que te cambian. Qué ya, aunque quieras, jamás serás la misma. Este tema... ha acabado con mi poco romanticismo por la vida. Ha matado a la empatía, al positivisimo, a la depresión... ha acabado con las emociones, ha parado al tiempo y me ha parado a mí. Creo que me muevo por inercia, que nadie pilota mi cuerpo y que estoy haciendo algo que juré que nunca haría con mi bebé, y es convertirla en el centro de todo mi mundo y todo mi ser. Me he dejado a un lado... me he paralizado. Y es algo que acarrearé toda mi vida.



jueves, 5 de octubre de 2023

Desgaste

 Estoy desgastada. Muchos días de médicos, muchos días de incertidumbres, muchos días de estrés... qué todo sale... y nada se queda dentro. 

Estoy más antisocial de lo habitual. Más sensible, me molesta todo bastante, y cuando digo bastante, es mucho. Me agobia la gente. Estoy algo inestable, fría y a la vez muy blandita.

Fría en cuanto a quién me rodea. Al móvil, a quien escribe todos los días, fría en redes sociales... y en mi casa, en mi intimidad... es fácil verme que se me salta las lágrimas en cualquier momento. 

Solo mi marido sabe por lo que estoy pasando. Y... por alguna razón, no es con él con quién me permito desahogarme. Hay cosas que nunca cambian, y necesito mi soledad para soltar toda la mochila que estos meses me he ido creando. 

Mi bebé es la medicina que me tiene aferrada, más que nunca, a la vida. Mi bebé es mi último pensamiento del día... y el primero. Mi bebé se ha convertido en mi centro, en mi mundo, en mi todo. Y sí, la maternidad es dura, y a veces lloro también por no saber llegar a todo, por sentirme cansada, sola e impotente. Pero ser madre es lo mejor que me ha pasado en la vida. Es el sueño cumplido.

Pero no puedo evitar sentirme agotada, exhausta, débil... me duele todo y no sólo físicamente. Siento que el corazón muere en cada latido, que el aire no abre mis pulmones. He aprendido a convivir con la ansiedad. Se ha vuelto mi compañera de batalla, una relación tóxica que no me da miedo. He dejado de tener miedo, y hablo del miedo personal. Mi mayor miedo es mi mayor amor, Helena. Con ella sí que pierdo la razón, desconozco a la ansiedad y no sabía de esta parte de mí que ama con garra, fuerza y descontrolado.

Estoy en esa montaña rusa que me tiene algo loca e irracional. Qué es capaz de mostrarme todos los sentimientos por muy opuestos que sean, a la vez. Esa montaña rusa, que me hace llorar, reírme, ser tan intensa como fría... y así cada noche me acuesto, pensando en todo y en nada. Sintiéndome más sola que nunca, porque nadie puede ponerse en mi piel. Cada día estoy más convencida de que la empatía no existe, porque yo soy única, y todos somos únicos, y cada uno siente a su manera, cada uno afronta a su manera. Y está bien. Solo debemos abstenernos en opiniones y comentarios. Y dar ese espacio que algunos pedimos a gritos y nadie parece escuchar.