sábado, 31 de agosto de 2013

Una lágrima por palabra

Son sus ojos, es su mirada, es su forma de hablar, de tocarme, es el ritmo de su respiración cuando está cerca de mi, es más que un amigo, es menos que un amor, no sé lo que es... que no puedo olvidarlo, que no puedo zanjarlo, que no puedo seguir adelante... que está ahí. Y de nuevo, es un no... Un "no siento lo mismo", un "esto no puede ser", otra vez un no...
Las palabras no salen tan rápido como las lágrimas, las palabras duelen, y las lágrimas desahogan. Duele el vacío, duele todo el cuerpo, mata cada nervio que hay en él, te quedas en posición fetal agarrada a la almohada, la única que no te falla cada noche y que alimenta tus sueños acompañándote en ellos.Mientras tus lágrimas caen derramadas en ella sin más, sin quererlo, sintiendo que tu vida se vuelve a desmoronar, que ya no hay sueños ni ilusiones, ni fe... solo sufrimiento, solo soledad, solo culpabilidad... ¿qué falla? ¿Por qué sigue habiendo un "no"?
Si nos olvidamos de sentir... si nuestros sentimientos se apagan... si nos convertimos en hielo, ¿entonces qué? ¿Seguiremos siendo persona? De momento, soy algo agarrado a una almohada derramando lágrimas por cada palabra.


viernes, 30 de agosto de 2013

John Lennon

"Nos hicieron creer que el “gran amor”, sólo sucede una vez, generalmente antes de los 30 años. No nos contaron que el amor no es accionado, ni llega en un momento determinado.
Las personas crecen a través de la gente. Si estamos en buena compañía, es más agradable.
Nos hicieron creer que cada uno de nosotros es la mitad de una naranja, y que la vida sólo tiene sentido cuando encontramos la otra mitad. No nos contaron que ya nacemos enteros, que nadie en la vida merece cargar en las espaldas, la responsabilidad de completar lo que nos falta.
Nos hicieron creer en una fórmula llamada "dos en uno": dos personas pensando igual, actuando igual, que era eso lo que funcionaba. No nos contaron que eso tiene nombre: anulación. Que sólo siendo individuos con personalidad propia, podremos tener una relación saludable.
Nos hicieron creer que el casamiento es obligatorio y que los deseos fuera de término, deben ser reprimidos. Nos hicieron creer que los lindos y flacos son más amados. Nos hicieron creer que sólo hay una fórmula para ser feliz, la misma para todos, y los que escapan de ella están condenados a la marginalidad. No nos contaron que estas fórmulas son equivocadas, frustran a las personas, son alienantes, y que podemos intentar otras alternativas.
Ah!, tampoco nos dijeron que nadie nos iba a decir todo esto... cada uno lo va a tener que descubrir solo. Y ahí, cuando estés muy enamorado de tí, vas a poder ser muy feliz y te vas a enamorar de alguien.
Vivimos en un mundo donde nos escondemos para hacer el amor… aunque la violencia, se practica a plena luz del día..."

jueves, 29 de agosto de 2013

Mis cuatro paredes

Vuelvo a escribir tras unas largas vacaciones, y es que cuando pasas demasiado tiempo entre cuatro paredes, las musas llegan y te inspiran, te llevan a pensar, a reflexiones, a recordar, a sentir...
Y es que a nadie engañas cuando estás a solas contigo misma, lo que sientes y lo que ocultas, eso lo sabes tú. A solas, no fingimos, nos desmoronamos, echamos de menos una compañía, un alguien a quien utilizar para fingir y demostrarle que nada pasa y nada importa, que estás bien... En realidad, ¿para quién actuamos? ¿Para el público o para nosotros? Pues no lo sé.
A veces, nos da miedo estar solos por estas cosas, porque todos los demonios del pasado regresan, porque los capítulos sin final continúan en un presente donde ya no hay lugar para ellos, incordiando a que nuestro futuro llegue. Porque hay personas que no nos dejan avanzar, porque siguen las mismas piedras del camino, porque  todo es tan difícil, porque todo aunque bebas, te vayas de vacaciones, te drogues, finjas ser quien no eres... Todo, a solas, sigue estando ahí.


jueves, 1 de agosto de 2013

CAPÍTULO 3

RECUERDOS DEL PRESENTE
CAPÍTULO 3

Nelson vivía en un estudio muy pequeño en el centro de Londres. Le conozco desde que me trasladé aquí a vivir. Fue mi primer cliente, a quien instalé un pequeño radiador de calefacción azul. Se lo instalé yo mismo, de eso hace algo más de ocho años, desde entonces, fue él quien me presentó a sus amigos, y me integró en la gran ciudad. A los pocos meses de conocernos, me ofreció una cama, para que pudiera dejar la pensión donde me había instalado al llegar a cambio de ayudarle con las facturas. Probablemente la pensión más barata, cutre y antigua de todo Londres, pero era lo que me podía permitir, ya que no sabía cuánto tiempo iba a quedarme allí viviendo. Por suerte, y gracias a Nelson, fueron nada más que tres meses.
Su casa no era gran cosa, como he dicho un pequeño estudio, pero suficiente para los dos, y bastante económico en cuanto a los gastos.
Cuando empecé a ganar dinero y creé mi empresa, decidí independizarme. Reconozco la suerte que he tenido, porque no todo el mundo en tan solo diez años, llega donde he llegado yo, a mi nivel económico. Claro que la soltería y el no gastar, ayuda bastante.
Le toqué el claxon para que saliera del portal, el horrible frío de enero, no te permite estar mucho tiempo en la calle. Le vi saliendo corriendo hacia mi coche. Vestía como siempre, una camiseta acompañada de unos vaqueros y unos playeros bastante usados y antiguos.
- ¿Es posible que algún día te vistas bien?
Él no me contestó, no era la primera vez que teníamos esta conversación, de hecho cuando vivíamos juntos, le intenté cambiar su forma de vestir, pero fue en vano. Jamás abandona sus tejanos.
- ¿Te importa?
- Depende. Si quieres ir a ese local a probarlo, bien. Pero te conozco, vas a ligar, y ya te digo que así, ligarás como siempre. Nada.
- Es cierto, es mejor ir vestido de viejo.
- ¿De viejo? Este traje me ha costado 200 libras, traído especialmente de Italia, a medida para mí.
El local no estaba lejos, aparqué lo más cerca de la puerta que pude, bajamos y nos dispusimos a entrar. El local no era gran cosa, un típico pub inglés, donde se sirve cerveza y más cerveza acompañada de frutos secos. Era un pub algo oscuro, tan solo se veía con claridad la barra. Una larga encimera de madera. Detrás de ella, tres bellezas de chicas, una morena, una castaña y una rubia. Especialmente no me siento atraído por las rubias, pero eran las tres guapísimas, dignas de ser admiradas por todos los hombres que iban pasando por allí haciendo su pedido.
Cogí una mesa cerca de una gran televisión colgada en la pared, hoy era día de fútbol y me apetecía ver como jugaban.
- Alex, voy a pedir algo, ¿lo de siempre?
Asentí con la cabeza, mientras miraba como los jugadores de fútbol luchaban por conseguir la pelota. Rápidamente noté a Nelson que me traía mi tercio de cerveza fresquito, justo como a mí me gustaba y el su ron con mucho hielo.
- ¿Cómo van?
- A cero, acaba de empezar.
- ¿Te has fijado en las chicas? Son guapísimas. Me gusta la rubia, y además creo que me ha puesto ojitos.
- Sí, no están mal. – dije sin dejar de mirar la tele.
- ¡Eh! ¡Oye! ¡Hazme caso! ¿Qué pasa? ¿Te has vuelto gay? Te conozco y sé que no pierdes oportunidad de poder estar con una tía.
- Sí, pero hoy no me apetece, además, quiero darte ventaja, total las tres querrían conmigo, ¿quieres la rubia? Inténtalo, venga.
- Eres un creído.
Me apresuré a beber mi cerveza, estaba muy cansado ese día. Cuando me fui a levantar a por una segunda, una chica que estaba apoyada en la barra se me acercó. Típica chica inglesa, ojos azules, rubia y algo pálida, pero con bonitas facciones. Nelson nos miraba, y decidió que era momento de despejar la mesa, y levantarse a por otra consumición. Y de paso intentar algo con la camarera rubia.
- Suerte Romeo. – le grité desde mi posición mientras pagaba nuestra cuenta.
Salimos del local, e invité a la inglesa a montar en el coche.
- ¿Cómo te llamas?
- Como tú quieras cariño.
- Está bien, hoy será la primera y última vez que te vea.
La chica empezó a reírse a carcajadas y exageradamente. Arranque, y las ruedas derraparon en la nieve, mi destino, mi casa y mi cama.

Agosto

Ya entramos en Agosto, el mes de mi cumple, el mes de las vacaciones, en concreto las mías empiezan el mismo día de mi cumple, el 3.
Normalmente la gente tiene depresión post-vacacioneal, yo la tengo antes... Y es que este mes de julio, ha sido intenso, muy intenso. Podría contar con los dedos de una mano los días que me he quedado en casa sin hacer absolutamente nada. Este verano he disfrutado al máximo posible, todo lo que he podido y más. He buscado mi felicidad ahí fuera, y la he encontrado.
Ahora, me meto en un pueblo, del que muchas veces no me doy cuenta de lo que me gusta hasta que estoy allí, pero me faltan tantas cosas... me falta todo lo que tengo aquí y me sobra todo lo que está allí.
Me sobran ojos controlándome a cada momento, me sobran horas familiares, me sobran gente cuchicheando sobre todo lo que haces, me falta alguien que me acompañe a mis sitios secretos y ser feliz.
Es triste, sí, lo es. Tenerlo todo y no tener nada. Necesitar más de la cuenta a tus amigos, porque no sientes que nadie más te llene como ellos, tenerlos lejos, es como ir corriendo hacía un precipicio sabiendo que caerás seguro, ya que se rompen todos tus pilares que te sostienen bajo los pies. Es el vacío. Es un vacío que tira de ti hacía abajo mientras tú pides ayuda a pleno pulmón, y no hay nadie que tuerza la vista para salvarte. Espero que se pasen rápido... aunque eso signifique que llegue Septiembre... y haya que volver a empezar.