lunes, 24 de abril de 2017

Es mejor no haber visto nada

Cuando estás mal, cuando lo ves todo negro, cuando no tienes futuro, cuando no tienes nada que perder, cuando... cada instante es un peso enorme, insostenible. Y resoplas todo el tiempo. Y querrías liberarte como sea. De cualquier forma, de la más simple, de la más cobarde sin dejar de nuevo para mañana este pensamiento: <<Ella no está.>> Ya no está. Y entonces, simplemente, querrías no estar tampoco tú. Desaparecer. Plaf.

Sí, ese día hubieras querido encontrar a uno de esos magos: colocan un pañuelo sobre una paloma recien aparecida y, paf, de repente ya no está. Ya no está y basta.[...] Ha pasado el tiempo. Dos años. Y ahora saboreo una cerveza. Y acordándome de cómo me hubiera gustado ser esa paloma, sonrío y me siento un poco avergonzado.

Un inmenso ruído envuelto en silencio.

O la cerveza se me ha subido o es ella y sus preguntas las que hacen que la cabeza me de vueltas. O el dolor de ese amor aún no olvidado. Ya no entiendo nada.

No hay nada peor que quien espera algo... y no encuentra nada.

El amor, en cambio, es cuando no respiras, cuando es absurdo, cuando echas de menos, cuando es bonito aunque esté desafinado, cuando es locura... Cuando sólo de pensar en verla con otro cruzarías a nado el océano.

Son tantas las cosas que echo de menos... Pero hoy tengo ganas de no pensar.

Eran otros tiempos. Tiempos de amor.

Basta. Estoy fuera. De los recuerdos. Del pasado. Pero también estoy perdido. Antes o después las cosas que has dejado atrás te alcanzan. Y las cosas más estúpidas, cuando estás enamorado, las recuerdas como las más bonitas. Porque su simplicidad no tiene comparación. Y me dan ganas de gritar. En este silencio que hace daño. Basta. Déjame. Ponlo de nuevo todo en su sitio. Así. Cierra. Doble vuelta de llave. En el fondo del corazón, allí, en aquella esquina. En aquel jardín. Algunas flores, un poco de sombra y después dolor. Ponlos allí, bien escondidos, te lo ruego, donde no duelan, donde nadie pueda verlos. Donde tú no los puedas ver.

Qué difícil es olvidar las cosas bonitas.

En algunas ocasiones, los demás no existen. Y ésta es una de esas ocasiones.

No hay nunca un porqué para un recuerdo; llega de repente así, sin pedir permiso. Y nunca sabes cuando se marchará. Lo único que sabes es que lamentablemente volverá.

Entre ruinas del pasado y el placer del presente.

Cuando pierdes el tiempo al teléfono, cuando los minutos pasan sin que te des cuenta, cuando las palabras no tienen sentido, cuando piensas que si alguien te escuchara creería que estás loco, cuando ninguno de los dos tiene ganas de colgar, cuando después de que ella ha colgado compruebas que lo haya hecho de verdad, entonces estás perdido. O mejor dicho, estás enamorado, lo que, en realidad, es un poco lo mismo...

Y en un instante recuerdo todo lo que no he podido decirte, todo lo que hubiera querido que supieras, la belleza de mi amor. Eso es lo que hubiera querido demostrarte.

Solo con el destino de mi pasado.

Y la miro. Pero no la encuentro.

Entonces voy a buscar esa película en blanco y negro que ha durado dos años. Toda una vida. Esas noches pasadas en el sofá. Lejos. Sin conseguir darme una explicación. Arañándome las mejillas, pidiendo ayuda a las estrellas. Fuera, en el balcón, fumando un cigarrillo. Siguiendo después ese humo hacia el cielo, arriba, más arriba, más aún... Allí, donde precisamente habíamos estado nosotros. Cuántas veces he nadado en ese mar nocturno, me he perdido en ese cielo azul, llevado por los efluvios del alcohol, por la esperanza de encontrarla otra vez. Arriba y abajo, sin tregua. Por Hydra, Perseo, Andrómeda... Y abajo, hasta llegar a Casiopea. La primera estrella a la derecha y después todo recto, hasta la mañana. Y otras muchas. Y a todas les preguntaba: <<¿La habéis visto? Por favor... He perdido mi estrella. Mi isla, que no existe. ¿Dónde estará ahora? ¿Qué estará haciendo? ¿Con quién?>>. Y a mi alrededor, ese silencio de esas estrellas entrometidas. El ruído molesto de mis lágrimas agotadas. Y yo, estúpido, buscando y esperando encontrar una respuesta. Dadme un porqué, un simple porqué, cualquier porqué. Pero qué idiota. Ya se sabe. Cuando un amor se acaba se puede encontrar todo, excepto un porqué.

En algunos casos, es mejor no haber visto nada.


Tengo ganas de verte

Venga, invéntante algo. Qué se yo... Que tienes que recoger la ropa de la azotea, que tienes que ir a buscar algo a casa de tu amiga que vive en el piso de arriba, que tienes que escaparte conmigo, di eso si quieres, pero sube... Tengo ganas de ti.

- No has dicho "tengo ganas de verte", sino "tengo ganas de ti".

- ¡Sí, y te lo repito!

- Yo también tengo ganas de ti.


domingo, 23 de abril de 2017

¿Qué utilidad social tiene eso?

"Amamos a personas que han muerto. ¿Qué utilidad social tiene eso? Ninguna. A lo mejor significa algo más, algo que aún no alcanzamos a comprender. A lo mejor se trata de una prueba. O un artefacto de una dimensión superior que no percibimos conscientemente. Estoy cruzando el universo atraída por alguien a quien no he visto en una década. Y quien probablemente esté muerto. El amor es lo único que somos capaces de percibir que transciende las dimensiones del tiempo y del espacio. A lo mejor deberíamos creer en eso aunque no alcancemos a entenderlo aún."

Interstellar (2014)


Imperfectos

- ¿Pero de verdad le quieres?

- No le quiero, nunca dije que le quisiese.

- Te parece encantador, tú le ves perfecto, te pasas cada minuto de tu vida con él...¿Y me dices que no le quieres?, explícate.

- No hay explicaciones. Es una sensación rara, no le puedo ni si quiera llamar amigo. Se que esto es raro y poco adecuado, pero ni yo misma sé lo que siento. ¡Él es tan...es tan... y yo soy tan...!

- ¿Tan qué?

- No sé pero creo que da igual lo que él o yo seamos, lo importante es lo que somos al estar juntos.

- ¿Y qué sois?

- Somos imperfectos... ¡Y eso me gusta! Recuerda que aveces las raíces cuadradas no salen exactas.

- Pero...

- ¡Pero nada! ya está todo dicho, no es que le quiera, simplemente no se como sería mi vida sin él. Estoy orgullosa de haberle conocido...


Lo marcas tú

"Lo que te diré tan sólo te servirá si te lo tomas como norte de tu vida. Si lo mezclas con otras filosofías o principios no conseguirás nada.
Son sólo dos conceptos. Por un lado, recuerda algo tan sencillo como querer es siempre más valioso que que te quieran. Querer mueve y detiene mundos. Que te quieran si tú no quieres, te acaba aletargando.
Lo segundo y más valioso para llevar tu vida adelante es que debes darte cuenta de que nos hemos pasado la vida desde pequeños respondiendo a la pregunta "qué me gusta". Y ese "qué me gusta" marca nuestro mundo. Da la sensación de que si nos gusta algo es un indicador de un rumbo o un deseo, y debes saber que no.
Lo que nos gusta no es nuestro camino, ni tampoco lo que no nos gusta. A veces el rumbo puede estar en lo que nos provoca indiferencia, en aquello que no nos apasiona ni aborrecemos.
Entiende esto... Has de confiar en ti, no en lo que crees que te gusta a ti... La senda no la marca lo que te gusta a ti, sino lo que marcas a tú..."



¿Y tu nombre?

"Y si te pidiera que nombraras todas las cosas que amas en este mundo... ¿cuánto tiempo tardarías en decir tu nombre?"


De claro en claro

“Desvelábase por entender y desentrañar el sentido, y llegó a tanto su curiosidad y desatino que vino a dar en el más extraño pensamiento. Se le pasaban los días de turbio en turbio, y las noches, de claro en claro, de manera que vino a perder el juicio”


To the happiness

"Cada día trae contigo sólo las cosas que hacen mejor tu vida, el resto es sólo lastre que frena tu camino"


Lo que llevas dentro

“Quienquiera que seas que frente al temible lago estas mirando, si es que has venido a alcanzar el bien que hundido bajo estas negras aguas se haya, muéstranos sin más tu fuerte pecho y arrójate, en su negro liquido mójate una vez y otra, hasta que tu vida encuentre algo. Si así no lo haces, no serás digno de ver el hermoso signo que llevas dentro de ti”.


Lo podría ser

- Puedo ser divertido si quieres, o pensativo, listo o supersticioso, valiente, incluso bailarín.
Seré lo que quieras. Dime lo que quieres y lo seré por ti.

- ¡Eres tonto!

- Lo podría ser...


¿Y al final qué?

- Va de una chica y un chico que están todo el rato peleándose, pero que en el fondo están enamorados, y que como su historia es imposible, pues ella se compromete con un príncipe.

- Un poco cabrona ella, ¿no?

- No, porque ella no quiere al príncipe, solamente está fingiendo delante de la gente, pero no hay ni un solo día que ella no piense en el chico que quiere de verdad.

-Ya, ¿y el qué hace?

- Pues él que... que es un poco imbécil se muere de celos, porque no sabe lo que ella siente en realidad.

- ¿Y al final que pasa?

- ¿Al final? Al final se besan.


El tiempo

"El tiempo contesta a tus preguntas o hace que ya no te importen las respuestas"


jueves, 20 de abril de 2017

Jamás me he sentido tan bien

- Soy feliz. Jamás me he sentido tan bien, ¿y tú?
-¿Yo? Estoy de maravilla
-¿Hasta el punto de llegar a tocar el cielo con un dedo?
-No, así no.
-¿Ah, no?
-Mucho más. Al menos tres metros sobre el cielo.


¿Cuántas este mes?

- Prácticamente, ¿cuántas veces se ha roto este mes? 
- Cuatro. 
- De verdad, no sabes mantener una moto. 
- No es eso, yo la hago correr al máximo. No soy como tú, que desde que te has enamorado no piensas más en las carreras. Porque, ¿te has enamorado verdad? ¿No piensas siempre en ella? ¿No estás esperando la hora en la que ella te llame? ¿No te late con fuerza el corazón cuando la ves? 
- Sí. Sí que estoy enamorado.


Cambiaríamos el mundo

"Mi padre me fue a buscar al colegio una vez. Me salté las clases y fuimos a la playa. Hacía mucho frío para meterse en el agua, así que nos sentamos en una manta y comimos pizza. Luego fui a casa, mis zapatos estaban llenos de arena y la fue dejando en todo el suelo de mi habitación. No sabía la diferencia, tenía seis años. Mi madre me gritó por el desorden, pero él no estaba enfadado, dijo que hace millones de años el desplazamiento del mundo y el movimiento del océano habían traído esa arena a ese lugar de la playa y yo me la llevé en los zapatos. Él decía que todos cambiamos el mundo. Eso es un buen pensamiento hasta que pienso en cuántos días y cuántas vidas necesitaría para traer un zapato lleno de arena a casa hasta que desaparezca la playa, hasta que la diferencia sea evidente para alguien. Todos los días cambiamos el mundo, pero para hacer un cambio significativo se necesita más tiempo del que tiene la gente. No ocurre de una vez, es lento, es metódico, es agotador. No todos tenemos estómago para ello."


Sí quiero

Queda inaugurada la temporada de azoteas para coger algo de color. Que el invierno ha sido muy largo. Y de las terracitas al sol con una buena cerveza. Ya se escuchan estornudos por ahí de los pobres alérgicos. Y de aquellas que han sacado la chaqueta vaquera antes de tiempo. Ahora ya sí, ya podéis. 

Empieza lo bueno, ya se va asomando alguna que otra feria por ahí, y las fiestas al sol un día cualquiera. Porque el tiempo acompaña. Y hay que aprovechar. La gente está más alegre, las playas empiezan a prepararse y los gimnasios no dan a basto con la operación bikini. Que al final nos pilla el toro, como siempre. 

La sangre ya se va alterando, las caras brillan un poco más y el buen tiempo nos está poniendo una sonrisa de oreja a oreja. Ya estamos haciendo hueco en el fondo del armario para guardar los abrigos. Y estamos mirando las nuevas sandalias de Amancio. 

Sí, que la primavera trompetera ya llegó. Y con ella, a mi me entra la alegría.

Yo digo ‘Sí, quiero’. 
Y hasta que el verano nos separe.
¿Y tú?


No eres nada de eso

No eres un nombre, ni unos apellidos, tampoco una edad, profesión, una talla de ropa, o un estado civil. No eres algo que dijiste o que hiciste. Tampoco eres lo que tienes. No, no eres nada de eso...

Tú eres mucho más; eres tus sonrisas, las que regalas y las que escondes, las que camuflan lágrimas y las que espontáneamente salen. Eres momentos, esos que merecieron la pena, que al recordarlos sólo puedes que sonreír, también aquellos que te hicieron llorar. Eres errores, esos que saben a besos, y también eres besos, esos que saben a errores. Eres los viajes que has hecho, las ciudades que has visitado, los trocitos de ti derramados en lugares y en personas, allí donde dejaste una huella... o donde te la dejaron. Eres las canciones que te transportan a recuerdos, los libros que sellaron etapas, los amaneceres que no se borran, esos que viviste bajo unas sábanas. Eres lo que diste, lo que das, lo que aún sueñas. Eres lo que sientes, lo que te hace temblar, lo que te desgarra. Eres esos abrazos que si te pones de puntillas aún te hacen tocar el cielo. Eres seguramente el secreto, la sonrisa o las lágrimas de alguien. O las tres cosas a la vez. Eres tus logros, y también tus derrotas. Eres tus cicatrices, esas que se ven en la piel y las otras... las que un día alguien curará o simplemente acariciará porque tampoco hay necesidad de curarlas. Eres el viento que te da de cara, las tormentas con o sin lluvia que te empaparon, el sol que quemó tus mejillas o simplemente te las hacía sonrojar; ese sol, ya sabes. 

Y eres la luz y la magia que desprendes. Y un día, un día alguien te comerá esa sonrisa y el mundo se quedará sin luz...

Alicia


Y aceleras

Fuera de mi ventana sólo veo coches veloces, motos alocadas, que dejan el tráfico atrás. He aprendido una pequeña verdad, el mundo te quiere rápido para que llegues a tiempo. Te quiere veloz para recordar sólo el sonido de tus pasos y es por eso que cuando te acuerdas que no vas a ningún lado y aceleras.




Tres metros sobre el cielo

Se vuelve decidida hacia él:

—Oye, ¿es que no tienes nada mejor que hacer?
—No.
—Pues búscatelo.
—Ya he encontrado algo que me gusta.
—¿Y se puede saber qué es?
—Ir a dar un paseo contigo. Vamos, te llevo a la calle Olimpica, corremos un poco con la moto, te invito a comer y luego te devuelvo a la salida de clase. Te lo juro.
—Me temo que tus juramentos valen bien poco.
—Eso es cierto —sonríe—. ¿Ves?, ahora que sabes tantas cosas de mí, confiésalo, ya empiezo a gustarte, ¿eh?
Ella se ríe y sacude la cabeza.
—Vamos, ya basta —dice, y abre un libro que ha sacado de la bolsa Nike de piel—. Ahora debo concentrarme en mi verdadero y único problema.
—¿Cuál es?
—El examen de latín.
—Creía que era el sexo.

Ella se vuelve, molesta. Esta vez ya no sonríe, ni siquiera de mentira.

—Quita la mano de la ventanilla.
—¿Y dónde quieres que la ponga?

Ella pulsa un botón.

—No puedo decírtelo: mi padre está presente.

La ventanilla eléctrica empieza a subir. Él espera hasta el último instante y después aparta la mano.

—Nos vemos.

No le da tiempo a oír su seco «No». Tuerce ligeramente hacia la derecha, toma la curva, escala con las marchas y desaparece veloz entre los coches. El Mercedes prosigue su viaje, ahora más tranquilo, hacia el colegio.

—Pero ¿tú sabes quién es ése? —La cabeza de la hermana asoma repentinamente entre los dos asientos—. Lo llaman Matrícula de Honor.
—Para mí es sólo un idiota.

Después, abre el libro de latín y empieza a repasar el ablativo absoluto. De repente, deja de leer y mira hacia afuera. ¿Es ése realmente su único problema? Por descontado, no es el que dice ese tipo. Y de todos modos, no va a volver a verlo. Retoma la lectura decidida. El coche gira a la izquierda, hacia la escuela Falconieri. «Sí, yo no tengo problemas y no volveré a verlo nunca más.» En realidad, no sabe lo mucho que se está equivocando. Sobre ambas cosas.


Energía

"Somos energía. Energía es lo que yo veo en todo este mundo. Energías que te inundan cuando las ves, cuando las escuchas, cuando las quieres, cuando te diste cuenta de que las amabas... Energías que te permiten encontrar tus sendas. Las energías no se pueden fingir, son lo que son. Te pueden ayudar a ver tu futuro o devolverte tu niñez o tu adolescencia. 
Yo busco energías. No me importa la edad, el sexo o el aspecto físico. Tras los cuerpos, tras las palabras, tras el amor, tras el deseo están esas energías tan poderosas.
Somos cazadores de energías. Y haciendo deporte, estando en forma, consigues ser mejor cazador. Afina tu cuerpo y tus propias energías, así estarás encauzado para poder lograr las otras que necesitas.
¿Sabes cuantas energías has de encontrar para complementar tu vida? Tan sólo cuatro que te impacten. Es suficiente."


¿Vale realmente la pena perder la memoria?

Cuantas veces hemos deseado borrar un día, un instante, un momento, hasta un año de nuestras vidas a borrarlo todo y vaciar nuestra memoria.

Cuantas veces no deseamos volver a ser niños, vivir todo de nuevo, recuperar lo que se fue o dejar que el tiempo ponga las cosas en su lugar. Algunos simplemente no esperan nada del tiempo. Da lo mismo regresar o avanzar, simplemente renuncian a que el tiempo continúe su paso y se marchan con lágrimas y un largo adiós. Si deseáramos en algún momento perder completamente la memoria y plegarnos por ejemplo a la frase "comenzar de nuevo" ¿cuántas cosas no perderíamos? serían como aquellas cosas que se extravían accidentalmente en una mudanza y luego se extrañan. Perderíamos el calor del primer beso y la sensación de aquel amanecer que fue perfecto. La nostalgia por amores pasados y la inocencia con la que nos entregamos a lo desconocido esa primera vez.

Quedarían atrás los amigos que iban a ser eternos, las cartas que nos hicieron llorar, la primera o última vez que vimos a un gran amor, los brazos mas cálidos, el día que pensamos que se iba a caer el mundo, el dolor más hermoso, la sonrisa mas esperanzadora, el nacimiento del sentimiento más puro.

¿En realidad comenzamos una vida nueva o matamos otra llena de bellos recuerdos? dejamos una vida y un presente que nos da infinitas oportunidades por soñar con un futuro perfecto que no existe o un pedazo de cielo donde no sabemos que nos espera.

¿Vale realmente la pena perder la memoria?


Yo no tengo problemas

Él la mira. La ventanilla está bajada; un mechón de pelo rubio ceniza descubre levemente su cuello suave. Un perfil amable pero decidido, los ojos azules, dulces y serenos, escuchan soñadores y entornados una canción. Tanta calma le impresiona.

—¡Eh!

Ella se vuelve hacia él, sorprendida. Él sonríe, inmóvil junto a ella, en aquella moto, los hombros anchos, las manos tempranamente bronceadas, pues están a mediados de abril.

—¿Te apetece dar un paseo conmigo?
—No, tengo que ir a clase.
—¿Y por qué no haces ver que vas y te recojo delante de la escuela?
—Perdona —ella exhibe una sonrisa forzada y falsa—, pero me he equivocado de respuesta: no me apetece ir a dar un paseo contigo.
—Pues te divertirías...
—Lo dudo.
—Resolvería todos tus problemas.
—Yo no tengo problemas.
—Ahora soy yo el que duda.


Boom

Lo mejor de la vida muchas veces llega gracias a las equivocaciones. Son los empujones que nos hacen llegar a sitios donde nunca pensamos estar.

Equivocaciones de todo tipo: pequeñas, medianas y que no cabrían en el salón de tu casa. Equivocaciones que te hacen llorar como un niño pequeño o que te ponen rojo de furia. Equivocaciones molestas pero necesarias que pueden llegar a cambiar el rumbo de nuestra vida.

Las equivocaciones son las que nos hacen grandes, enormes. Y nos hacen sabios, muy sabios. De las equivocaciones se aprende más que de los éxitos.

Equivocarse es realmente útil.


Te espero en la Toscana

"Dicen que algunos pájaros ansían a toda costa escapar de la jaula que los mantiene prisioneros; puede que esa sea la única esperanza que los mantiene vivos y por eso, cuando consiguen al fin abandonar su encierro, desorientados e incapaces de adaptarse a su recién encontrada libertad, acaban por morir.
He oído decir también que algunas aes, con el cambio de las estaciones vuelan a países lejanos y, como presas por un hilo invisible que tira de ellas, retornan de nuevo al punto de partida. Puede que necesitadas de la seguridad que les transmiten la tierra y el primer cielo que vieron al nacer.
Imagino que esos pájaros que mueren los acaba aniquilando el miedo a lo desconocido pos los recuerdos felices delo que dejaron atrás. A veces me pregunto si alguna de esas aves de paso se sentirá desdichada, vacía e inútil. Y me pregunto también, si cuando emprende su viaje, lo hace con el deseo de volar muy lejos sin intención de regresar..."


miércoles, 12 de abril de 2017

Tú también quieres

- No tienes idea de lo que significa la amistad.

- Yo quiero más que eso.

- Tú no sabes lo que quieres.

- Ni tú tampoco. Te asusta que yo quiera estar contigo.

- ¿Y por qué debería asustarme?

- Porque no podrías refugiarte en tus libros, ni en tus amigas, ni en tu fe. ¿Sabes por qué estas tan asustada? Porque tú también quieres estar conmigo.


Quédate conmigo

Quédate con el incorrecto, con el que seduce por el intelecto y no por el aspecto. Quédate con el que vayas del dicho al hecho, con el que duermas poco y sueñes mucho. Quédate con el que da todo y no promete nada, con el que hace de su pecho una almohada. Quédate con el que suelte el pasado y agarre el presente con, el que abras las piernas y la mente, con el que te animes a ser diferente. Quédate con el que sepa ser tu amigo, con el que te caliente sin abrigos. Quédate conmigo.


Practica la humildad

Caminaba por la calle con mi padre cuando era niño y, de pronto, me preguntó:

- Andrés, además del canto de los pájaros, ¿escuchas algo más en esta calle?

- Sí -contesté-, el ruido de una carretera.

- Muy bien -me dijo-, es una carretera y está vacía.

- ¿Vacía? -dije-. ¿Cómo lo sabes?

Mi padre, casi sin pensarlo, respondió:

- Muy fácil... cuanto más vacía está la carretera, mayor es el ruido que hace.

Desde entonces, cuando veo a una persona hablando demasiado, interrumpiendo, siendo inoportuna, presumiendo de lo que tiene, sintiéndose prepotente y menospreciando a la gente, me parece oír la voz de mi padre diciendo: "Cuanto más vacía está la carretera, mayor es el ruido que hace".

La humildad consiste en callar nuestras virtudes y permitirles a los demás descubrirlas. Recuerda que existen personas tan pobres que lo único que tienen es dinero. Nadie está más vacío que aquel que está lleno de "YO MISMO" por dentro.

Practica la humildad con regularidad. Te llevará muy alto.


Tipos de amigos

Existen personas en nuestras vidas que nos hacen felices por la simple casualidad de haberse cruzado en nuestro camino. Algunas recorren el camino a nuestro lado, viendo muchas lunas pasar, mas otras apenas vemos entre un paso y otro. A todas las llamamos amigos y hay muchas clases de ellos. 
Tal vez cada hoja de un árbol caracteriza uno de nuestros amigos. 
El primero que nace del brote es nuestro amigo papá y nuestra amiga mamá, que nos muestra lo que es la vida. Después vienen los amigos hermanos, con quienes dividimos nuestro espacio para que puedan florecer como nosotros.
Pasamos a conocer a toda la familia de hojas a quienes respetamos y deseamos el bien. 
Mas el destino nos presenta a otros amigos, los cuales no sabíamos que irían a cruzarse en nuestro camino. A muchos de ellos los denominamos amigos del alma, de corazón. Son sinceros, son verdaderos. Saben cuando no estamos bien, saben lo que nos hace feliz. Y a veces uno de esos amigos del alma estalla en nuestro corazón y entonces es llamado un amigo enamorado. 
Ese da brillo a nuestros ojos, música a nuestros labios, saltos a nuestros pies. 
Mas también hay de aquellos amigos por un tiempo, tal vez unas vacaciones o unos días o unas horas. Ellos acostumbran a colocar muchas sonrisas en nuestro rostro, durante el tiempo que estamos cerca. 
Hablando de cerca, no podemos olvidar a amigos distantes, aquellos que están en la punta de las ramas y que cuando el viento sopla siempre aparecen entre una hoja y otra. 
El tiempo pasa, el verano se va, el otoño se aproxima y perdemos algunas de nuestras hojas, algunas nacen en otro verano y otras permanecen por muchas estaciones. 
Pero lo que nos deja más felices es que las que cayeron continúan cerca, alimentando nuestra raíz con alegría. Son recuerdos de momentos maravillosos de cuando se cruzaron en nuestro camino. 
Te deseo, hoja de mi árbol, paz, amor, salud, suerte y prosperidad. Simplemente porque cada persona que pasa en nuestra vida es única. 
Siempre deja un poco de sí y se lleva un poco de nosotros.

Habrá los que se llevarán mucho, pero no habrán de los que no nos dejarán nada. Esta es la mayor responsabilidad de nuestra vida y la prueba evidente de que dos almas no se encuentran por casualidad.


Volver a la superficie

- ¿Alguna vez de pequeña has jugado a aguantar la respiración debajo del agua?

- Claro

- Yo también. Y me parece muy curioso ese segundo en el que estás al limite ¿sabes?, ese segundo o en el que haces todo el esfuerzo por salir o te ahogas y ya no vuelves. 

- Sí... es una manera de olvidarlo todo, aunque solo sea por ese segundo ¿no?

- Sí, es una lástima porque al final siempre tienes que volver a la superficie...

- ¿Y de que estas huyendo?

- Del dolor. No es fácil todo lo que he vivido...

- Debe de ser casi imposible explicar lo que se siente ¿verdad?

- Lo intentas, y te dices a ti misma que lo único que importa en este mundo eres tú y que lo que hagan los demás no importa. Se lo difícil que es estar ahí abajo y el trabajo que cuesta volver a la superficie...


Somos como manzanas

Las mujeres somos como manzanas en los árboles... las mejores están en la copa del árbol. Los hombres no quieren alcanzar las mejores, porque tienen miedo de caer y herirse. En cambio, toman las manzanas podridas que han caído a tierra y aunque no son tan buenas, son fáciles de alcanzar. Así que las manzanas que están en la copa del árbol, piensan para sí, que algo está mal con ellas, cuando en realidad, "ellas son grandiosas". Simplemente tienen que ser pacientes y esperar que el hombre correcto llegue, aquel que sea lo suficientemente valiente para trepar a la cima del árbol por ellas. No nos caigamos para ser alcanzadas, quien nos necesite y quiera, hará todo para alcanzarnos...
La mujer salió de la costilla del hombre, no de los pies para ser pisoteada, ni de la cabeza para ser superior. Sino del lado para ser igual, debajo del brazo para ser protegida, y al lado del corazón para ser amada...


Recobremos el sentido

A veces pienso que puedo yo sola, a veces pienso que no necesito a nadie, a veces pienso que me como el mundo, a veces pienso que puedo pasar de todo... y es entonces cuando alguien te demuestra que te necesita y que eres demasiado importante para dejarte ir, y  es en ese momento cuando todo recobra su sentido...


Se acabó la paciencia

"Ya no tengo paciencia para algunas cosas, no porque me haya vuelto arrogante, sino simplemente porque llegué a un punto de mi vida en que no me apetece perder más tiempo con aquello que desagrada o hiere. No tengo paciencia para el cinismo, críticas en exceso y exigencias de cualquier naturaleza. Perdí la voluntad de agradar a quien no agrado, de amar a quien no me ama y de sonreír para quien no quiere sonreírme. Ya no dedico un minuto a quien miente o quiere manipular. Decidí no convivir más con la pretensión, hipocresía, deshonestidad y elogios baratos. No consigo tolerar la erudición selectiva y la altivez académica. No me ajusto más con la barriada o el chusmerío. No soporto los conflictos y comparaciones. Creo en un mundo de opuestos y por eso evito personas de carácter rígido e inflexible. En la amistad me desagrada la falta de lealtad y la traición. No me llevo nada bien con quien no sabe elogiar e incentivar. Las exageraciones me aburren y tengo dificultad en aceptar a quien no gusta de los animales. Y encima de todo ya no tengo paciencia ninguna para quien no merece mi paciencia".

Meryl Streep


martes, 11 de abril de 2017

¿En qué estábamos pensando?

Me gustaba esconder mis brazos dentro del suéter y decirle a la gente que había perdido mis brazos. Reiniciaba el juego de vídeo cada vez que sabía que iba a perder. Me dormía con todos los muñecos de peluche, para que ninguno se sintiera desplazado. Tuve un bolígrafo con seis colores, y traté de empujar todos los botones a la vez. Vertí mi refresco en la tapa para tomar de ella. Me escondía detrás de una puerta para asustar a alguien, pero terminaba por irme porque tardaban demasiado y me daban ganas de ir al baño. Fingía estar dormido para que mi padre me llevara a la cama. Solía pensar que la luna seguía mi coche. Me gustaba observar dos gotas de lluvia avanzar hacia abajo en el cristal e imaginar que competían en una carrera. Si comía semillas de frutas, temía que un árbol fuera a crecer en mi tripa. ¿Recuerdas cuando éramos niños y no podíamos esperar a crecer? ¿En qué estábamos pensando?



No dejes escapar a las personas que hacen bonito tu mundo.

No dejes escapar a las personas que hacen bonito tu mundo.

Las personas que hacen bonito tu mundo son aquellas que permanecen. O sea, quienes te reconfortan, te sacan sonrisas, te sosiegan y te mantienen fuerte ante la vida. Con ellas las relaciones sólidas, consistentes y leales.

Las gente bonita es la sincera, la que aprieta la mano y cuando mira a los ojos llega hasta el corazón. Su sola presencia emociona, porque respetan, porque no juzgan y porque siempre dan la cara. Por eso son las personas que hacen lindo nuestro mundo.


Dueños de nuestro destino

No creo mucho en el destino ni en que las cosas pasen por una razón. Creo que uno es dueño de su propio destino, y que nuestras decisiones y acciones  son las que marcan el curso de nuestra vida. Pero por desgracia, las decisiones y las acciones de otros también influyen en este curso, y a veces no se puede hacer nada por evitarlo. Tal vez por eso me he aislado del mundo, me he encerrado en mí misma y he rechazado a toda persona, situación o posibilidad que pudiera arrebatarme el control de mi vida. No tengo problemas en admitirlo.
Las decisiones, malas y egoístas, de alguien ya afectaron demasiado a mi vida. Lo que me preocupa es mi repentina incapacidad de continuar con mi sensata estrategia, probablemente en el momento en que más necesidad hay de que lo haga.

Jodi Ellen Malpas


No dejes de vivir

Por eso mi empeño de vivir al día, sin pensar en el mañana. Porque hoy estás y mañana nadie lo sabe. Porque la muerte no tiene edad ni fecha, viene y te lleva con ella. Y ese es el verdadero final. 
No creo en el cielo ni en el infierno, ni siquiera en un más allá, creo que tanto el cielo como el infierno los vivimos aquí, en la vida. En esos días que nos comeríamos el mundo y esos otros días que dejaríamos al mundo que nos comiera. 
Si estás leyendo estas líneas, por favor, no dejes nada, absolutamente nada para mañana. No se sabes si llegarás a ese momento. No ocultes tus sentimientos por la gente que quieres, nadie sabe que "te quiero" será el último. 
Di a tus amigos lo que sientes al estar con ellos, disfruta cada momento como si estuvieras en ese cielo del que tanto hablan e intenta pasar de puntillas por esos momentos infernales... Tan sólo, aprende de ellos. 
Pero no dejes de vivir. La vida es una cuenta atrás. No dejes de vivir ni el menor de los momentos. Haz que cada uno de ellos cuente. 
No esperes a ser mayor o a tener nietos, no esperes un día más a nadie, la vida es lo que pasa mientras esperas, es tiempo que jamás volverá.

Patricia Izquierdo Díaz


sábado, 8 de abril de 2017

No sabría explicártelo mejor

No sabría explicártelo mejor, pero al menos lo voy a intentar: eres de esas personas que, sin ser extremadamente guapas, tienen algo que las convierte en preciosas.
Y no te hace falta mucho, con cualquier cosa barata, sales a la calle y desprendes energía. Sonríes y joder...
Ya, ya lo sé, no es fácil que tú quieras a nadie. Hablo de querer de verdad. Pero yo al menos sé, que cuando quieres, quieres con toda tu alma. Y entonces, muy mal tienen que hacer las cosas para que te marches.
Pero alguna vez, las hicieron mal, jodidamente mal. Y ahora, ahora te cuesta horrores. No quieres una sola decepción más. Y a todo le pones pegas. Absolutamente a todo. Se le llama miedo. Bueno, tú quizá le llamas escudo.
Al menos, gracias a eso, siempre abres tus ojos todo lo que puedes, por si acaso. Y son preciosos.


¿Qué quieres?

-Y tú, ¿qué quieres?

-Mmmm, quiero tocar las estrellas, quiero una casa en primera linea de playa, quiero tener un pony...

-No, boba, sabes a lo que me refiero...

-Lo sé, lo sé.

-Pues venga, respóndeme...

-¿Puedes repetirme la pregunta?

-¿Otra vez?

-Sí, venga...

-Está bien.. Y tú, ¿qué quieres?

-¿Que qué quiero? Quiero levantarme por las mañanas y ver tu cara nada más abrir los ojos, quiero que me llames todos los días, que te preocupes si no estoy bien, que me preguntes, que me llames princesa, que me abraces, que me beses, que te pongas celoso de otros chicos, quiero tenerte cerca, que intentes hacerme reír, que te mueras por verme todos los días, que no llegues tarde, que salgas únicamente para verme a mi, que no dejes de lado a tus amigos por mi, que vivas cada día como si fuese el primero, que me digas te quiero cuando lo sientas, quiero vivir un sueño, nuestro sueño.


Aspirar a más

El mejor tipo de amor, es aquel que despierta el alma y nos hace aspirar a más, nos enciende el corazón y nos trae paz a la mente. Eso es lo que tú me has dado y lo que yo esperaba darte siempre.




Quiérete

No te olvides de acordarte que vales mucho. Pero sobre todo quiérete bien fuerte. Quiérete por la mañana recién levantada sin maquillaje, por la noche cuando llegas a casa agotada después de ocho horas de trabajo, quiérete por muy gris que sea el día, recuerda que un día no dura más de veinticuatro horas y al día siguiente tenemos la oportunidad de empezar de nuevo. Que no te se olvide quererte con ganas, con fuerza, con ilusión, quiérete y se feliz contigo misma, ponte tu mejor sonrisa y demuéstrale al mundo que puedes salir de todo por muy difícil que sean las circunstancias. Quiérete con tus imperfecciones, con tu mirada más profunda y con ese meneo de caderas que haces que se pare el tiempo. No te olvides de acordarte que para querer mucho y quererse bien, hay que saber muy bien antes lo que no queremos. 

#loquemegustariadecirteoficial