martes, 28 de enero de 2020

No importa lo que pase, viajar te da una historia que contar.


Llegas tarde

- Llegas tarde.

Y zas. El bofetón impacta en la cara sin censura, con toda la fuerza del mundo. Las patadas no paran, el estómago que lleva desde esta mañana sin funcionar, se para, se enfría y sientes que parte de ti se hunde, incluso se muere.

Belén, con su mensaje, avisa de que cuando llegues a casa, te vas a encontrar lo de siempre. Gracias, de verdad, por avisar.

Y otra torta cruza de nuevo tu cara cuando estás en el suelo. Mientras oyes de fondo insultos sobre cómo eres, sobre qué eres, sobre tantas cosas que solo consigo escuchar un pitido... Me duele el oído, no era consciente hasta que dejé de escuchar. Y las piernas me tiemblan... Y grito en silencio "socorro", y nadie escucha, nadie llega a salvarme. 

Tengo un mensaje de Superman en el móvil preguntándome cómo estoy... Y le mando un audio, estoy cansada de escribir. Y llega como siempre en plena noche y me salva. Me salva de una noche más o de una noche menos, de un golpe más o de un golpe menos. 

Patri Izquierdo Díaz



Un día más... O un día menos

El día ha empezado como el culo. He visto al motero a las 7.45 en el Libra, un bar de mi barrio (que no del suyo). Y le he visto con ella. Ella lleva mochila como yo, tomando café. 

Se me ha parado el corazón al ver la moto aparcada, y el semáforo (cosas de la vida), se ha puesto en rojo. Y he mirado... Y le he visto. A él. A ella. Mi primer acto involuntario que ha tenido mi cuerpo es vomitar. Sí, porque duele, quema, abrasa, se te encoje el corazón y el pecho. Y gritas, y lloras pero sin lágrimas, y tu cuerpo coge temperatura de la furia que te atraviesa el alma... y el corazón. Eres un hijo de puta, un cabrón y todos los adjetivos que mis amigas y compañeras me han dicho... Porque es mi zona, es mi barrio... Y te la podías llevar a, vamos a ver, ¿a la mierda? Ambos, juntitos y de la mano. 

Bollo, ¡hazlo! Lo que tengas que hacer, tienes el permiso que no has tenido estos meses. No puedo más con esta historia. Necesito un final, un final pero ya. Y no con un parche. No con alguien que le sustituya, quiero cerrar la historia ya, no puedo pasarlo mal eternamente. Seguir vomitando y seguir enfermando porque el muy cabrón no tiene dos dedos de frente.

Quiero como siempre dar las gracias a mis amigas, a las que no he contestado aún al "¿Cómo estás?" porque mi día ha ido mejorando por momentos y no he tenido tiempo, pero chicas... estoy hecha una mierda. Llorando de la rabia desde primera hora de la mañana.

Quiero dar las gracias al Bollo, por estar siempre, siempre, siempre al pie del cañón. Mi Superman... A mis compañeras, porque tras llegar llorando al cole y pálida, me han hecho contarles mi historia. La conclusión y resumen de todo es: ¡menudo gilipollas, cabrón, hijo de puta, egoísta... etc, etc, el motero! Vaya... Todo el mundo coincide. 

Y gracias a mi ingeniero, gracias por la tarde porque por fin he podido abrirme con él y contarle la verdad. He empezado así... "No sé si debería contarte esto, pero me sale hablar contigo todo lo que me pasa... Y tengo un mal por culpa del...". Lo siento, siento estar con esta rabia que me enciende el cuerpo por otra persona. Porque veas lo hundida y rota que estoy, y aún así te quedes a mi lado. Por la paciencia que demuestras conmigo no solo cuando te pego o te llamo pollito, sino por verme destrozada y besarme, besarme los labios, la frente, la cara, el cuello, por abrazarme tan fuerte que no sé donde termino yo y empiezas tú. Por intentar reconstruir lo que otros dejaron tirado y abandonado... Por escucharme y no juzgar mi historia. Por hablarme de un futuro tan cercano como lejano, juntos. Por no opinar sin saber. Y por una tarde que se hizo noche...

Patri Izquierdo Díaz






viernes, 24 de enero de 2020

Lista de espera

Esta mañana ha contactado conmigo un chico del instituto. Que ha visto mi Instagram, y bueno, que comiera algo porque he adelgazado un montón, pero que me encontraba preciosa. Ahí ya he dicho... ¿qué quieres?... ¡Tu WhatsApp! Anda, qué original. Lo que quieren todos.

"Es para tomar algo si quieres", madre mía, él sí que ha adelgazado... Y le tenía por el friki de clase, no me imagino saliendo con él. Yo no me juntaba con él. Puede que parezca un poco clasista, pero en el instituto había grupos, los frikis, los malotes, las chicas de los malotes, los solitarios... Y este era un friki que quería cuadrar con los malotes. Pero no cuajó su intento. 

No creo que quede nunca con él. Además hay algo que me jode un montón, os lo prometo, y es el hecho, de joder, yo estaba allí en el instituto, vale que con kilos de más, pero era la misma. Volvemos a lo mismo de la primera entrada de hoy. ¡El puñetero físico! ¡Ah! Ahora que estoy delgada, ¡todos a mí! Pues... sinceramente, que os den por culo. A ver si maduramos un poquito en la vida, que ya tenemos una edad. 

Que si nos gusta una persona, da igual si es calva, tiene poco pelo, tiene barriga o tiene las orejas de soplillo. Que cuando llegas a una edad, la personalidad tiene que pasar a ser lo primordial, en lo que te fijes, no en... ¡oh dios, cuántos kilos has perdido! Ahora sí, ahora salimos. Os podéis imaginar mi cara, ¿no? Pues eso... Qué menuda mañana llevamos entre unos y otros.

Desde luego que ni el motero tenía esta lista de espera...

Patri Izquierdo Díaz


El vecino, ¡ha vuelto!

¿Os acordáis del vecino del motero? ¡El Nuevo Motero! Fue de las entradas más visitadas. Pues, ¡ha vuelto! Y ha vuelto para preguntarme cómo estoy. Sí, sí, yo también me quedé con esa cara. Nuestra relación se basada en follar como conejos sin parar. Pero ha vuelto, y al saber que estaba mala, me ha preguntado esta mañana.

¡Me ha dado los buenos días! Creo que el que está enfermo es él. Ayer por primera vez hablamos de muchas cosas, de mi trabajo, del suyo, de motos... De Samu, y de éste último me pareció muy raro el interrogatorio que me hizo, porque... Aunque no me lleve con el motero, no voy a ir contando por ahí su vida. Cuento la mía y lo que a mí respecta ese chico. Y no sé, estoy un poco rayada en el sentido de tantas y tantas preguntas. Cómo le conociste, cómo era vuestra relación, le veías mucho, viajabas con él... Me limité a contar el final porque lo otro duele. Prefiero no contar nada de la parte bonita de la historia porque sigue quemando como fuego.

Al final, la conclusión fue... "sigues pillada". Sí, sigo enamorada de la piedra que me hizo caer y me destrozó. "Olvídate de él, es un hijo de puta". Lo sé, pero cómo se hace. No hubo respuesta. No supo responderme. "¿Cómo te enamoras de un poco pelo?". Porque Samu era muchas más cosas. 

A eso me refiero, era como una evaluación continúa de cómo me sentía, cómo me había sentido... Y es raro porque como os digo mi relación con él era, follar, punto y final. Y hoy tan... ¿atento? Creo que este cuento me lo sé. Se llama amabilidad, ¿verdad, Samu? Y se utiliza solo para un fin. Pero creo que le salió mal. No voy a quedar con él, porque estoy con una persona... Al menos, conociéndola. 

El ingeniero no suele leer el blog, pero no voy a pedir perdón por seguir hablando con "viejos amigos". No voy a hacer nada malo, eso lo tengo claro. Antes de que sucediera le informaría de que algo entre nosotros va mal. Esto lo hablé ayer con mi "Aguja en un pajar". No voy a pedir perdón por mantener conversaciones, encima hablando de mi vida pasada y de cosas que estoy en proceso de curación. Pero, ayer y hoy, está siendo raro con este chico, y lo que más me llama la atención, es que me gusta hablar con él. Bueno, eso no es nuevo, ya lo dije en su día. Pero creo que podría contarle cualquier cosa porque no me juzga. 

Supongo que piensa de mí que estoy loca por seguir enamorada de alguien que hace tanto daño a la gente. Pero es algo que no puedo evitar y que no hay una tecla de suprimir este sentimiento. Sigo esperando que el ingeniero haga su magia y termine de destruir este resquicio de amor que aún queda... Pero los meses pasan, y Samu sigue grabado en mí. 

Apuesto lo que sea que él ni lee mi blog ni siquiera se acordará de mi como lo hago yo, él ha rehecho su vida y estará feliz con su moto dejando a gente en Leganés Central cada mañana. ¡Es amable! Pero no hay un solo día que no piense en él, y en qué estará haciendo. Como cuando sale un rayito de sol y pienso que es un buen día para salir con la moto, aunque haga frío.

El día a día es lo que más cuesta. Se va a pasar... Se pasará. Lo sé. Lo voy a conseguir, solo espero no llevarme al ingeniero por delante y hacerle el daño que me hicieron a mí, porque eso no me lo perdonaría nunca. No se merece nada malo porque es la mejor persona que conozco, con sus fallos y eso, pero... Nadie se merece ser la opción B. Nadie. Y yo no soy el motero.

Patri Izquierdo Díaz


¡Pelea, pelea!

Pues sí, ¡pelea! ¿En dónde? ¡En mi Instagram! Lo que me hacía falta ya. Subí la siguiente foto y ha desatado las pasiones de dos de mis seguidores.

Me parece absurdo ver a dos chicos peleándose por lo que ponen o no. Por cómo me pueden conquistar o no. En este intercambio de opiniones, voy a llamarlo así, debo dar la razón a uno. No porque me digas lo guapa que soy cada día, me vas a gustar más, para nada, todo lo contrario, me vas a parecer un cansino. 

No me voy a meter en discusiones absurdas de tíos primitivos luchando por un trozo de carne, porque no me considero un trofeo que se gana o se pierde. Soy una chica, con algo más que un físico, una sonrisa o unos ojos bonitos. Molestate en conocerme primero, en saber de mí, en qué cosas nos gustan y coincidimos, y si ves que no, ¡puerta! Porque quizás basándonos en el físico, solo estamos perdiendo el tiempo. Tú y yo.

Os dejo la conversación ya que mi Instagram es público y lo podéis ver todo el mundo (@pid92). ¿Palomitas? 



jueves, 23 de enero de 2020

Domingos de pijama

Domingos de pijama, abrazos y besos. De "no quiero ir mañana a trabajar", y de "no vayas, quédate conmigo". Ojalá. Con el ancla echado en tu cama, con dolor en la mandíbula de tanto reír y planeando viajes. Terminado de encontrarte las cosquillas. Haciéndome soñar con tus canciones de chica soñadora mientras me las cantas entre susurros. Sintiéndome feliz a tu lado. Notando que las horas vuelan contigo, y que sin ti son una lenta cuenta atrás. Abriendo los ojos a escondidas, apoyado en tu hombro mientras te contemplo y vuelvo a preguntarme dónde te habrás escondido todos estos años.

Otro domingo que no merece que llegue mañana.


La culpa fue mía

Todavía no entiendo cómo pude ser tan tonto de aferrarme a ti, que sólo sabías hacerme sentir mal. Y todo por cuatro ratos buenos que tuvimos juntos.

Me pillaste en una época en la que todavía creía que la gente podía cambiar. De hecho, tú fuiste el hecho que desencadenó que por fin dejara de creerlo.

La gente no cambia. Es como es. Y tú eras como eras. Para un rato. Para no esperar más de lo que ya se veía que dabas.

Pero oye, no pasa nada. La culpa fue mía, por crees que quizás algún día cambiabas.


Ya llegará

No te preocupes, ya llegará. Hazme caso que a mí me decían lo mismo y no me lo creía. Lo importante es vivir tu vida y hacer cosas que te hagan feliz; ese es el secreto. No te creas rara o triste por sentirte sola. Estoy seguro de que eres una chica muy alegre, y lo que pasa es que las personas que te rodean no saben tocar las teclas adecuadas por hacerte reír.

Precisamente por eso tienes que ser risueña tú sola, sin necesitar a nadie. Tienes que permanecer en continuo movimiento, buscando ser feliz por tu cuenta hasta que aparezca ese alguien con quien sienten aún mejor las carcajadas.

"Un día, una chica, una buena chica, me escribió un correo electrónico contándome que se sentía sola.
Esto fue lo que le respondí".




Sois geniales

Quería agradecer a todos vuestra preocupación por mí, porque me habéis escrito a través de Instagram mucha gente. Ser profesora es lo que tiene, que compartes virus cada día, y si son relacionados con el estómago a mí me cuesta salir un poco más de ellos. Pero ya voy mejorando, tragándome muchas series, muchos libros, programando el viaje de este fin de semana, al que sí voy a ir aunque me esté muriendo. Pero quería daros las gracias por todos los mensajes que recibo, gracias siempre por tantísimo cariño. Es inexplicable.

A los Alejandros, a Dani, a las chicas, a todos. No me puedo sentir mejor cuidada. Gracias por hacerme ver que nunca estoy sola, ni para una gripe. Sois geniales.

Patri Izquierdo Díaz


miércoles, 22 de enero de 2020

22 de enero de 2020

Qué te voy a decir a ti, si sabes cómo de puñetera es la vida. Si lo sabes bien. Sabes lo que es echarle cojones, y muchos.

Por eso ahora no va a ser menos. Tú puedes, joder. Puedes con esto y más. Vamos, que no se diga. Demuestra quién eres. Échale cojones, más que nunca. 
Estamos esperándote, ¿sabes? No nos hemos ido. Ni nos vamos a ir. Te vamos a esperar hasta que salgas y continúes. Hasta que pises fuerte y te pongas frente a la vida a decirle quién eres.

No te rindas, por favor. No lo hagas.


martes, 21 de enero de 2020

La aguja del pajar

Voy a aprovechar hoy a contaros cosas, que este finde... Estaré ausente como bien sabéis, y desde aquí quiero dar las gracias a alguien que acaba de entrar en mi vida. Es un chico de Leganés, que me va a matar, pero no recuerdo cómo empezamos a hablar por Instagram, pero hace poco hablando pues le comenté que tenía un blog. Creo que lo está leyendo.

Me ha abierto su "casa" en el sentido de que se ha sentado a escucharme. En nuestro caso, a leerme. Quiero darle las gracias desde aquí porque voy a usar tus palabras y a hacerlas mías, tanto mi blog como yo, estamos a tu disposición para cualquier cosa que necesites. Gracias por escucharme y por aconsejarme de la manera más sincera que has podido, porque eso es lo que me ha sorprendido de ti. Te has sentado a leer la historia del motero. Y a darme a mí caña porque tengo que espabilar y pasar página, cambiar de libro si es necesario o quemarle las bicicletas como terapia de choque.

Gracias por compartir conmigo tu experiencia, tus vivencias, por estar ahí a cualquier hora. No nos conocemos aún en persona, pero siendo de Leganés... Es fácil que alguna vez coincidamos y nos pongamos cara, no solo en las fotos. Encontrar a personas como tú, es como encontrar la famosa aguja del pajar. ¡Casi un milagro! 

Te agradeceré siempre, que seas tan "cruel" o realista a la hora de dar tu opinión, porque es así como me gustan las personas. Que no se sienten a escucharme y me digan: "¡Qué cabrón! Y pobre de ti". Hay mucho más detrás de las palabras que escribimos. Y tú has sabido dar con las teclas adecuadas. Reconozco que empecé contigo cual leona sacando las garras y mordiendo ante cualquier comentario. No te lo tomes personal, soy así nada más conocerme, ¡un amor! Realmente un cactus, pero has sabido torearme y llevarme por tus caminos, esquivar las borderías y templarme sin apenas conocerme. Y eso es sorprendente... 

Así que gracias de verdad por estar ahí leyéndome. Nos queda pendiente conocernos.

Patri Izquierdo Díaz


Mis osos

Estoy escribiendo mucho esta mañana en el blog porque hoy estoy de baja. No paro de vomitar y bueno, ya no sabemos qué puede ser.  Pero hoy no podía estar con mis Osos, me he pasado la mañana pensando en ellos, en si comerán, en si se portarán bien... Con quién estarán. Mis niños me dan vida. No lo sabéis bien, pero adoro mi trabajo. Soy feliz con ellos. Me lo dan todo, son fieles, no abandonan, te quieren sin condiciones, sin más. Eres su referencia, su curación, la que les hace reír, les besa, en mi caso muchísimo, a la que acuden siempre... Te dan tanto sin pedir nada. Es el amor más puro que conozco... 

Amo mi trabajo. Los quiero a ellos, y tengo compañeras que valen oro. Soy muy muy afortunada.

Patri Izquierdo Díaz


21 de enero de 2020


Y es que no hace mucho tiempo perdí el norte, pensé que estaba en el camino equivocado, veía como todo por lo que había luchado iba destruyéndose y eso me provoco muchas noches de insomnios que me robaron parte de mi salud.

Después de unos largos meses llenos de equivocaciones, lágrimas y de culpar al primero que se me cruzaba por delante, me di cuenta de que el único que tenía la solución para volver a encauzar mi vida era yo. Me senté, pensé, he intente calmarme y decidí cambiar mi manera de afrontar la vida.

Decidí que mi historia la escribiría yo, que las personas se van y la vida no se detiene, ni para ellos, ni para mí. Y pensé que ya había perdido demasiado, que era mi hora, que era mi tiempo, que era hora de ir a ritmo. De dar pasos pequeños, grandes y demostrar lo que valgo. Que sé que los planes algunas veces fallan, que las despedidas duelen, que los errores y las pausas también forman parte del aprendizaje.

Que todo tiene un principio, un fin y con el llegan nuevos caminos para llegar a ese “estoy aquí y no me voy a ir”.

Afortunadamente siempre es un buen día para empezar de nuevo, para olvidar los miedos, para perdonar y para reírte de la vida o reírte con ella “eso depende de ti”. Todos tenemos la posibilidad de escribir nuestra propia historia, de elegir nuestros coprotagonistas, de expulsar a quien no aporta nada o se salta el guión y va por libre. “Camina como un rey aunque no lo seas, camina como si no te importara nada… camina con tu propio paso”.


Noches de locura al WhatsApp

- Pero vamos a ver, ¿qué pasa contigo? Que te compras los coches como churros.

- ¿Quieres uno? - ay mi Bollo, hasta las noches me las hace más llevaderas - Es el de sustitución. Gasolina, no digo nada... Es un KS no sé qué y es nuevo nuevo, pero un huevo. ¡Me encanta! Lo voy a fundir!

- No sin mí, déjame probarlo.

- No quiero. Lo voy a usar yo... - me reía porque a él cada vez que le leo, le escucho en mi cabeza.

Para todos los que me habéis preguntado por el coche nuevo, es un coche de sustitución. El mío se está poniendo guapo en el taller para este fin de semana. ¿Os acordáis de que tuve un accidente hace un mes? Pues eso, lo están arreglando. Y aquí el amigo me lo ha llevado a un taller que tela... En la misma calle que el motero trabaja. Cuando lo fui a llevar ayer... Dije, venga, muy bien. Menos mal que Samu no conoce mi coche y no repararía en él, pero sí amigos, en la misma calle del Barrio del Candil... El jueves iré a recogerlo a última hora, con tal de no encontrarme una moto como ayer, como si tengo que ir a las doce de la noche.

La conversación con el Bollo continuó hasta casi la una de la mañana... Me pide que no le cuente como la tiene el vecino del motero. ¡Pues una tranca enorme! Te jodes, he vivido muchos años sabiendo que la tenías descomunal, y tú viviendo de esa fama. Que soy tu amigo no tu amiga, me dice, ya, ya. Para terminar la conversación enviándome un succionador de clítoris por 30 pavos. 

En el cole me regalan mucho chocolate (bombones y bollos) y tú... me envías un aparato de esos... pero, ¿cómo me verá la gente? ¡Súper necesitada! Esto se lo comentaré a mi ingeniero/pollito, porque debe ser que las tres horas que tenemos casi a diario de campamento militar sexual no son fructíferas.

Lo que me pude reír ayer no está escrito. Dormir con una sonrisa no tiene precio... Dormir pensando que alguien a pesar de los años, a pesar de todo te sigue queriendo tanto... No tiene precio. Te voy a querer siete vidas.

Patri Izquierdo Díaz


lunes, 20 de enero de 2020

Leganés Central

Acabo de verlo. Son las 8:10 y ya estoy en mi puesto de trabajo, esperando a mis niños. Descompuesta, rota y hundida... Como decía mi amiga Cris, junto a otra persona que ha dejado en Leganés Central.

No puedo desearle que sea feliz si yo estoy así, hecha una mierda en cuanto he escuchado esa moto. No puedo. Seré la peor persona del mundo, pero él no es mucho mejor... Supongo que todo se pega. 







domingo, 19 de enero de 2020

La clave de todo es darse cuenta de que uno está vivo. Y recordar que nunca es demasiado tarde para comenzar una vez más.


Agradecida

Un día, después de un tiempo, te paras a pensar en todas esas cosas del pasado que te hicieron llorar, y de repente te das cuenta que ya no merecen la pena, que ya no te importan y que ya dejó de doler.
Que todos esos momentos, experiencias, palos y decepciones que te provocaron una lágrima, te han hecho ser quien eres hoy. Quizás más fuerte, más grande y más todo.
Y te sientes eternamente agradecida.


19 de enero de 2020

“No es tan fácil encontrar un cómplice en la vida, alguien que te cuide, que no te juzgue.
Alguien que se ría contigo, alguien que aguante si estás triste, que se aprenda las letras de tus canciones favoritas aunque sea tarareando.
Alguien que esté contigo en los momentos importantes, alguien que te defienda, aunque tú te puedas defender.
Alguien que baile contigo, aunque no le guste, nada más que porque tú se lo pediste”

Anónimo




De Furbis va la cosa

Tenía algo pendiente que hacer. Ir al pueblo, a mi lugar favorito en el mundo, en invierno. Recuerdo que hubo varios años que íbamos todos los fines de semana. Pero entre unas cosa y otras, desde el verano, no había vuelto a ir.

Mi familia pensaba que era por el Repollo, quizás demasiados recuerdos, pero no. Los recuerdos más íntimos y bonitos los tengo con el motero. La primera vez que fuimos, había fallecido recientemente su perro. Y tenía un trancazo, que casi se despide de este mundo. No pasó nada entre nosotros. Nada, de hecho, la primera noche, la pasó en otra habitación. Hoy he vuelto al despacho donde dormimos. Donde le di un masaje, donde nos poníamos películas unas detrás de otras, y las veíamos. Hoy nos he visto allí. Y el estómago me ha pegado una patada en las entrañas. Si hubiera aprovechado esas noches... Si pudiera volver allí, a ese recuerdo.

Me gustaba dormir escuchando su respiración, es decir, dormir cuando él ya se había dormido. Me relajaba, me gustaba sentirme acompañada. Verle dormir era intrigante a la vez que apasionante. Estar con él, era una pasada. 

El viernes lo pasé muy mal. Hay un televisor que llevó él, que venía de otra (de la de Alcalá), y bueno, nos veía a nosotros en la cocina haciendo pizza (él, yo no), en el jardín, en el despacho... En todas partes. Y escribí al bollo. El viernes fue insoportable y no conseguía dormir.

El sábado a la hora de comer, Superman vino a por mí, a escalar, me enseñó que el cielo no está tan lejos, está donde lo dejé antes del motero. Cerca, se puede acariciar desde el cerro del castillo. Me tienes muy consentida... Pero no sabes lo que te agradezco que estés a mi lado en momentos así. Mientras revivo recuerdos que para mi desgracia, son preciosos e imposible de borrar. Me has llevado a montar a caballo y casi matas a Marvel. Hemos probado mi coche nuevo por todos los caminos que hemos visto, me has llevado a comprar ropa nueva a Plasencia, y te has quedado a velarme durante la noche quitándome la manta y pegando unas ostias como panes. 

Te quiero. Te quiero a mi lado, siete vidas más. En la montaña y en la playa, a caballo y en coche, en moto y en barco. Aunque eres un enfadica monumental. Gracias por sentarte a mi lado y dejarme llorar en silencio, porque ya no soy capaz de derramar ninguna lágrima por nada. Por sentarte a mi lado a ver La Resistencia de Broncano, mientras sabías que me dolía el pecho de una manera insoportable por estar donde estábamos. Por ver más allá de lo que mis palabras expresan. 

El segundo paso es volver al pueblo de mi tía, a La Adrada. Esta vez quizá lo haga sola, pero es momento de ir recomponiéndose poco a poco. En Leganés, es aún más difícil, creo que jamás volveré a pisar la Chopera, ni el Libra, ni el chino de La Fortuna... Esos recuerdos tienen que ser recuerdos, guardarse en lo más profundo de mi memoria... Y esperar a ser olvidados o simplemente, a que duelan menos. Guardo cada uno de ellos como si fueran oro. 

Otro paso importante que quiero dar, pero para ese no hay fecha. Sé que aún no estoy lista. Es para ver las fotos del año 2019, donde la primera carpeta es "El Tiemblo", creo que es con Samu, pero no me atrevo a abrir ninguna de ellas... Ni la de Lisboa. Ninguna. Es solo pensarlo y vuelvo a tener ganas de vomitar... (este motivo es la causa del enfado del Bollo). Pero no puedo evitarlo. Me encantan las fotos, creo que todos lo sabéis, y es por la misma razón que ahora mismo no puedo verlas, porque encierran en una imagen una historia... Más que una historia. Parte de ti, sentimientos, vivencias, recuerdos, pasado, personas... Gracias al cielo que no colgué nada en Instagram con él, porque borrarlo abría sido un golpe en la espinilla. 

P.D. Bollito mío, estoy bien. Todo es pasajero... No voy a volver a caer.

Patri Izquierdo Díaz



sábado, 18 de enero de 2020

Demasiados recuerdos

Nunca estaremos preparados para cuando nos rompan el corazón y nos dejen medio vacíos por dentro. Supongo que nunca sabremos cuándo va a pasar ni cómo vamos a actuar si pasa.

Y supongo que es normal, porque hay ciertas situaciones en la vida que nos pillan de imprevisto y nos dejan como bloqueados. Y lo único que podemos hacer es juntar todas las piezas de nuestro corazón y agarrarlo bien fuerte para tirar hacia delante, con todo.

Y es que, pase lo que pase, debemos pensar en nosotros y recordar cómo merecemos que nos quieran. Debemos hacernos valer, ponernos en nuestro lugar y no aceptar a nadie que nos cambie de sitio o nos haga ser quienes no somos. 

Esas situaciones pueden llegar sin avisar, sin que nos lo esperemos, o sí, aunque no lo hayamos querido ver. Llegan y se van. Pero debemos ser lo suficientemente fuertes para saber seguir siendo los mismos, para saber cambiar de página, de libro o de capítulo. Para saber que las lágrimas pueden ser buenas pero que las sonrisas siempre tienen que ganarles, y cuando no lo hacen, no merece la pena. 

Debemos saber que el amor no duele, y que cuando lo hace, no es amor, era solo eso que a veces se le parece pero que no tiene ni punto de comparación. 




miércoles, 15 de enero de 2020

El amor no duele

Nunca estaremos preparados para cuando nos rompan el corazón y nos dejen medio vacíos por dentro. Supongo que nunca sabremos cuándo va a pasar ni cómo vamos a actuar si pasa.

Y supongo que es normal, porque hay ciertas situaciones en la vida que nos pillan de imprevisto y nos dejan como bloqueados. Y lo único que podemos hacer es juntar todas las piezas de nuestro corazón y agarrarlo bien fuerte para tirar hacia delante, con todo.

Y es que, pase lo que pase, debemos pensar en nosotros y recordar cómo merecemos que nos quieran. Debemos hacernos valer, ponernos en nuestro lugar y no aceptar a nadie que nos cambie de sitio o nos haga ser quienes no somos. 

Esas situaciones pueden llegar sin avisar, sin que nos lo esperemos, o sí, aunque no lo hayamos querido ver. Llegan y se van. Pero debemos ser lo suficientemente fuertes para saber seguir siendo los mismos, para saber cambiar de página, de libro o de capítulo. Para saber que las lágrimas pueden ser buenas pero que las sonrisas siempre tienen que ganarles, y cuando no lo hacen, no merece la pena. 

Debemos saber que el amor no duele, y que cuando lo hace, no es amor, era solo eso que a veces se le parece pero que no tiene ni punto de comparación. 


martes, 14 de enero de 2020

Vuelvo a mi castillo

Por fin un día que llego pronto a casa. Tanto trabajo va a acabar conmigo. Tengo un rato para sentarme frente al teclado junto a un té para contaros algo que he estado pensando todo el día. 

Como todos sabéis, estoy conociendo a alguien, no puedo decir que esté con él porque no es así, y a lo tonto llevamos dos meses. Sí, es el ingeniero. Estoy preparando ahora mismo un viaje con él para dentro de quince días... ha salido de mí. Es la primera vez que viajo con él, que viajo con otra persona que no es... bueno, ya sabéis. Es otro paso, es otra historia, es otro suma y sigue. Y no sé si lo estoy haciendo bien. 

Él me gusta, y no porque se parezca a quien vosotros ya sabéis, sino porque sé que no es capaz de hacerme daño, lo sé. Eso se nota en las personas, en su forma de actuar, en lo que dice, en cómo lo dice. Es muy buena persona, mejor que yo. Y somos totalmente opuestos, no nos parecemos en nada... Eso no sé si es bueno, pero, tengo miedo. Y ese miedo es el que me impide montar en unicornio o el ser feliz al cien por cien. Me cuesta vivir nuestros momentos con plena tranquilidad. Nuestra noche de hotel, nuestras cenas en La Latina o nuestras noches en cualquier descampado o parque. Voy partido a partido como diría Simeone, muy, muy despacio. No quiero hacerme ilusiones de nada. No quiero volver a pasarlo mal. No puedo.

Hubo un momento en el que me habló de una rubia, y me acordé de Belén, es la misma rubia, y no es que sea celosa, para nada, de hecho no lo soy, sino no hubiera tenido una historia como la que tuve con el señor de la moto, pero me hace... ¿desconfiar? Y no por él, por ella, no sé, es un jaleo, pero es como... ¡dios, otra vez! ¿Acaso no se pueden ser dos en una relación? ¿Las relaciones son tan difíciles que hay que llevarlas entre tres o más? ¿Todos los hombres tienen un harén? 

Sé que no es nadie, salvo una amiga, pero... esto me lleva a pensar muchas cosas, sobre mí. No sobre él, en él confío plenamente, sino en mi. No confío en mí, en quedarme a ver cómo va la historia. Se llama miedo. No sé si voy a poder dar todo de mí. A primeras, parece que cuento todo, que te hablo de toda mi vida y que soy extrovertida, pero hay muchas cosas que me guardo, creerme. Y antes la contaba en el blog, pero cada vez cuento también menos.

Me estoy encerrando en mí. Me he vuelto desconfiada de repente. No me reconozco, me resulto extraña. Vuelvo a ser la chica de hielo que un día fui. Llena de murallas, llena de miedos y desconfianzas, con corazas, con pies de plomos... Vuelvo a mi castillo, debe ser por eso que soy una loca de los castillos. Porque son sitios maravillosos, pero fríos y en parte sombríos. Parte de cuentos de hadas, de los príncipes con mucho cuento, de las princesas que no dan la talla... He dejado de sentir nada. Mi Bollo dice que no es eso, es que siento demasiado por el que no debo sentir, su amigo en cambio, dice que me han dejado tan vacía que mi corazón hace eco al latir, y hay que esperar para que nazcan de nuevo los sentimientos. En manos está del ingeniero si merece la pena esperarme o no. Yo no lo haría por mí. No daría ni un duro por mí. 

De alguna manera, siento que me he escondido tras el trabajo, que encima me han aumentado las horas en el cole, las extrescolares, los desayunos... Estoy ahí detrás del mogollón de horas que echo, y me he abandonado un poco, he abandonado mi vida y me he sentado a verla desde la barrera, de lejos, que se está mejor, a salvo. Sí, es de cobardes, estoy de acuerdo, pero en este momento me da igual. Estoy cansada y no puedo hacer frente a nada más.

En quince días, os contaré mi viaje. Por un lado, pienso que puede servir para aclararme o para descubrir si aún soy capaz de sentir algo por alguien o si se lo llevaron todo y por otro... Este miedo y esta incertidumbre no me dejar pegar ojo.


domingo, 12 de enero de 2020

Yo sí

Dime si te atreves y recorremos el mundo de la mano, con un puñado de sonrisas en la mochila y ganas, de esas que no se acaban nunca.
Dime si te atreves y nos abrazamos cuando caiga la tormenta, cuando crezcan los problemas o cuando el día esté más tonto de lo normal.
Dime si te atreves y nos olvidamos del mundo mientras conocemos cada una de sus calles, inventamos historias, construimos sueños y nos lanzamos a cumplirlos uno a uno.
Dime si te atreves y dejo que me conozcas desde mi principio hasta mi fin, sin dejarte ni un defecto, lunar o secreto por el camino.
Dime si te atreves y nos comemos a besos en mitad de la multitud, mientras se nos escapa una sonrisa sin darnos cuenta y sentimos eso que llaman felicidad.
Yo sí me atrevo, ¿y tú?


Y al revés

Existen personas que, de repente, un día, deciden irse de nuestras vidas. Deciden alejarse, no ser los mismos. Así, sin motivos. Sin avisar.
Y supongo que cuando eso pasa no podemos hacer nada, lo único dejar que se vayan. Creo que la vida es demasiado corta como para rogarle a alguien que se quede, como para perder el tiempo insistiendo una y otra vez en que alguien vuelva a ser la misma persona de antes. Cada uno tiene sus razones para irse, para marcharse, para dejar de estar donde siempre estuvo. Y no somos nadie para cambiar eso.
Por eso un día dejé ir a quien quiso irse. A quien puso el orgullo por medio y le dejó que ganase. Dejé de perder el tiempo con quien no quería estar, y me centré un poquito más en aquellos que se lo merecían.
Con el paso de los palos, las experiencias, las decepciones, y todas esas cosas que aparecen sin avisar y nos cambian por completo, descubrí que quien quiere, siempre saca tiempo. Y a quien le importas, se le nota.
Y al revés, más aún.


Sonriendo, que es gerundio. Y viernes, también.


Agradecida

Un día, después de un tiempo, te paras a pensar en todas esas cosas del pasado que te hicieron llorar, y de repente te das cuenta que ya no merecen la pena, que ya no te importan y que ya dejó de doler.
Que todos esos momentos, experiencias, palos y decepciones que te provocaron una lágrima, te han hecho ser quien eres hoy. Quizás más fuerte, más grande y más todo.
Y te sientes eternamente agradecida.


¡Bruja!

“Cuando te digan bruja, sonríe. Lo eres, ¡qué bendición!
Las brujas siempre han sido mujeres que se atrevieron a ser valerosas, agresivas, inteligentes, no conformistas, curiosas, independientes, liberadas sexualmente, revolucionarias...
Una bruja vive y ríe en cada mujer. Es la parte libre de cada una de nosotras. Eres una bruja por el hecho de ser mujer, indómita, aireada, alegre e inmortal”.
Morgan, R.


Encuentra tu sitio


Es de valientes ser uno mismo.
Aunque desentones. Aunque vayas contra marea.
Aunque sientas que no pegas.
Y no dejar de serlo, a pesar de todo.
Y encontrar tu sitio.


Te lo recomiendo

Te recomiendo que te autoenamores, enamórate de ti misma, aprende a estar sola, aprende a darte aquello que necesitas, aprende a llenar tu día a día de momentos bonitos contigo misma.


Vacíate de todo lo que crees que eres y no lo eres y llénate de lo que sí eres, de tus valores, de tus sentimientos, de lo que te gusta. Seguro que escondido dentro de ti hay un maravilloso mundo que desea salir.



Elvira Muliterno


Después de un tiempo


"Después de un tiempo uno aprende la sutil diferencia entre sostener una mano y encadenar el alma.


Y uno aprende que el amor no significa acostarse y una compañía no significa seguridad y uno empieza a aprender...

Que los besos no son contratos y los regalos no son promesas, y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos.

Y uno aprende a construir todos los caminos en el hoy, porque el terreno de mañana es demasiado inseguro para planes... y los futuros tienen una forma de caerse en la mitad.

Y después de un tiempo uno aprende que si es demasiado, hasta el calor del sol quema.

Así que uno planta su propio jardín y decora su propia alma, en lugar de esperar a que alguien le traiga flores."

Jorge Luis Borges


Personas que tienen el don de darle sabor de TODO a cada NADA.