jueves, 31 de mayo de 2018

Hago cosas raras

Digamos que hago cosas raras.
No me gustan los caminos rectos si no son hasta tu boca.
Por eso dí un rodeo hasta para olvidarte.
Y nunca quise olvidarte pero me va haciendo falta.
Y he seguido haciendo cosas raras.
He intentado descolgarme las heridas de la piel.
Igual que una camiseta de la cuerda de tender.
Lo mismo que un cuadro de un museo.
Volví a conducir rápido. Suicida.
Para adelantar de noche a mis temores.
Como digo, hago cosas raras.
Te busco en los botes vacíos de la despensa.
Aún veo a la primavera temblar en nuestras fotos.
En las discotecas sólo hay fast food.
Ningún alma que llevarse a la boca.
Me hago un torniquete en los sentimientos.
Para que no se desboquen los recuerdos.
Por si no lo recuerdas, hago cosas raras.
Y corro, de un lugar a otro.
Mi cabeza ya lo entiende pero no mi corazón.
Corro hacia las piernas de la noche.
Corro hacia las sílabas de otro cuerpo.
Corro, corro, corro.
Y no sirve de nada
y lo sigo haciendo y no sirve de nada
y lo sigo haciendo y no sirve de nada
y lo sigo haciendo y no sirve de nada.

Si algo he aprendido es que
se puede huir de todo menos de lo que se pierde.

Marwan


Deseo concedido


- ¿Qué te resulta tan gracioso? - preguntó Niall, asombrado.

- Megan -contestó Duncan mientras cerraba los ojos -. Siempre dice que las noches con truenos y con rayos son sus noches preferidas.

- ¿En serio? - sonrió Niall percatándose de que hasta en eso ella era diferente.

- Sí - asintió Ducan quitándose con disimulo una lágrima que rodaba por su cara -. Es tan valiente que a la oscuridad ni a los truenos tema.

Megan Maxwell



Todos cantaban versos de amor

Me llueves. Me deshaces. Como azúcar.
Me desnuda. Me vistes de suspiros.
Me besas por los puntos cardinales.
Me abrazas en los árboles del cielo.

Te sueño entre las nubes a las cinco
y las siete me pierdo por tus ojos.
Te espero con la vida en los bolsillos.
Desayuno en la mañana de tus labios.

Me llamas. Me desarmas. Me recorres.
Me meneas las dudas y las manos.
Me santiguas en todas las esquinas.
Me asaltas las palabras y los nombres.

Te rebusco los huecos y las sombras.
Apuesto por tu cuerpo a luces plenas.
Te persigo por dentro de tu falda.
Me muero en tu sonrisa y en tu blusa.

No caemos los dos en el abismo
de la carne, tu sangre presentida.
Nos morimos los dos. Me resucitas.
Me matas a mordiscos. Nos vivimos.
Y, si no, que venga dios y lo vea.

Rodolfo Serrano



Telediario

Una mujer en una manifestación por la educación pública:
"Tenemos que protestar si no queremos perder nuestro derechos".
Un político: "No cambiaremos nuestras políticas
por muchas protestas y manifestaciones que se hagan".



Cuánta tristeza. Cuánto

dolor en las palabras que ahora escucho,
derrotado frente al televisor.
Por las calles, se extiende, como un sueño,
la impotencia, las manos que no tienen
más que el blanco vacío, el imposible
afán de la tormenta que no llega,
que ha de limpiar las plazas y los cuerpos.

Un futuro sin nombres ni amapolas.
La soberbia se sube a los caballos,
deshace claros días, atraviersa
con la lanza del odio la esperanza.
Mata la voz del hombre, lo aniquila,
lo entierra entre palabras. Hay un vómito
agrio de vino y sangre en el asfalto.

Y todo, todo está como si nada,
como si todo fuera una noche interminable,
el deseo de un fuego ante la cueva,
la nostalgia de viejos paraísos,
la sensación del miedo, el lento pulso
de un corazón cansado y ya vencido.

Más allá de esas voces se levantan
unos labios abiertos a la vida,
los cuadernos y libros escolares,
el alma de los niños, la tristeza,
el pan de cada día y las canciones
de amor, la piel de las estrellas.

Cuánta tristeza. Amor, cuánta tristeza,
cuánto dolor, ahora, ya perdidos
para siempre los mapas que nos trigan
el tesoro de las islas a nuestras manos.
Mas salgamos al mar. Vente conmigo.
La bandera pirata es ahora nuestra
y John el Largo nos guía hasta su isla.

Rodolfo Serrano



Nada parecía tan cercano

Y luego estaba el mundo. La tristeza 
de una habitación deshabitada.
Estaba el hombre. Y ese puro instante
en que la vida misma se asomaba
como un sueño sin dios ni pastillas.

Vivíamos sabiendo que las cosas
no tienen el final que uno desea.
La palabra y el viento conocido,
los años por el agua, cuando todo
es una fiesta inútil y perdida.

Devorábamos besos. Y las manos
buscaban los momento más intensos,
la pureza de una carne en la alta noche,
el deseo más limpio y primitivo,
las horas desatadas de los días.

Y cuando todo al fin fue cuerpo muerto
y vinieron a la puerta los temores,
entonces no supimos enfrentarnos
a la desesperación de haber perdido
el paraíso, la patria de la infancia.

Rodolfo Serrano


martes, 29 de mayo de 2018

Es él quien nos elige

Se enamoró de quien no imaginaba, de quien no esperaba y de quien no estaba buscando. Desde ese momento comprendió que el amor no se elige. Es él quien nos elige a nosotros.


Los indios rodean a custer

Todos tenemos algún rincón maldito,
aquel en que guardamos los adioses,
las palabras de amor que no dijimos,
los besos que pedimos, las caricias
que nunca nos llegaron. Pero siempre,
cuando la luz se enciende
en el bar que nos pilla de camino,
hay un momento, escondido entre los vasos,
en que parecen como si viniera
ella a beber los besos que dejara
a medias esa noche, la del miedo.

Entonces, sólo entonces, recordamos
la barra y los neones que hace tiempo
eran feliz preludio de la carne.
Y todo nos parece letal y muy hermoso.
Lo mismo que un revólver con las balas
de plata o un despertador de madrugada.

No hay que buscar ya más. Está ya todo
vencido y recordado. No podemos
resucitar al vampiro nos con un beso,
y Lilit jamás nos buscará fuera del paraíso.

Así que, así las cosas, aconsejo
en días como estos que te cuento
que te acopies de alcohol y bien armado
ocupa tu lugar en esa empalizada
donde saber que al fin el enemigo
te arrancará el corazón. Estamos rodeados.

Rodolfo Serrano


Todo irá bien

Todo nos irá bien porque la vida es larga.
Vendrán nuevos amores. De éste nuestro
nos quedarán los días del recuerdo, y esas noches
en las que tanto creíamos y gozamos.

Un día no sabremos si este ansia que sentimos ahora,
este no despertarnos sin un cuerpo en la cama, la alegría
de no tener otra riqueza que unos labios
eran tan sólo el sueño de Ismael buscando la ballena.

No habrá amor más allá de nuestras manos,
de las noches contigo, del teléfono
sonando en punto cada día.
Y mañana, al caer las catedrales, cuando la tarde busque
el camino de pájaros, el último cigarro
encendido en tu boca,
podremos resumir la historia de dos nombres
en la palabra adiós. Y no seremos más la dulce sombra
de un recuerdo que ahora nos asusta.

Todo irá bien. Seremos siempre
lo mejor de la vida, la envidia de los otros,
pedazos de metralla en esta guerra de carne enamorada.

Tú me recordarás cuando contemples
a una muchacha oscura sentada en un café
que espera y fuma.

Y te recordaré de madrugada,
cada vez que despierte y esté sola. Cuando venga
la tristeza a buscarme. Cuando lea,
olvidada tu boca, cualquier libro de versos. Y no sufras.
Todo nos irá bien porque la vida es larga. Y ahora mismo
nos amamos y decimos adiós a lo que fuimos.

Así decías, de pie los dos, después de haberte amado,
en la esquina más fría de la cama.
Han pasado los años. Te confieso
que nada me fue bien.Pero la vida
se me ha hecho muy larga sin tu cuerpo.

Rodolfo Serrano



lunes, 28 de mayo de 2018

Los caminos del agua

Cuando tú aparecías el día se quebraba en mil pedazos.
Y el mundo era más alto que la más alta estrella.
Venías de las sombras y de estaciones frías,
de los cuchillos anchos y de la piel desnuda.

En ti no había más nubes que las de los veranos
en que yo te soñaba sin conocer tu amor de agua.
Para mí no existían más manos que las tuyas
ni más besos que aquellos que nunca me habías dado.

Pero puedo decirte que en los acantilados
de todas la mareas estabas, como el tiempo
de la desolación, de amor de hotel y de una noche.
Tan lejana y tan cierta como el paso del miedo.

Me perdía yo entonces en otras sensaciones
de alcohol y de mujeres que bebían el viento.
Y tú estabas en ellas, como si todo fuera
la verdad y la muerte de un espacio vacío.

Fue encontrarte y saber que todo comenzaba
en tus manos pequeñas y tus pies de racimo.
Uvas para el recuerdo, desgranando despacio
la insensata quimera de que en ti era la vida.

No he vuelto a ser el muchacho que un día
fumaba cigarrillos y te mandaba versos.
Y hoy que el mundo no existe, mi deseo sería
perderme entre tus brazos. Y otra vez me encontraras.

Rodolfo Serrano





Tiempos duros

Tiempos difíciles, amor. Son tiempos duros
en los que viene el corazón hecho pedazos.
La espera de los días, cuando ya todo muere,
es un largo camino que conduce al pasado.

Aquí, a tu lado estoy como si todo fuera
una canción, tristeza, en los cortos latidos.
La vida se nos cuela entre voces y versos.
La vida es un instante que ahora siento más mía.

Para amarte, mi amor, para que todo cambie
quiero enviarte besos, mil rosas amarillas,
detenerme esta noche en tu cintura abierta
y recrear el mundo que cabe entre tus manos.

No habrá teléfonos diciéndome tu nombre.
Ni podemos soñar con los viejo amantes.
El pan de cada día no tiene el hambre ahora
de aquellos años puros cuando el hombre nacía.

Me refugio en tu sangre para vivir sin sueño.
Me detengo en tu breve cintura y se desatan
los minutos gloriosos cuando era la esperanza
el vino de los pobres y el mañana más cierto.

Y despierto a tu lado, mientras el mundo sigue
como un perro sin amo, golpeado y herido.
Pero habrá otro mañana. Lo veo en la sonrisa
de los niños que vienen a tu cama a buscarnos.

Rodolfo Serrano


Agua para tu piel

La vida es lo que ocurre mientras busco
tu boca en otra boca. Y el deseo.
Es la mitad de un cuerpo entre las sábanas.
Un cigarrillo suelto. Y el café de la tarde.

Es la calle de entonces. Esos tragos
para beberte, el ansia de saberte
perdida entre la noche y viejos barcos.
La desesperación de no ser ángel.

Un espada en la carne estremecida,
ese espacio de luz apenas visto,
las ganas de llorar, y tu voz rota,
la boca donde el mundo se hizo niño.

La vida para darte y que no tengo.
Un futuro de globos y de miedos.
Las manos que no encuentran.
El hombre en la caverna de los dioses.

La vida está. Despierta fugazmente.
Pero ya no vendrá. Tiempo de ira.
Inevitable tiempo. Vida ahora.

Agua para tu piel que no lo sabe.

Rodolfo Serrano


domingo, 27 de mayo de 2018

Me encanta

+ Me encanta.

- ¿Qué te encanta?

+Pues darme cuenta de cómo es la gente. Las caras de asco, las miradas que matan. Prefiero que me escupan en la cara a que me den un abrazo falso, sin sentir nada.

-¿Por qué?

+Mira ese grupito de ahí, me odia porque todos decían blanco y yo dije negro, mira a ese tío, me odia sin conocerme, ahora mira al otro, me quiere y nunca me ha dicho ni hola. Mira a ese grupito de amigos, se critican y luego se miran tan tranquilamente, como si nada, ahora mira a esa pareja, llevan 2 años y se creen que será eterno, no se dan ni cuenta que hay cuentos que acaban bien, “y comieron perdices” y otros que acaban mal pero todos los cuentos acaban en “Fin”. La mayoría se cree que el mundo es bambi. Creen que vuelan, pero sus alas no son de verdad. Mira a esa, me pone verde porque el niño que quiere le gusto yo, y ahora mira la otra, verde también porque se corto el pelo y le dije que no me gustaba el corte. Esas amigas, se prometieron que siempre estarían juntas, ¿cómo pueden prometerse eso? Si a la que se acabe el instituto todo se irá a la mierda, que las cosas van así, hoy te quiero pero mañana adiós muy buenas. Ahora mira para ya, ellas llegaron de golpe y en dos meses de conocernos se patearon el pueblo conmigo porque estaba rallada, hicieron el ridículo por la calle sin importarles nada, solo por verme sonreír, aunque puede ser que cuando de verdad las necesite me fallen, pero ya no me sorprende. Mira a tu alrededor y date cuenta de que la gente es mas falsa que los billetes del monopoli, que están sus caprichos antes que tu, que esta su sonrisa pintada antes que tú.

- ¿Qué quieres decir con eso?

+Entra, sal, baila, salta, canta aunque llueva, haz lo que te dé la gana sin importarte el qué dirán, porque hagas lo que hagas la gente hablará, se tú misma y hazlo sin miedo, porque total, esa te odiará solo porque tienes el culo mejor puesto, equivócate, aprende, cáete, levántate y vuélvete a equivocar sin miedo a caerte de nuevo, que te resbale las voces de tu alrededor que naces y vives solo, que todo es falso y cuanto antes abras los ojos, menos te dolerán los palos que da la vida, nunca cierres la puerta de tu sinceridad, di lo que pienses aunque haga daño, se clara porque las cosas claras es importante y más cuando van de cara, mata pero hazlo de frente, no seas como ellos no des por la espalda. Es un bicho raro, se original. Porque la vida es demasiado corta para ser perfecta.

- ¿Qué es lo peor de esto?

+Ser solo una pieza más del mismo puzzle.


Superhéroes dotados de armas secretas

Odio a los canallas, a los que abusan de los demás, poco importa de donde vengan o cómo se llamen o se vistan. Odio a los que no respetan la vida y la serenidad ajena. Odio a los que, en lugar de pedir lo que no es suyo, lo roban. y te dejan así, indefenso, impotente, aturdido y triste. Y querrías ser uno de esos superhéroes dotados de armas secretas y de poderes mágicos a los que le basta con mirar al tipo para, ¡zas!, hacerlo desaparecer.


A veces

Hoy me puse a curiosear por mi habitación y encontré una carpeta. En ella estaban nuestros recuerdos. Nuestras fotos, algunas notas y la carta que siempre me hizo llorar. Aquella que me diste por mi cumpleaños. Aquella que me hace llorar todavía cuando la leo porque aunque diga que tu te marchaste pero la vida me dio cuatro amigas más, yo no puedo olvidar todo lo que vivimos juntas. Tu siempre me comprendiste, me escuchaste como ninguna lo ha hecho. Tu llegaste a interponer mis problemas a los tuyos, tu siempre hiciste que estuviese feliz, aunque no tuviese motivos para hacerlo. 
Por eso ahora cuando leo esa carta donde se habla de la hermandad, la amistad o la confianza me pregunto que donde quedó todo esto o simplemente como pudo esfumarse tan rápido.
Y si tengo nuevas amigas y las quiero muchísimo, pero a día de hoy tengo que reconocer que no he vivido ni la mitad de momento que contigo. Que no les he contado tantas cosas como a ti. Que nunca me han llegado a comprender como tú y que nunca me han escuchado como lo has hecho tú. 
Por eso hoy te digo que a veces me muero de ganas de hablar contigo, de poder contarte lo que me preocupa porque se que tu me vas a escuchar. Decirte que a veces te echo de menos, porque se que aunque pasen los años como tu nunca habrá nadie...


viernes, 25 de mayo de 2018

Fábricas abandonadas

A mi amigo Fran Fernández, que me regaló este título.



Como esas fábricas, recuerdos de un pasado muy lejano,

vacías y dejadas de la mano de Dios y de los hombres,
con el olor del polvo y del aceite de máquinas paradas,
y el hollín recubriendo paredes y baldosas, el cemento
agrietado y el silencio ominoso de la vida que ha sido.

Los mismo que esas fábricas, viejas y abandonadas,
ya sin nadie y sin nada, corazón oxidado del acero,
sin sueños ya, sin sueños y sin voces,
y con el sol de invierno
entrando por ventanas que ha dejado de calentar la vida.

Mis días son lo mismo. Y son como vencejo
buscando entre los muros la salida hacia el cielo.
Mi corazón cansado no tiene ya el recuerdo del tiempo enamorado.
Hoy se rinde, vencido, entre la viejas ruinas donde todo se muere
y la vida es tan solo un recuerdo lejano donde reina el silencio.

Rodolfo Serrano


Pasión de amor

Amarte tampoco es tan difícil.
Es el oírte hablar o ver la tele.
Que me des empujones mientras duermo,
ir contigo a la compra, hablar de libros
o que me pases la mano por la frente
cuando te digo
que estoy con fiebre y sueño.

No es difícil quererte apasionadamente.
Se trata de comer sin decir nada,
cada uno a lo suyo, y muchas veces
ni siquiera escuchar lo que me dices,
o enfadarme si no encuentro la camisa
que tanto te molesta y me escondes.

Amarte con desesperación es muy sencillo.
Basta con sorprenderte sonriendo
cuando cuento un chiste malo o me comentas
la última que te han hecho en el trabajo.
Amarte también es cuando acaricio tu piel
por debajo del vestido y te escucho decir:
"¿es que estás tonto?".

Al fin y al cabo, amar deber ser eso:
la rutina diaria que no puede
acabar con los besos que un día fueron
ni con los que aún nos quedan por delante.

Rodolfo Serrano




Ellas

Y al final los que están son los que importan.

David Sant


Siempre

Y siguió adelante, pese al corazón roto y al rimel corrido por toda el alma.
Y es que así son las guerreras... al final siempre vuelven. Siempre.

David Sant


Ese día

Y llega el día en que ya buscas a esa persona para nada. Que ya no extrañas sus mensajes. Que su cuerpo ya no es síntoma de locura.
Y que esos ojos ya no detienen tu mundo.
Llega ese día en que por fin, pero por fin, has aprendido a decir adiós sin que duela.

www.elalmaenloslabios.com


jueves, 24 de mayo de 2018

Volvió

Y de repente apareció en su vida haciéndole renacer de los escombros, sanando las heridas, llenando cada vacío de amor. Y con eso volvieron las mariposas en el estómago, las sonrisas sin motivos, las ganas de volver a creer, a sentir, a soñar. Le devolvió las ganas de seguir creyendo en eso que llaman amor.

Miguel Martínez


La primera vez

Esa primera vez -no sé si la recuerdas-
estaba ya, mi cuerpo sin saberlo,
condenado a tu piel. Y tú no eras
la mujer de mi vida. Y yo tenía
el corazón perdido en mis asuntos.

Yo no te amaba aún. Era el deseo
corriendo a borbotones por mis venas.
Era un cuerpo, la carne, lo que andaba
arañando tu piel. Y hasta mis besos
eran necesaria pasión de madrugada.

Apenas si me hablaste. Susurrabas
con torpeza mis nombre. Y asustada
me mordiste en el cuello. No te dije
ni mi amor, ni mi vida, ni las cosas
que luego mordería de tu boca.

Cuando bebí de ti, cuando rompiste
en un grito imposible, cuando el mundo
se deshizo lo mismo que tu vientre,
ni siquiera -ya ves- en ese instante
me enamoré de ti. Sólo el deseo.

Esa primera vez, al levantarnos,
en silencio los dos y sin mirarnos,
y salir a la calle, tu cintura
grabada aún en las yemas de mis dedos,
buscamos un café.

Y fue en ese momento.
Sonreíste y alzándote en la silla
me besaste en los labios muy blandito,
Y yo miré tu cara. El dulce roce
de tus pezones rompiendo la camisa,
tus ojos que buscaban el recuerdo
de la pasión sentida en mis mejillas...
Y, sobre todo, ese gesto que luego adoraría:
tus dedos recorriendo la palma de mi mano.
Y fue entonces,
supe que te amaría para siempre.

Rodolfo Serrano


Tu abrigo

Adoraba tu abrigo portugués. Y yo pasaba
mi brazo bajo el paño azul. No he olvidado 
tu perfume. La dulce sensación
de un vientre que sentía
palpitar en la punta de los dedos.

Olías como huelen los puertos prohibidos, 
había olor a sal y a primavera. Algún lejano
recuerdo de las noches de bares y tabaco.
El color de una piel, hasta tu nombre
tenía sabor a brisa,
cuando el agua
era lluvia corriendo por tu pelo. Y el pecado
era buscarte debajo de tu abrigo.

Mi pequeña dulzura, café ardiendo 
en mis labios. La soledad de dos bajo tu abrigo.
Hoy no sabría
decir aquellas cosas como antes: me sentía
viejo y cansado y al mismo tiempo era
un niño cuando hambriento te buscaba
bajo tu abrigo azul.

Pero, entonces, y ahora mismo, cambiaría
todos y cada uno de estos versos
por oírte decir, como decías, abriéndome los brazos:
"Si tienes frío, ven porque 
cabemos los dos bajo este abrigo, vida mía".

Rodolfo Serrano