jueves, 29 de diciembre de 2022

La maternidad real

 Este libro está basado en hechos reales. Algunos forman parte de mi historia y otros de la tuya, porque me la contaste algún día o porque las maternidades pueden ser muy diferentes y también muy iguales. 

Así que cualquier parecido con tu vida, la de tu amiga o la de la vecina, no es pura coincidencia es MATERNIDAD REAL.



lunes, 26 de diciembre de 2022

Nochebuena y Navidad

 ¡Una fiesta menos!

Mirar que me gusta la Navidad pero no tanto las cenas y comidas familiares. Estas navidades han sido diferente. Primero, porque Helena es muy pequeña y no queremos volver a pasar por el hospital, así que, decidimos quedarnos en casa en Nochebuena y segundo, porque por primera vez en treinta años (que son los que tengo), no lo he pasado en casa de mi abuela.

Me prometí a mí misma que mientras la abuela durase (y eso que creo firmemente que los abuelos deberían ser eternos), la nochebuena la pasaría con ella. Pero no ha sido así por lo que os he comentado. El día 24 me levanté con un poco de nostalgia, pena y por supuesto, cansancio. Las noches que nos está dando Helena, la pobre mía con sus cólicos de gases, están siendo toledanas. Pero bueno, los cambios siempre son para bien. Y la ilusión de ver los regalos de Papá Noel, no caduca con la edad (gracias siempre a mi marido por hacer cada día especial).

Y más allá de la nostalgia con un toque de tristeza por aquellos que faltan, la alegría de las primeras veces de Helena, me tiene loca, enamorada y agradecida. Ser madre ha sido la mejor decisión que llevé a cabo. Lo que siento por mi pequeña, no tiene nombre ni medida. Es olvidarte de ti, cambiar las prioridades, cambiar tu vida entera por el amor más puro que existe y que conozco. 

Seguimos disfrutando de las navidades en familia.



sábado, 17 de diciembre de 2022

A solo unos días

 Quedan aún unos días para que finalice el año, pero ya he podido sacar mis propias conclusiones. La primera es que nadie sale de un laberinto propio con llaves ajenas. Nos pueden aconsejar una y otra vez sobre la salida, pero sólo saldremos cuando realmente la queremos ver, cuando de verdad creamos que estamos preparados para salir. 

La segunda es que la vida es una montaña rusa. Hay que estar preparados para estar abajo, pero también disfrutar del viento y la brisa cuando estamos arriba. 

La tercera y última es que los comienzos dan miedo. Mucho miedo, pero también están cargados de nuevas ilusiones, nuevas ganas y nuevas metas. 

Encontré la llave para salir del 2022... Ahora vamos a entrar en el laberinto del 2023.



Ya no soy feminista

 "Es imposible seguir siendo feminista después de haber presenciado un embarazo, un parto y una lactancia.

Es imposible pensar que el hombre y la mujer somos lo mismo, cuando ellas tienen superpoderes. El súper poder de crear vida en su interior durante nueve meses, diseñar y configurar un ser humano con su tejido nervioso y neuronal, sus manitas y su corazón. 

No, es imposible.

Es imposible pensar que somos lo mismo tras presenciar 12 horas de contracciones cada 4 minutos. Verle la cara de miedo al sentir que una nueva ola de contracción le visitaba y la de dolor cuando llegaba a su pico más alto, doblada sobre el sofá y respirando con fuerza. No, es imposible vivir tanto dolor durante tanto tiempo y dominar la situación.

Es imposible pensar que tenemos las mismas capacidades tras verla empujar, partirse, sangrar y utilizar cada músculo de su cuerpo para dar vida a nuestro bebé a través de su cuerpo.

El parto es el evento más salvaje que he vivido y que más me ha reconectado con el "yo" más primitivo, pero sobre todo, con "su yo" más primitivo. Ancestral. Salvaje. Animal. Maravilloso y emocionante. Jamás imaginé a Idoia así y cuando todo acabó la miré y pensé "Joder, eres Dios. Si Dios existe se ha metido entre tu piel, tú carne y tu útero para hacerse presente justo aquí. Delante de mis ojos. Mientras espero sin hacer nada a que alumbres un regalo como este". Dios. Diosa. 

Es imposible no ver que ella genera el alimento que salva a nuestra hija cada día. Que lo hace de forma natural y que se despierta cada hora y media para la toma que le mantendrá con vida dos horas más.

Cualquier hombre que haya vivido de cerca un embarazo, un parto y un posparto sabrá que no somos iguales. Que son mucho mejores.

Veo con otros ojos no solo a Idoia, sino también a mi madre, a mi jefa y a mis amigas. Compañeras, si habéis pasado por todo esto, os imagino en esa situación y pienso "No, no somos iguales. Sois mucho mejores. Más valientes, más duras, más consecuentes, más salvajes".

Por eso es imposible seguir siendo feminista. No somos iguales. Sois mucho mejor".

Pablo Sierra



viernes, 9 de diciembre de 2022

Bajo las sábanas

 Conozco las reacciones que se están provocando en mí. Conozco el cansancio, las pocas ganas de comer y ver a la comida como el mayor enemigo del mundo. Ahogarme en canciones que de nuevo, toman sentido sus letras. Me refugio en mi bebé. Se ha convertido en mi paracaídas como mi perra. Y las ganas de escribir vuelven a aparecer pero sin tiempo para hacerlo como antes. Las noches suelen ser largas y movidas, pero aprovecho su sueño para dormir yo. La lactancia tampoco está siendo como me la contaron. Todo está siendo algo más complicado de lo esperado. Supongo que cada maternidad es única y no se puede igualar a otra.

Me recuerdo a mí misma justo hace tres años, algo perdida, sola, muy sola y sin nadie a quien agarrarme. Pero no me importa, quizás, en el fondo, también busco estar sola con Maya y Helena. Sin consejos, ni comentarios, ni nadie cerca que te juzgue, te diga, te ordene... No me apetece escuchar a nadie y las visitas me están pareciendo ya bastante cansinas. Echo de menos estar en mi casa, en silencio, a solas, estando en pijama y haciendo lo que me apetece sin estar sentada en el sillón esperando que se vayan los visitantes. No quiero sonar desagradecida. Todas las visitas son de agradecer, pero... Aún no estoy curada de mi cesárea, tengo un malestar general importante tanto físico como psicológico.

Lo que realmente siento me lo voy a quedar, no quiero compartirlo con nadie de momento. No siento la necesidad de verbalizarlo por pereza a escuchar reproches, se entienda como se entienda mi distanciamiento ante todo el mundo. Mi frialdad o como lo quieran ver. No me importa ahora mismo nadie. Qué gran verdad que para estar bien con los demás, necesitas estar bien tú contigo mismo. Y en este momento es lo que hay. ¿Pueden ser las hormonas? Podrían ser. Tampoco me apetece analizar ahora mismo el origen de este sentimiento de soledad elegida. Porque creo que a veces es mejor sola. Vivir en la ignorancia, no saber nada de nadie, solo de quien me necesita de verdad que es mi hija. Todo lo demás puede esperar.

Sí que he pensado que es un momento con muchos frentes abiertos que también me los guardo, y a que a veces, necesita esconderte bajo las sábanas, respirar y salir de la cama más fuerte. En días de lluvia, prefiero ver llover por la ventana y se acabó. Y acurrucarme con mi pequeña que solo quiere brazos de mami para dormir. Si ella supiera que simplemente estando, me salva, se sentiría una heroína. Estando, simplemente estando cerca de mí, me reconforta, me carga las pilas y las ganas de vivir que a veces se pierden por múltiples razones. Cuando eres tú la adulta que tienes que cuidar de ella. Supongo que esta parte es también la magia de la maternidad, ¡no todo iba a ser malo!

El contacto físico, si me seguís en mi blog, sabéis que para mí es lo principal en una relación de cualquier tipo. Con mi perra, que es pasión, la achucho, la beso, la hago de todo. El beso no está sobrevalorado. El beso y el abrazo es necesario, el contacto, el cariño no solo de palabras que, fijaros, siendo autora de este blog y amando las letras, las palabras no sirven de nada. Podría escribir y escribir sobre alguien aquí, y no tener demostraciones de ningún tipo con esa persona, ¿de qué servirían las palabras? Es humano mostrar cariño. Aunque seas como yo, lo más antisocial y lo más seco que hay. Pero siempre hay alguien que te hace sacar lo mejor de tu corazón, esa parte dedicada a muy pocos, pero muy pocos. En mi caso, es mi perra y mi hija. 

Con mi marido me salía, siempre estaba yo detrás. Pero cuando te llaman intensa o te apartan o precisamente te dicen eso de que los besos están sobrevalorados, hay algo dentro de ti que se siente ridículo, de verdad, y no es una crítica, es que ir detrás de alguien, de quien sea, es ridículo. Yo no digo que Javi sienta de otra manera, pero sé que en lo que escribo tengo razón. Creo que llega alguien, un hijo, una mascota, un padre, una pareja, una abuela, no sé... Y te hace salir esa parte tierna y cariñosa. Eso pasa. Y creo que el que te sientas ridícula es porque de alguna manera, no notas que tus sentimientos sean recíprocos y a raíz de ahí, surgen dudas que duelen, molestan o se enquistan convirtiéndose en inseguridades, tocando tu autoestima, evaluándote, haciéndote pequeña y alejándote de todo y de todos. No sientes que pertenezcas a nadie, en el mejor sentido de la oración. Pertenecer sentimentalmente, tener una confianza plena en alguien sin pensar que... quizás, en algún momento, podrías pasarlo mal... otra vez. 

Ese dolor, no es como el del parto, que os juro que se me ha olvido. Ese dolor de engaño, abandono, descuido... Se queda grabado en la piel. Quitando todo tipo de poesía es en el pecho, es un dolor que se garra ahí y no te permite respirar, te dificulta vivir. No te vas a morir, pero sí que queda algo... Y si llega a curar, el pecho está rasgado por cicatrices y jamás vuelves a ser el mismo. Es algo mucho más serio que un parto o una pierna rota. Es morir estando vivo y creo que eso es lo peor que te puede pasar.

Seguiré con más reflexión de las que salen debajo de las sábanas. Ahora Helena y Maya me reclaman, y yo soy feliz dándome a ellas.



jueves, 8 de diciembre de 2022

Cuando solo queda la televisión

 Cuando dos personas se empiezan a distanciar, una de ellas lo sabe y es consciente de ello. Y la otra, simplemente no quiere enterarse. 

Poco a poco se deja de hablar y la tele pasa a tomar la voz cantante. Cada uno toma un turno diferente para irse a la cama cuando antes se esperaban o se invitaban con el fin de estar juntos un ratito más en el día. Surgen actividades dispares, ya no te importa si a la otra persona le gusta o no. Ya no sale ayudar, ya no salen palabras bonitas, ni te sale tener momentos íntimos como antes... Las cosas que deberían salir cuando quieres a alguien, ya no salen.

E insisto en lo que siempre he manifestado en mis escritos. Hay cosas que salen con ciertas personas, contadas con los dedos de una mano, que da igual si estás cansado, si tenías otros planes, si estabas a otras cosas... Hay cosas que nacen del corazón.

Pero a veces el corazón se congela, se pierde en el camino de la razón. Y el hielo se extiende más y más como en invierno. 

Es difícil recuperar, dar calor a aquello que se perdió en el invierno por muy bonito que fuera... Jamás duró una flor dos primaveras, ¿no? 

He vivido una historia, mi primera historia donde te sentabas a ver la tele, mirando a la persona que tenías al lado, sintiéndote sola. Viéndole como a un inquilino con el que compartes un momento que no lleva a ningún lado. Empiezas a ver que es más un amigo que otra cosa porque las cosas que te tendrían que salir... Ya no. Es la sensación más triste que he sentido. No hay una causa objetiva y clara. No existe el clavo al que agarrarte cuando algo se rompe, esa razón por la que nos enfadamos y guardamos rencor. No. Existe esa persona de la que te habías enamorado, pero ya no. Y es una sensación de vacío interior que da vértigo. 

Al final, no es como lo cuento si soy sincera. No llegas un día y te das cuenta de esa soledad y ese vacío. Sí reflexionas, llegas a la conclusión de que llevas mucho tiempo anteponiendo otras cosas a esa persona. Anteponiéndote a ti... A esa persona. Y eso no es amor. El amor... Es eso que hace tiempo partió.



miércoles, 7 de diciembre de 2022

Ha nacido una madre

 Si me llamas y no te cojo el teléfono.

Si vienes a verme y no te ofrezco ni agua.

Si a veces voy un poco desaliñada.

Si ya no estoy en todo.

Si te ignoro por WhatsApp.

Si ya no hago esa tarda que siempre tengo preparada cuando vienes a visitarme.

Si te he hablado un poco borde.

Si vienes y te encuentras la casa patas arriba.

Si todavía no he contestado a tu mensaje privado.

Si no me apetece quedar.

Si me he olvidado de felicitarte.

Si ya no soy la de antes.

Acabo de ser madre, mi vida ha cambiado de repente y lo estoy haciendo lo mejor que puedo.



lunes, 5 de diciembre de 2022

Día seis

 Día seis. La pesadilla llega a su fin. Tras superar la noche sin oxígeno. Volvemos a casa.

Anoche se corrió el rumor en neonatos de lo bonita que es una niña de quince días con bronquiolitis. Tuvimos la vista de enfermeras y auxiliares para ver a mi bebota. mi hija causa sensación por dónde va. Y ha sido la debilidad de algunos pediatras.

Gracias, gracias y mil gracias por todos los mensajes que hemos recibido estos días. A ti que nos estás leyendo ahora mismo. A todo el personal del Hospital Severo Ochoa, porque a pesar de la cantidad de casos que había y el colapso de pediatría por muchos niños como mi hija, la atención ha sido genial. Gracias por el cuidado también que han tenido conmigo, cuidando de una primeriza con una cesárea de hace dos semanas.

Gracias a Javi por cuidarnos y seguir haciéndolo. Y gracias a Helena, porque he descubierto que sí, tengo a mini WonderWoman en casa, que has sido una campeona, que me has enseñado los significados de las palabras amor y mamá. Y gracias a esto, mi bebé, la vida nos ha puesto en pausa, nos ha robado una semana de tu vida, para pararnos en seco y mirar alrededor. Somos unas afortunadas. Y mirar de vez en cuando al lado, no está de más para valorar lo que tenemos.

Esta vez las lágrimas solo pueden ser de felicidad. Ahora a cuidarse en casa, todos. Los niños son fuertes, más de lo que pensamos pero a la vez, demasiado frágiles. Una vez más, gracias.



sábado, 3 de diciembre de 2022

Día 5

 ¿Día cinco? Empiezan a ser todos los días iguales, todas las horas parecidas. No sabemos si hace frío o calor.

De momento solo podemos decir que las buenas noticias aparecen para darnos un poco de luz al final de este túnel que estamos atravesando. ¡Nos quitan el oxígeno! Helena, tendrás que hacer un gran esfuerzo estás 24 horas. Demostrar que puedes salir adelante, sola, con la compañía de papá y mamá.

Estás siendo el juguete de la planta, la más pequeña de todos. Las enfermeras te traen y te llevan, se empeñan en sacarte los gases y llevarte de paseo. ¡Has caído en gracia! Todo el mundo repara en estos cuatro kilos de amor, en tus mofletes, en lo preciosa que eres (y no es amor de madre). El pediatra se asombra de tu evolución, de cómo entraste y cómo te estás recuperando. Todo el mundo duda de tus quince días de vida por cómo te mueves, lo grande que estás, como comes... ¡Qué voy a decir yo, si se me cae la baba!

Hemos tenido suerte... Mucha suerte y aún no puedo decirlo muy alto. Se me rompe el alma al escuchar a los médicos decir que no saben qué hacer con los niños de habitaciones contiguas. O algún niño que ha tenido que ser llevado a la uci o entubado. Aquí dentro te haces humano a la fuerza, te haces más madre. Te tocan el corazón todos los que aquí están, no solo la tuya. Y los médicos insisten de que el pico alto de ingresos es el puente que viene... Miedo me da, me tiemblan las piernas porque no deseo a nadie lo que estamos pasando. 

Los niños son lo mejor del mundo, lo digo como profesora, como persona y como madre. Aquí solo puedes darte cuenta de las realidades que existen mientras todos vivimos felizmente nuestra vida.




jueves, 1 de diciembre de 2022

Día 4

 Día cuatro y aquí seguimos. Primero dar las gracias al hospital porque el trato conmigo está siendo excepcional por parte de las auxiliares de enfermería, cambiándome los sillones por camas y haciendo que lleve mi cesárea lo mejor posible dentro de las condiciones que tenemos.

Mi bebé responde al oxígeno, eso es bueno. Tiene loco al pediatra, todo lo que hace Helena es maravilloso, es guapa, lista, preciosa, tiene un color de piel sensacional... Mi hija vuelve loco al personal. Y no es porque sea mía, es que es preciosa la pequeña.

Hoy hemos notado que papá ha estado más con nosotras. Ambas, papá nos mejora con solo estar cerca. Pero cuando se va, la realidad es cruda y se hace tangible. Llorar es bueno, desahogarte en la soledad de la habitación también lo es, mientras tu bebé se acurruca a tu lado para dormir. ¡Qué sensación! Alguien te necesita tanto como tú a ella. Estamos haciendo un equipo, nos estamos conociendo y estamos creando nuestro vínculo.

Helena has empezado tu vida con baches, pero mamá va a estar siempre aquí, siempre. Te voy a cuidar, seguramente cometiendo muchos errores... Muchísimos. Pero con tanto amor que vas a acabar identificándolo muy pronto.

Ojalá fueras consciente de todas las personas que nos escriben y nos llaman para preguntar por ti... Tienes nombre de guerrera. Esto lo vamos a superar las dos juntas, con ayuda de papá. La familia te está esperando en casa deseosa de achuchar esos mofletes que tienes.

El cansancio de estar 24 horas en la habitación de un hospital durante días no se nota cuando se hace por un hijo. Quizás me dé el bajón más adelante, no lo sé, pero ahora mismo, solo puedo pensar en quedarme aquí, con mi bebé. En darle todo lo que necesita y más... En ese momento desaparece el sueño, el hambre... Te miras al espejo y no te reconoces. Hasta el dolor de los puntos es menos, duele, pero duele más tu hija. Y todo para ella, siempre será poco.

No conoces el amor, hasta que eres madre. Ahora lo sé.