jueves, 30 de abril de 2020

Siempre hay

Hay canciones que siempre traen recuerdos en ráfaga. Que suenan y tu cerebro se pone en alerta. Te sabes la letra de memoria, aunque igual algunas veces quisieras olvidarlas para siempre. Son canciones inolvidables por todo lo que significan.

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Aquí puedes poner la tuya. Hay libros que nunca pasan de moda. Son compañeros de vida y de mesilla. Hacen que siempre tengas ganas de leer un trocito más. En los que encuentras una línea que define tu vida, tu noche, a esa persona.

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Aquí puedes poner el tuyo.

Hay momentos que repetirías mil veces. Momentos de risas, de volar.
Momentos de magia, de beso o recuerdo. Seguro que te acuerdas de alguno.

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Aquí puedes poner el tuyo.
Y luego estás tú, que lo abarcas absolutamente todo.


El primer amor

Adolescentes, casi niños. La curiosidad y todos los sentimientos a flor de piel. Las canciones de moda. Qué tendrá el primer amor que, de una manera u otra, siempre deja huella. Deja recuerdos y momentos. La inocencia de dos personas que se quisieron como nunca, sin saber muy bien lo que les estaba pasando.

Todo es el doble de especial. Lo bueno y lo malo. Explorarse, descubrirse, sentirse por primera vez. Un beso furtivo en el colegio. En el barrio. Las primeras caricias en la cama de papá y mamá.

Los primeros miedos y dudas. No entender nada. Un amor que muchas veces tiene fecha de caducidad, pero que nunca más se olvidará. Y eso no cambia aunque termine o dure para siempre.

Y cuando menos lo esperamos, volvemos a sentirnos como niños que se besan por primera vez. Y ahí no importan las edades.


Ana sonríe

Ana ha conseguido salir. Le ha costado mucho reconocerse de nuevo en el espejo. Ya no le da miedo que la miren. Ya no teme la hora de comer. Incluso vuelve a merendar como cuando era niña. Ha sido duro. El daño que hace no darse cuenta del daño que te estás haciendo a ti mismo. Ya no tiene que esconderse, sentirse mal. Qué alegría mirarla sonreír. Está mucho más feliz así, aunque antes no se diera cuenta.

El mundo que diga lo que quiera. Ella ya se siente bien consigo misma.


Una página que rellenar

Se puede decir que hoy te llevo al lado. Más al lado que nunca. Con nuestras manías, nuestra forma de ser. La forma de descubrirse un poco más. Desnudos y vestidos. De aprender, de darle forma a esos sueños que tenemos. Se puede decir que te siento cerca. Te siento real. Con todas esas cosas que
no dices, pero sientes. Con ese cariño que sacas a cuentagotas, pero que es de verdad. Supongo que seguiremos disfrutando de los días. Olvidando los malos. Olvidando el calendario. Se nos harán cortos los ratos y los lugares. Seremos una canción a dúo de Funambulista. Has cerrado los párpados un rato y yo sigo abriendo los caminos. Recuerda que tienes una página que rellenar. Ya no es un cuento esto del amor. Con toda la ilusión mutua.

Ahora sí que me apetece un beso con todas las ganas.


Olor a Galicia

Yo creo en ti. Aunque algunas veces sea tan gilipollas que no lo demuestre. Creo en los sueños que te hacen sonreír. Me haces sonreír a mí también. Menudo plus más grande.

Déjame un poco de hueco en tu camarote con vistas. Sin ser polizón, siendo compañero de mar, de conquistas en forma de sueño. Pescando en los días buenos y malos que faltan por llegar. Pescar todas esas cosas en las que crees sin dudar. De altura.

Me siento frente al mar y respiro. El mar me da energías siempre. Huele a energía, a vida, a Galicia. El mar es distinto aquí, no puede dudarlo sin conocerlo.


Eres brújula

Hay días en los que casi ni recuerdo las cosas buenas y entonces me miras. Odias verme llorar. Me miras de una forma que solo yo entiendo. Incluso en los días que te enfadas hay algo en tu mirada que dice que quieres de verdad. Nos da igual el mundo. Lo que digan o lo que inventen. Igual no hacemos la cama para taparnos de nuevo. Y pones un capítulo más, que yo siempre me duermo, y tú, claro, me echas la bronca. No importa el tiempo. Ni el de fuera, con lluvia fuerte. Importa que tú eres brújula. Y siempre me señalas. Nunca más me pierdo.




miércoles, 29 de abril de 2020

Nos vemos, WonderWoman

- Que mal te quedan las coletas.

- ¿Te he preguntado? ¡Tú sí que me quedas mal! - digo apretando el botón del ascensor.

- No va a bajar porque hundas el botón - se queja.

Miro hacia arriba, ya empieza a moverse. ¡La virgen! Lo que tarda. Tenerle tan cerca me pone nerviosa y le miro de reojo. Sé que me está mirando igual. Es verdad que nuestra relación se ha distanciado estas últimas semanas. Creo que le echo de menos. Pero no es la primera vez que sin hablarnos estamos aquí, juntos. 

Las puertas del ascensor se abren y entramos a la vez.

- ¡Qué bruta eres! - me regaña.

- Las mujeres primero - le recrimino.

- Las mujeres... - susurra mientras se ríe.

Aprieta el número de mi piso y me apoyo en la pared del ascensor lo más lejos que puedo estar de él. Me mira. Le miro. Me reta y le saco la lengua, cuando se me abalanza encima y coge mi cara, besándome con desesperación, me muerde mi labio inferior, tira de él haciéndome daño. Empieza a agarrarme de las piernas y me sube hasta él. Y me engancho a su cuello, ahora soy yo la que le beso con deseo, con desesperación, con muchas ganas... Le aparto de mi y empiezo a besarle el cuello, a hacerle círculos con la lengua, pero me aparta para romper mi maya de un tirón y dejarme una pierna al desnudo.

Se desabrocha el pantalón, aparta mis bragas y se introduce dentro de mí. Me empotra contra la pared una y otra vez, introduciéndose más y más dentro de mí. Suspiro y jadeo en su oído, se le pone la piel de gallina.

- Siempre es tan fácil contigo... - me susurra, y me deshago entre sus brazos. 

Le miro a los ojos mientras siento que me falta poco para correrme. Me mira y apoya su frente en la mía, me besa, pero esta vez, suave, poniéndome la carne de gallina. Y de una última estocada, nos vamos los dos, a la vez... 

- ¿Qué estamos haciendo? - le pregunto sin apartarme de su boca.

- Haces que me pierda... No puedo controlarme - y lo dice más para él que para mí.

Le cojo la cara y hago que me mire a los ojos. Le beso los labios, primero uno y luego el otro. Y le hago que no deje de mirarme, y finalmente le abrazo. No me movería de aquí en lo que me queda de vida. 

- Tenemos que irnos... - me dice al oído. Y asiento. Estamos en el ascensor.

Me miro al espejo, tengo el pelo revuelto, los labios hinchados y las mayas con una carrera enorme. Espero que no se note al llegar a casa. No podemos dejar que pase esto otra vez. Y estoy dispuesta a decírselo, cuando me coge la cara y me besa. Suave, me besa las mejillas, me besa la frente y la nariz. Me pasa la mano por el pelo y presiona el botón para que se abran las puertas.

- Nos vemos, WonderWoman.


Ya no tan lento

Esta vez no ha sido demasiado tarde. Otras noches tarda bastante más. «Una reunión de trabajo», de esas que se alargan hasta algún hotel. Tenía que asistir, era muy importante. Nada de faltar.
Su cuello tiene un olor distinto, no huele a la moderna oficina. Esa mezcla de perfume desconocido y sudor.
Le dio un beso, y no le dijo nada más. La venda de los ojos duele, pensando en otros momentos no tan lejanos.
Sus ganas van por caminos distintos, de autopista a callejón sin salida. Una sonrisa antes de dormir, qué hipocresía ser capaz de eso.
El fuego de las excusas está ardiendo, ya no tan lento, va tocando abrir los ojos de pleno.


La princesa moderna salió al balcón

Ella es muy tímida. Siempre le ha gustado pasar desapercibida. Piensa desde que nació que si la miran, es por algo malo, algún defecto o a saber. Pero es todo lo contrario.
Es trabajadora como nadie. Si empieza algo, siempre tiene que acabarlo, sin ningún error.
Pasó por muchas decepciones y desilusiones. Y justo cuando ya no esperaba gran cosa, apareció alguien que le hizo cambiar el rumbo.
Realmente, nadie esperaría que de ahí saliera algo grande, pero al final lo fue todo. No como esas historias que van desde el principio, pero está claro que conocerse lleva su tiempo. Salió de su torre de inseguridades. Se acabaron los dragones.
Está creciendo, cada vez alejando más los miedos.
Les dice adiós entre sonrisas. Desde las vistas al mar de su balcón.
Soñando un futuro juntos.


A tu manera

Yo no hablo sobre si algo es mejor o peor. En las cosas de los gustos, no hay nada escrito. Además, odio hablar sin tener ni idea. Esa enfermedad de la sociedad que consigo evitar.
Quizá eso que para mí es un placer y un no parar de volar, para ti no significa nada.
Yo no hablo de política, ya que no entiendo. Escucho y aprendo. Hablo del amor a mi manera, que no es la mejor ni la peor, ni una guerra de colores.
Pero justo en eso consiste la vida, en disfrutar muchísimo, a tu manera.


martes, 28 de abril de 2020

Sin cobardía

Voy a ser claro.
A mí el daño házmelo cuanto antes.
A mí no me digas eso de «no te lo dije antes para no hacerte daño».
Así duele más. Así me vas a joder el doble.


Ojalá se quede conmigo

Ella es una de esas personas que, pese a su edad, ha vivido tantas cosas como alguien que le dobla los años. Ha vivido de todo: cosas muy buenas y cosas muy malas. Siempre ha sido independiente y ha sacado fuerzas incluso cuando no le quedaban.

Ha tenido miedos, y los ha matado cada vez que intentaron llamar a la puerta de nuevo. Pero eso sí, no quiere volver a pasarlo así de mal. Se pone el escudo y, entre eso y su carácter explosivo, se siente protegida. Necesita muchos momentos tranquila, sin nada que la distraiga. La tele de fondo, un poco de vídeos en Facebook.

Ella nunca lo reconocerá, pero te aseguro que es preciosa. Incluso enfadada. Incluso cuando está tan cansada que se le cierran los ojos en el sofá. Es todavía más bonita que una canción de Andrés.

Ella es todo para mí, pondré todo lo que tenga dentro para que casi siempre sonría. Pondré todo lo que tenga para que ella sea feliz con mis abrazos. Ojalá que ella quiera quedarse siempre conmigo.


Amigos

He leído en un artículo de mierda (bajo mi punto de vista, sin ofender), que la amistad entre hombre y mujeres no existe. Ponía algo así como que al final una de las dos partes no ve más allá de la atracción sexual y malinterpretaba señales que hacia imposible el sentimiento de amistad.

La verdad, me he indignado mucho. Por esa regla de tres, las personas homosexuales ¿no pueden tener amigos del mismo sexo tampoco? Terminaran malinterpretando señales igual. Y, por otro lado, una amistad, es una relación que ambas partes deben cuidar… ¡que mas da de que sexo sea!

Por mi parte, tengo que reconocer que siempre me he llevado mejor con el sexo opuesto. Me gustaban los deportes, y siempre sentí que me entendían mejor, además de estar protegida de manera constante. 

No cambio a mis amigas, de hecho, me ha costado mucho estructurar un grupo y hacerlo mi familia. Pero hay una persona por la que siempre sentiré una debilidad especial. Si, por mi mejor amigo. 

Nunca me he parado a decirle lo que significa para mí. Nosotros somos más de hacernos de rabiar, de reírnos de nuestros defectos y no aguantarlos, de fabricar momentos, de ir pedo a la par, de esperar al fin de semana para tomarnos unas cervezas y ponernos al día. De eso de “si me voy a enfadar no me lo cuentes”, de hazte pasar por mi novio que ese me está molestando, de déjame el móvil que la cuento un par de cositas a esa pesada…. de sentir que si el no, yo tampoco. Y sé que está mal, pero ahora que nos vamos a separar me doy cuenta de que es mi mano derecha. Que, si me la quitaran, me dolería a rabiar. Pero aprendería a vivir sin ella, me lo ha dicho muchas veces… Porque él me ha enseñado que, aunque no la viera, la sentiría igual. Seguiría pensando en miles de cosas que podría hacer con ella y repasaría todo lo que hice cuando estaba. 

Es un orgullo haber visto como de patito feo, se ha convertido en cisne. Como para ello hemos pasado por tanto momentos que son innumerable… como siempre me ha acompañado, en silencio, el nunca fue mucho de hablar…. De cómo nos hemos hecho mayores… de cómo nos hemos defendido de cualquier obstáculo… de enfados tontos que se solucionan con un gummy y un besito…de como aun no siendo con la persona que más hablo, sé que es el que menos me va a fallar….

Cuando me quisieron quemar en la hoguera por bruja, no me desató, no me echó agua… se ató conmigo y nos quemaron juntos… ¡y juntos resurgimos! Creo que es el acto de amor sin limites que han hecho por mí. Y es que al final, hemos superado la amistad, la atracción física, las malas interpretaciones… eres mi familia. Es otro hermano más… por el que sacare las uñas si le hacen daño, probablemente no me parecerá suficiente ninguna de las que venga y llevare fatal que me destronen de su vida… Pero cuando es feliz, yo lo soy más por él.

Así que señores del articulo y esos que piensen que al final “el amigo llega el higo” cuando la amistad es de verdad… vale mucho más que atracción sexual y un par de polvos… es mi mejor amigo, mi compañero de vida, es… a quien elegiría siempre. 

Des(orden)ada


Querido amigo

A Gonzalo.

Querido amigo:

Cómo ha pasado el tiempo, ¿no?
Recuerdo aquellos momentos en el colegio y de campamentos. Con cierta nostalgia, lo reconozco. Pero también con mucha satisfacción.

La de cosas que hemos vivido juntos. Me muero de risa recordando algunas. En un tren de vuelta desde A Coruña. Del zoo de Barcelona. El Camino de Santiago y su vuelta a casa. Que vuelva una cuarta vez a Estocolmo y todavía no me entere con las calles. Ya sabes cómo soy con los
mapas.

Lo que más me gusta es que, aunque somos muy distintos, precisamente eso sea lo que nos una para siempre. Y no, nunca nos vemos todo el tiempo que nos gustaría, incluso puede que cada vez nos veamos menos. Cuando coincidimos, parece como si nada hubiera cambiado. Nos veo todavía más
unidos.

Nos queda mucho por vivir y compartir. Tus sueños siempre serán sonrisa para mí. Nos queda toda una vida.


No es fácil, pero así sabe mejor

Estaba claro que no sería fácil. ¿Acaso algo lo es?
En los caminos que sueñas que sean largos siempre encontraremos piedras para que se claven en las suelas de las Converse.
Siempre sonarán canciones en los peores días y quiero que tu voz sea la melodía que las haga mejores.
Nadie nos avisó, pero esta vida está para disfrutarla, ya pasan demasiadas cosas malas en el mundo como para arruinarlo todo con discusiones tan tontas que muchas veces no tienen explicación.
De todo este amasijo de pensamientos, yo solo te digo que todo lo bueno y lo malo que me suceda lo quiero pasar contigo cerca. Así los sueños jamás se agotarán.
Apoyarme en tu hombro, que tú te duermas entre mis brazos. Te quiero.


¡Felicidades, Pablo!


El corazón a dieta

"Ten cuidado", "echa el freno", "controla tus emociones", "no des tanto a la primera", "resérvate", "ya tienes experiencia suficiente"... Consejos y más consejos, y como siempre, hago lo que quiero. Pero reconozco que todas ellas tienen razón.

Sí, frenazo en seco, cara de seta, o de pocker... ¿Ladrido? No, quizás estoy madurando y ya no ladro, o quizás no era el día para ladrar. Todos tenemos fantasmas y problemas, hay días que no tienes fuerza ni para ladrar al que se pasa de la raya por el solo hecho de marcar tu territorio. Por ponerte el escudo más firme porque a lo mejor, te habías relajado. ¡Y me había relajado! Menos mal que tengo a mis chicas, a mi Dani, a mi Bollo, para darme un tirón de orejas... "Vuelves a ser demasiado para alguien".

Estoy harta de ser "demasiado" para alguien. Estoy cansada de intentar ayudar, de escuchar y te frenen en seco por malos entendidos. No comprendo con qué gente se han topado en la vida. La claridad, la sencillez, la simpleza... Es lo que yo uso para entablar una charla con alguien. Pero hay gente que busca más allá, cuando no hay más.

Ahora mismo, se lo estoy contando a Dani mientras suena de fondo la película de La Momia, que me encanta.

- ¿Soy idiota, Dani?

- No, quieres ser feliz.

Pues me siento una idiota Dani, así te lo digo. "Controlar las emociones" como dice Belén. Ojalá supiera, creo que me iría mucho mejor en todo. Necesito urgentemente un pensadero... ¿Por qué aún no lo han inventado? Creo que volveré a dedicarme a todos los de Instagram que me echan flores y más flores, y perderé el tiempo hablando con unos y con otros, hasta que me entre sueño y consiga conciliarlo. Buscando entre todos ellos al mismo. Al motero de ojos azules. 

Según Dani, soy una romántica. Desde que me conoce siempre he querido a un cómplice con el que hacer locuras y escribir una historia. Creo que en eso fuimos unos hachas, ¿verdad, Peter Pan? O, simplemente sentir emociones fuertes, tan fuertes que te hacen pasar del infierno al cielo y viceversa en un parpadeo, ¿verdad, Bollo? O simplemente disfrutar de muchos viajes viendo catedrales, ¿no, Repollo?

Todos ellos marcan mi vida a día de hoy. Todos ellos me han hecho ser cómo soy, pero siempre hay algo de mi que me invita dar oportunidades al que parece merecerlas, bueno no, seré justa. Hay algo dentro de mí que me brinda oportunidades a mí misma. Oportunidades que nunca salen bien. Escuchando a mi cabeza, dicta que el corazón está a dieta, cerrado, en cuarentena y confinado, hasta nueva orden, hasta que alguien lo merezca.

Patri Izquierdo Díaz




lunes, 27 de abril de 2020

Sociedad sin tallas

Quizá el mundo crea que es algo fácil.
Una montaña enorme salir de casa algunas veces.
Irreales sonrisas otras tantas.
Erosiones de realidad al levantarse por la mañana.
Realidad lo de sentirse diferente en cada silencio.
Esclava de la sociedad, de una talla más pequeña.
Trampas en algunas miradas.
Energía para un día más.

(Une las primeras letras de cada frase y nunca te rindas).


A tiempo de todo

Mientras lees estas páginas, millones de personas comparten helado, silencio, sofá, cama.
Unas mentes que por dentro piden tregua y por fuera esbozan una sonrisa y disimulo.
Ya no es tan pequeña la rutina, cada vez es más grande la tristeza. Esa de no atreverse a dar el paso, esa que continúa por miedo, dando vueltas como el pez en su pecera. Esos labios que ya demasiadas veces besan porque no tienen nada que decir.
Esa que va a seguir así si no le ponen remedio. Eso que sabes que cada vez va a peor, que la solución no quieres ni imaginarla.
Quizá seas una persona más entre todos esos millones, pero estás a tiempo de todo.


Tren lento

Has sido ese tren que pensé que nunca pasaría por mi estación, que parecía demasiado abandonada.
Nadie se atrevía a parar en esta estación triste y pequeña.
Quizá no somos un tren AVE ninguno de los dos.
Pero te aseguro que todo va más rápido desde que nos besamos…

Aunque tardemos más…


Que lo haremos inolvidable

Y llegaremos a esa ciudad desconocida. Pasaremos del guía y nos perderemos. Y reiremos en cualquier calle de esas que seguro que brillan.
Cenaremos tarde en un sitio al azar. Que seguro que nos timan. Hablaremos de todas esas cosas que nos dejan tranquilos. Nos abrazaremos todas las noches antes de dormir. Nos quedaremos pensando que sí. Que esto funciona.

Dime que sí, que lo haremos inolvidable.


Ya no

En aquella época, por casualidades de la vida, coincidimos. Desde el primer instante que charlamos ambos supimos que nos encantaría pasarnos así la vida. A mil por hora.

Hubo conexión. Pero tú, tras demasiados años encerrada en un mundo que te dañaba, hacía muy poco que habías encontrado un pequeño oasis.

Habías tenido tan poco que te conformabas con casi nada. Yo eso lo notaba en tu mirada, y también te dabas cuenta. Cada vez que quería dar un pequeño paso, te cerrabas en banda, no querías defraudar a
nadie, y ese fue tu error.

No te fallé nunca, estuve cuando me echabas de menos y buscabas una excusa para hablarme o cruzarte conmigo. Incluso estuve en tus pensamientos y en los míos todo este tiempo.

Y creo que, esta vez, has llegado a ese sitio del silencio. Reconociendo que si pudieras dar marcha atrás, tirarías hacia mí sin dudarlo. Y jamás te fallaré, pero ya no puede ser. Te mereces lo mejor del mundo.

P. D.: Deja atrás todos tus miedos e inseguridades. No necesitas a nadie. Te necesitas a ti, y tú lo tienes todo para ser feliz.


Cerrando temas del pasado

Te voy a contestar públicamente para zanjar el tema ya de una vez por todas. Sé que me lees y que estás esperando una respuesta. He estado pensando si te la merecías o no, en mi opinión no te la mereces, pero voy a ser buena una vez más, ¡fíjate!

¿Sabes por qué te sientes culpable? Pues porque tienes parte de culpa, porque no hiciste bien las cosas desde el principio, porque aun sabiéndolo, seguiste metiéndome en medio de tus líos y los de tu mascota. Lástima que no he podido recuperar la entrada que borré porque yo sí que se la enseñé a abogados, a abogados de verdad que no se visten de marineritos en su Instagram, y era un post totalmente válido y legal. La culpa es tuya, solo tuya por meterme dónde no debías, donde no tenías ningún tipo de autorización por mi parte porque no somos nada, no lo hemos sido, y nunca lo seremos. Pero por un mínimo de respeto hacía mí, ya que tan ilusionado estabas, yo esperaba que movieras tu culo un poco más.

Que me da igual si opinas como ella, que da igual si compartes opiniones o lo que tú quieras, que todo eso me la pela, así te lo digo. Que si a mi, o alguno de los míos le hubiese pasado esta situación, muerdo, y más encontrándose lo que me encontré sin comerlo ni beberlo. Tú te limitaste a decir que no era culpa tuya, como si tuvieras tres años. Te quedaste a mirar. Yo no quiero gente así en mi vida. Ese es el reflejo que me diste y fue suficiente para apartarte del todo. Fueron, si llegaron a quince días, muy bonitos. Una conexión interesante, pero si te tengo bloqueado en todas partes es precisamente para que no me escribas. Así que por favor, te pido que no te pongas en contacto conmigo por el blog. Directamente que no te pongas en contacto conmigo, porque no voy a cambiar nada de esta situación. No me apetece contar con gente que me falla tan descaradamente y nada más conocernos. Comprenderás que hasta no me duela. Me podías haber metido en algo muy grave, pero menos mal que di con uno personajes... curiosos. 

Déjame en paz, y aprende para la próxima, aprende que para empezar algo nuevo, tienes que tener el pasado cerrado. Como yo he hecho, como hemos hecho todos. Y empieza a crecer que tampoco viene mal. Ya te lo dije, necesitas un horneado cuando ibas de maduro. Solo había que esperar para que me dieras la razón. Sigue creciendo y busca a una chica con la que no cometas los mismo errores, porque a mí me has demostrado que ni como amigo me vales. 

Es una despedida. No quiero una contestación de nada, no hace falta que me escribas. No quiero saber si opinas o no lo mismo que yo, porque me va a dar igual. Al final, no sois tan diferentes... Abandonáis cuando las cosas se ponen feas, echando la culpa a otros... Cuando los problemas reales, sois solo vosotros por no saber acabar con un pasado que os va a perseguir toda la vida, que seguiréis haciendo daño al que se acerque, y que por supuesto, jamás será culpa vuestra... Y ya he vivido con alguien así. 

Como ves, yo sí cierro las historias, y hasta aquí...

Patri Izquierdo Díaz


domingo, 26 de abril de 2020

Un enigma de ojos azules

Buenas noches. 

Es raro que os las de, pero estoy nerviosa al escribir esta entrada. Porque es la única entrada de mi blog que va  a ser leída ante de ser publicada y que me gustaría que me diese su consentimiento la persona de la que voy a hablar, si es un no, lo siento, jamás lo leeréis. 

Bueno, hace unos días, cinco, yo creo, más o menos. Me habló una persona del pasado. Un compañero del cole. Le agregué a Facebook, porque me salía en sugerencias y bueno, le di a añadir. Jamás pensé que fuera a hablarme. Nunca, si hubiera hecho una apuesta, hubiera perdido.

Por lo que he hablado con él, es una persona que no conozco, os podría decir que es casi lo opuesto al recuerdo que yo tenía de él. El chico más guapo de la clase. A mi parecer. Los puñeteros ojos azules, ¡que me pierden desde que tengo uso de razón! Pero era tan guapo, como tonto. Y mi recuerdo, es así. Ayer lo hablé con él, y bueno, desconocía gran parte de mi experiencia en el colegio. No sé si ahora que la sabe, puede llegar a comprenderme, ni siquiera a compartirla, pero si a entenderme un poco más, espero.

El caso, es que me ha quitado el recuerdo de mi pasado de un plumazo. Le sigo viendo muy guapo, pero es que encima es majo. Pero, lo que más me llama la atención de él, es que es todo un enigma... Y eso, como ya sabéis, es algo que me vuelve loca. Me atrapa. ¿Un enigma, por qué? Bien, lo voy explicar lo mejor que sé. Tiene sus cosas, sus demonios, sus fantasmas, que eso forman parte de todos, cada uno tiene los suyos... Pero los de él... Me remueven. Quiero escucharle, no leerle, quiero saber más, me encantaría hacerle mil preguntas de todo, me parece además un chico sensible, empático, ¡maduro! Por favor, quién iba a pensar eso de él (evocando al pasado), pero sí... Tiene una historia impresionante... Buena, mala, regular... Me atrapa escucharle... Y soy consciente de que no sé ni la décima parte de lo que lleva dentro. Pero no me asustan los dementores. Hay pocas cosas en la vida que me asustan ya.

Creo que unos ojos siempre hablan más que una letras, que unas palabras dichas por una boca. Me parece que es un superviviente y, que él no lo ve. No sé cómo lo ha debido pasar, me puedo hacer una idea por lo que hemos hablado, pero seguramente no me acerco a la realidad. Con él, intento ir con pies de plomo. ¡Yo! La que va sin bozal por la vida, y riéndome hasta de mi sombra. Pero con él no, me saca la parte tierna, me hace pensar todo dos veces. ¿Le molestará si le hablo? ¿Y si le pregunto esto? ¿Seré cansina? ¿Quizás me he pasado llamándole... Robocop? ¿Quizás necesita espacio, puesto que no somos amigos? Todas estas preguntas, ¡para preguntárle qué tal lleva el día! Porque me hago una idea de lo que hay. Porque... ayudar es mi vida. A mis niños, a sus familias, a mis compañeras, a mis amigas... A mi familia. Soy así. No puedo evitarlo, pero también soy consciente de que hay gente que prefiere llevar todas sus cosas en soledad y para uno mismo.

Dejar claro, que mi intención de escuchar su historia por supuesto no es porque me de pena, al contrario. Me parece un afortunado, y se lo he dicho a él, es curiosidad... Es puro interés. ¡Me apetece escucharle! Y punto.

No nos conocemos, supongo que es el problema de esto. Que diez años, son muchos. Juraría que él no me recordaba así. Y por suerte, él ha conseguido que mejore mi recuerdo de él. Siempre he estado informada de su vida. Quizás porque no me caía tan mal en el fondo. Quizás solo había que pulirlo... Aunque en la forma que ha sido pulido, no ha sido muy justa, ni para él ni para nadie.

No quería escribir de él en el blog. Pero sí quería contaros cómo me siento yo frente a él. Luego... otro tema, es que, me hace querer contarle cualquier cosa, ¡no lo sé! Pero hablar es fácil. No tenía pensado contarle nada de mis problemas. De mis "problemas de mayores" como digo yo, aquellos que no sé solucionar a día de hoy. Pero lo hice. ¿Me arrepiento? Pues no lo sé. Es muy raro todo. Estoy muy cómoda con él, pero... Prácticamente somos unos desconocidos, y tengo miedo. Tengo miedo a depositar de nuevo la confianza en alguien y que me la vuelvan a dar. Es un problema solo mío. Pero con él se me olvida que tengo miedo. Luego ya reflexionando, digo, ¡ay, madre! Un día me bloquea, va a pensar que estoy como una puñetera cabra... Pero no me importa, ¿sabéis por qué? Porque con él he sido cien por cien yo desde la primera palabra. Entonces, qué piense lo que quiera...

Es todo un enigma, señores... Todo un puzle... O un rompecabezas... Y si yo soy WonderWoman... Él no se queda atrás, solo tiene que creer, un poquito de polvo de hadas y segunda estrella a la derecha... Con un poco de magia de Campanilla.... ¿Qué opináis?

Patri Izquierdo Díaz



Querido hijo

¿Sabes, querido hijo? Cuéntamelo, aunque a ti no te suceda. Veremos qué podemos hacer entre todos. Díselo al profesor, al primero que pase.

No te imaginas lo que le duele a tu compañero cada humillación, cada risa, cada golpe.
No te imaginas lo que sufre cada vez que su merienda acaba por el suelo o su cuerpo enganchado al perchero.

Evita hablar, relacionarse, contar cosas, simplemente porque tiene miedo. No quiere irse pronto a dormir, porque eso le acerca a la próxima mañana. Vuelta a clase, que es un infierno.

Acércate a él, también quiere un amigo. Necesita alguien que esté cerca para sonreír, para jugar al balón, sin nada que lo bloquee. Querido hijo, él es igual que tú. Tiene una infancia, unos sueños y juegos por compartir. No le hagas esto.


Todo empezó sin esperar un final

Ellas eran dos personas enamoradas, nada más. Podrían ser también dos chicos.

Tenían que vivir cada día con la losa en la espalda del qué dirán. No todo el mundo es igual de fuerte para llevarlo con calma. Ellas vivieron, vivieron mucho.

Un amor que jamás habían sentido. Por delante de todo.
Soñando y creando dibujos de una historia interminable.
Una familia, sí; un mundo, sí. Pero el otro poco a poco machacando.

Demasiadas miradas, demasiados secretos que no se podían ocultar para siempre.

Y la presión pudo. Con rabia y con lágrimas. Deseando ser más fuerte o esperando un mundo que entienda que el amor es lo más bonito que puede pasar. Si es sano.

Y noche tras noche se recuerdan.

Y ese es mi castigo, no decir nada y dejar que sigas siendo todo lo infeliz que se puede ser cuando vives la vida mintiendo. Jamás podrás dormir con tranquilidad, o yo, al menos, no podría.


De un día para otro

Te voy a contar una historia, por si te suena.

Llegaste a mi vida cuando yo ya no esperaba nada de nadie. Me sorprendiste. Me hacías ilusión. Sabía muy poco de ti. Esperaba cada día por si tenía noticias tuyas. Poco a poco empecé a saber más cosas de ti, que tenías una familia. Incluso hijos.

Intenté con todas las fuerzas alejarme de ti, pero ya era un punto en que mi mente no era capaz de escapar. Igual por tu forma de hablarme, por tu forma de seducirme una vez más.

Volamos, volamos demasiado. Con una intensidad digna de película. Pero siempre entre secretos. Entre ocultarse. Entre perder en unas sábanas y nada más. Imposible tener una vida así.

Pero eso no fue lo peor. Lo peor fue ver cómo, de un día para otro, decidiste desaparecer. No diste más señales, pero me enteré de que seguiste con tu vida como si nunca hubiera pasado nada. Te cansaste del juego que era solo para un rato.

Y ese es mi castigo, no decir nada y dejar que sigas siendo todo lo infeliz que se puede ser cuando vives la vida mintiendo. Jamás podrás dormir con tranquilidad, o yo, al menos, no podría.


María y su versión mejorada

María ya no es la misma. Bueno, sigue siendo la misma, pero la versión mejorada. Vuelve a tener ganas de sonreír. De hacer planes y vivir momentos diferentes. Llevaba demasiado dentro de algo que, en el fondo, sabía que no le convenía. Demasiado daño para tanto tiempo. Sigue con sus Coca-Colas Light, e incluso algunas veces se atreve con un café de los buenos. La tortilla, desde luego, sigue siendo sin cebolla, aunque yo nunca lo entienda.

Ya no está todo bajo control, pero precisamente eso es lo que hace que cada día sea distinto.

Es verdad que ahora hay muchos más días en soledad, días en los que le gustaría que alguien estuviera a su lado, para viajar, cenar por ahí. Hacer el amor de verdad. Un concierto hasta tarde. O, simplemente, una película en casa. 

Pero esa ligera sonrisa, el esbozo de un abrazo de sus padres.

No sabe si habrá inauguración, pero va a ser feliz, muy feliz.


Otros domingos

No sé si será que han pasado los años, pero los domingos de invierno me apetece poner una peli —o unas cuantas— y que el sofá sea nuestro fiel compañero. Una serie, no; si no, no salimos hasta la primavera. De charlas y momentos. Y si llueve fuera, nos acurrucamos los dos. Y debajo de la mantita sonreímos al mirarnos. Espero que los vecinos estén dormidos esta vez. Solo quiero mudanzas si son hasta la cama. Un viaje en la bañera y los sueños que enredan nuestros sentimientos.
Todo ha mejorado desde Casi sin querer, y lo que queda.


La casa de mis padres

Pasar un rato en casa de mis padres es volver por un instante a la niñez. El olor a las lentejas de mamá y casi ni recordar dónde están colocadas algunas cosas.

Mi antigua cama, en la que tantas tardes de verano e invierno no dejaba de leer libros. Eran muy sencillos, aún están colocados en la estantería como a mí me gustaban. Al lado de mis discos. Yo los compraba. Todavía queda ropa mía en el armario, de esa que me pregunto cómo leches pude ponérmela. La pequeña terraza donde algunas veces vivía aventuras con pistolas de agua. Donde hacía rabiar a mi hermano. Bueno, más él a mí, digamos la verdad. Ese salón en el que descubrí miles de canciones en castellano. Un sitio que, aunque no lo pise en mucho tiempo, será un HOGAR en
mayúsculas. Donde mis hijos siempre estarán abrigados.


Recordatorio

No olvides:

Por el corazón nada pasa de largo.
No sirve ponerle una cinta negra en los ojos.
No sirve hacer como si no hubiera pasado nada. El amor es ciego, pero el corazón tiene vista de águila.


Una historia de móvil

A través de una fría ventana (de móvil) parecía como si llevaran toda la vida sonriendo. Que si le gustaba Iván Ferreiro y viajar. Que si no fuman, pero sí sueñan. Que si a los dos les habían hecho mucho daño, que ya era difícil creer en volver a sentir algo.

Las horas volaban tanto que algunas noches se convertían en mañanas entre letras consecutivas que nunca paraban.

Un día quedaron en una cafetería del centro. Vaya nervios. Ella llevaba el libro de Sara Búho y él, unos miedos del tamaño de las torres Kio.

Dos besos tímidos y toda la tarde (y quizá vida) por delante.

Yo no sé qué habrá pasado, pero había helado.

Ojalá me lo cuenten un día para escribirles un texto.

Triste o alegre, eso ya lo veremos.


Correr(se)

Es domingo por la mañana. Hace sol. Y aprovechando que ayer no salí, que no hay resto de alcohol por mis venas, ni me duelen los pies de bailar… He tenido la brillante idea de salir a correr. ¡a ver cuánto duras me grita mi hermano! Pero con tal de que me de el aire en la cara, cualquier cosa…

Estoy frente al espejo con mis mayas grises. Me miro. Y me pregunto porque me gusta tanto el color gris ¡con lo mal que me queda! ¿O quizás tantas horas estudiando me ha pasado factura?
“Búa si para quien me va a ver…” Me digo a mi misma mientras me hago una coleta alta, cojo mis auriculares y pongo la música muy alta. Como siempre. La música más alta que los problemas.

Desde la playList de flamenquito con Flow suena eso de “Fuera de mí, ya no quiero tu querer, de mi mente, te he borrado… ya no quiero nono besar tus labios” Y sin ninguna dirección, empiezo la marcha. 

Canturreando más que corriendo, iba por el carril bici, en mi pompa. Cuando una sombra, que no es la mía, se sitúa al lado. Echo un ojo por encima de mi hombro, no quiero ser el centro del mundo en estas circunstancias y quizás solo sea alguien que quiera pasar. Pero no. Cuando miro veo unos ojos muy abiertos, alegres y que están esperando a que le salude. 

No esperaba encontrarte precisamente a ti. A la persona con la que he tenido fantasías sexuales estos últimos días. Estoy sudada, roja, asfixiada y con unas pintas horribles.  Encima, hay que respetar la puta distancia de seguridad. ¿Qué habré hecho en otra vida para merecer esto? 

Me quito los cascos despacio, sonriendo. Y cuando quiero despegar mis labios para decir “Hola”, me encuentro con su boca pegada a la mía… Vaya, creo que no he sido la única en fantasear últimamente… Pero le sigo, no me aparto, de hecho, le atrapo con ganas, con desesperación, después de meses sin una pizca de contacto físico, mi cuerpo reacciona en seguida. 

No sé si se paró el tiempo o es que estábamos tan a lo nuestro, que se nos olvidaron las normas sociales de estos momentos. Hasta que, desde una ventana, una mujer, porque creo que era una mujer, nos gritó que éramos unos irresponsables y que por culpa de gente como nosotros no acabaría la cuarentena nunca. Nos separamos en seguida, con la respiración un poco agitada y los labios hinchados. Y me sentí mal, tenía razón. 

Mi intención era darme la vuelta y susurrar que ya nos veríamos. Pero me cogió de la muñeca y tiro de mí hasta llevarme hasta su trastero. Lo hemos hecho en muchos sitios, menos ahí. Pero me importó poco… en el momento que me giré cuando escuché como se cerraba la puerta, me abalancé sobre él. Sí, esta vez fui yo. Mis hormonas revolucionadas no me dejaron controlarme. Y el me recibió con ansia. 

Creo que me dijo “aquí no pasa nadie” mientras hacia una pausa de nuestro interminable beso. Me arrinconó contra una pared y me apretó contra él. Demostrándome, una vez más, que, con un beso salvaje, le vale para prepararse. Así éramos nosotros, salvajes. Y después de tanto tiempo no teníamos intención de dejar de serlo. 
Le mordía el cuello. Justo ahí, en la vena que se le hincha cuando se enfada o está excitado. ¿Mis manos? perdidas por debajo de su sudadera, ¡cómo me gustan sus sudaderas coño, tiene que dejármela! Y le araño. ¿Y las suyas? Una está en mi culo, la otra la noto por encima de mi sujetador… se lo que está buscando… después de masajearme un pecho… sus dedos largos y fríos, siempre fríos, encuentran el botón de mi locura. Lo presiona… lo aprieta… tira de él… y yo solo puedo cerrar los ojos y suspirar. El rescata esos suspiros y los hace suyos avasallándome la boca otra vez. 

Me entran las prisas y meto la mano en su pantalón de deporte. Es ancho y tengo fácil acceso. Y allí estaba, mi compañera de aventuras. Me estaba esperando, y yo a ella. Llevábamos mucho tiempo sin sentirnos. La cojo, la acaricio y sin querer, subo y bajo despacio… para volverle loco… Sé que, de un momento a otro, saldrá el lobo que lleva dentro, aunque esta entretenido mordiéndome el pecho derecho… Ejerzo un poquito más de fuerza para llevarle al cielo y… ¡Se acabaron los preliminares! ni sexo oral ni nada que nos haga perder el poco tiempo que tenemos… me da la vuelta. Me baja los leggis y sin preguntarme entra dentro de mí, como él sabe hacerlo. Empuja con fuerza. Me pide en la oreja que me contenga y me pone la mano en la boca para que se la muerda. Él muerde mi hombro para contenerse también... 

Y allí, en el trastero de su casa, nos reencontramos y empieza nuestro tiempo de descuento antes de que me vaya…

Mi móvil empieza a sonar. ¿Qué pasa? La alarma…  Vale, era otro sueño. Me despierto, alterada y sudando. Miro a mi alrededor y estoy en la cama. Cualquier diría que he corrido la maratón. ¡Todavía nos queda una semana para que nos dejen ir ha hacer deporte! Así que nada… Seguiremos soñando con ir a correr(nos).

Anónimo


viernes, 24 de abril de 2020

Recuerda que la oveja confía en que el lobo nunca vendrá. El perro pastor vive y entrena para ese día.


Los ojitos azules que me acompañan…

Como dice la Oreja de Van Gogh en una de mis canciones favoritas…he decidido mirar a los ojitos azules que van a mi lado… Siempre me acompañan de una manera u otra. Desde antes de que lo supiera. Y cada vez que los miro me parece … ¡Increíble!

Somos fuego y hielo. El día y la noche. El perro y el gato. El siempre decide la ciudad y yo siempre un pueblo. Yo prefiero una verbena, el se desarma bailando en la discoteca ¡Nos encanta bailar!  Ponme una rumbita para mis pies, el mueve la cadera cuando suena Justin Quiles. Me encanta soñar despierta, él duerme horas y horas… Él la paella y para mí la pasta.  Lo suyo es la positividad…. Yo me hundo en la negatividad. ¡Soy muy intensa! El...pasa de todo. Además, quiere ser una especie de Peter pan, no le gusta salir de su zona de confort… yo odio la rutina, necesito cosas nuevas. Yo prefiero sentir… las emociones fuertes. El, es tranquilo... lo único que quiere es que no le rayen la cabeza. ¡Él es de ron, a mi dame ginebra! El es muy mimoso, siempre es quien te abraza mas fuerte, yo sin embargo soy la borde escondida detrás de la cara de niña buena para que me lo perdone todo…

Supongo que nos distancie 4 años, nos hace tener diferentes perspectivas… o quizás es porque me saca dos cabezas y yo a él dos cuerpos… él mira desde arriba y yo a lo ancho. Pero tenemos cosas en común… como esas ganas de disfrutar sin buscar un porque, sin ponerle nombre a nada. Simplemente estar. Y luego arrepentirnos y echar de menos… pero hay también nos diferenciamos, yo necesito sacarlo, el lo carga en su mochila y nunca te lo dice. 

Y a pesar, de los pesares… a pesar de ver el mundo a través de unos ojos muy azules... y yo de unos muy marrones, somos el puzle perfecto. Somos un equipo de remo. Somos muy diferentes, y creo que es lo que más nos ata al otro. Los polos apuestos se atraen, y es de las pocas reglas que cumplimos. Ya que hemos hecho un mundo propio. Y por eso somos capaces de cambiarnos los papeles cuando es necesario. 

Somos dos personas con ganas de comerse el mundo y ¿por qué no? Comerle al otro. Somos dos personas que cuando las cosas se ponen serias, corren. Cada uno para un lado. Sin pensar que el mundo es redondo, y que en el momento menos pensado. Vuelven a mirarse. 

Des(orden)ada