Estas navidades me he sentido sola, muy sola en una mesa rodeada de personas que son mi familia. Pero me ha sido inevitable sentirme así, posiblemente no debería contarlo, pero este siempre ha sido mi medio de expresión, para ello fue creado.
Sentirme así es quizás porque este año más que nunca me siento diferente. Viviendo en un conflicto permanente. Hago lo que más me gusta en el mundo, que es mi carrera y mis prácticas y por ello no puedo ser más feliz y sin embargo, las circunstancias que me rodean son horribles para cualquier persona. Y así, ya sumamos seis años.
La gente se cansa de ayudarte, hablamos económicamente. Seguro que muchos de los que me leéis estáis así, en paro. Ver a mi padre buscar trabajo cada día es doloroso, pero más dolorosos es ver como la familia se aleja o se cansa de ayudar, te va viendo como un extraño y se va apartando como si eso pudiera contagiarse. Me siento como una apestada en mi familia. Me encantaría hacer mil cosas pero sé y he aceptado que esta es la vida que me ha tocado vivir. Pidiendo a los abuelos ayuda todos lo meses para que no nos quiten la casa en la que vivimos.
Esto quema a una familia. Mi familia ya no es la que era, ninguno de nosotros y parece que los de fuera tampoco son iguales. Esta situación va debilitando a las personas. Y estas fiestas en las cuales todos deberíamos ser felices, lo único que hace es marcar la diferencia de los que tienen a los que no tenemos absolutamente nada.
Para cerrar esta entrada, decir que mi padre es mi héroe. El héroe sin capa, como lo llamo yo. Hace milagros con lo que encuentra, como puede y tras seis años seguidos, aquí estamos y todo por él, a pesar de sus problemas de azúcar, y del estrés que tiene sigue luchando por nosotros. Para mí lo es todo, y aunque a veces no seamos justos con él, porque esta situación desquicia a cualquiera, le quiero y le querré toda la vida, por lo que ha hecho, por lo que sigue haciendo y por lo que sé que seguirá haciendo, porque aunque algunos digan que hay brotes verdes, los jóvenes seguimos saliendo fuera, los mayores de 55 años no encuentran trabajo y así con todos porque todos, tenemos una característica que nos hace nulos para algún trabajo.
Pido al 2017 un poco de alivio, no pido una lotería, sino un respiro porque siento que me ahogo en una mesa llena de gente y en la que nadie rescata a nadie, solo miran como te vas hundiendo con el paso de los años.
Patricia Izquierdo Díaz