sábado, 24 de diciembre de 2016

E. Sastre

- Ya... Pero, ¿y lo que viene después, cuando todo eso termina? ¿Eso también es amor? - rebatió, con el ceño fruncido-. Joder no lo creo.

- Sí, sigue siendo amor cuando termina. joder, claro que sí. Todo viaje de ida tiene una vuelta, todos los abrazos terminan despegándose, los aviones aterrizan, la comida se gasta, no sé, las canciones acaban, y no por ello dejan de ser lo que son. ¿No te das cuanta de que hay amor por todas partes? En el niño que se declara a una niña que se ríe, en el viudo que guarda con mimo una foto de su mujer, en la primera vez que le rompen el corazón a una chica de dieciséis años, en el dolor de un divorcio... En todo eso sigue habiendo amor, porque el amor no termina aunque una historia sí lo haga. De eso no se trata: no de esquivar esos agujeros, sino de saber dónde se encuentran y seguir tu camino sin miedo a caer en ellos, es decir, de aprender a vivir con los finales sin renunciar a otros principios -añadí.

Elvira Sastre


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