Hoy es un día bonito, muy bonito. He hecho mi último examen en la universidad. También he acabado este curso que empezó siendo cosa de locos. Sino me creen, pregunten a qué curso voy. Les tendré que responder que a segundo, a tercero y... a cuarto. Y no, no he repetido ninguna asignatura. Lo que pasa es que me van las aventuras que te llevan al límite y mi paso por la universidad no iba a ser menos.
Pensando en lo que se acaba, pensando en las prácticas del año que viene, en el trabajo de fin de grado, me doy cuenta de que esta carrera express deja mucho más que un título. Deja al grupo independiente de la URJC. Empezó con Laura, y nos unimos rápidamente a Patri, Sandra, Nazaret y Tamara.
Cuando pienso en ellas, pido con todas mis fuerzas que lo que unió la universidad no lo separe ni el tiempo, ni la distancia. Será algo difícil, por supuesto. Pero ya hemos pasado por muchas cosas. Las amistades no nacen de la nada, de la casualidad. Las amistades se forjan a fuego. Se lucha por ellas. En nuestro caso, hemos discutido. Los orgullos chocan de vez en cuando, pero hemos sabido olvidar y perdonar. La amistad, o el compañerismo en primer lugar, lo superó. Hemos pasado momentos de tensión, de querernos matar, de mandarnos... cuanto más lejos mejor. Pero hemos sabido sincronizárnos, adapatárnos las unas a las otras. Nos ha costado, como digo. Mucho. Pero las horas, el roce y los trabajos ayudan bastante a aprender a convivir con, prácticamente desconocidos.
Ahora, doy gracias por ser lo que soy, por intentar mejorar cada día, pero no eres nada ni nadie sin los que están a tu lado, hora tras hora y día tras día. A veces los compañeros de mesa, de trabajos, son los que están más a mano un día duro, de bajón, de momentos en que lo dejarías todo y comprarías un vuelo a Nunca Jamás. Y sin querer, te apoyas en ellos, sin proponértelo, sin más. Quizás por eso, es tan importante este texto para mí. Porque sin proponérmelo, un día encontré a la mejor del mundo el primer día de clase, a mi La. Y después, tuve la oportunidad de conocer a las demás, que juntas hemos llegado hasta aquí, que no es poco.
Gracias, por cada día que cuenta como recuerdo, por cada bronca que hemos superado, por sacar cada trabajo a tiempo y por darme una maravillosa vida universitaria.
P.D. Me da igual si pensáis que soy una ñoña o lo que sea, esto tiene que quedar escrito. Y por cierto, Patritwo, echaré de menos tu tablet.
Patricia Izquierdo Díaz