martes, 24 de mayo de 2016

Aquella tarde

Te contaba que mi abuela siempre decía 
que las mujeres de manos calientes
son amores para siempre
y las mujeres de manos frías
son amores para un día.

Aquella tarde nos desnudamos
sin llegar a quitarnos la ropa,
en una casa prestada en la playa
tras la sombra de un antiguo edificio
que nos precintaba las vistas al mar.

Hablamos del pasado y cocinamos,
te robaba comida del plato 
y en mi irremediable manía de anticiparme,
yo ya estaba haciendo planes en tu boca,

Ahora recuerdo,
decías que los mejores platos 
se cocinan a fuego lento,
y tú, con las manos frías.

A pesar de los aviones
Diego Ojeda


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