He crecido. Lo noto. Me he hecho mayor. Han dejado de importarme las broncas: "para ti la perra gorda...". Sí, doy la razón a quien no la lleva, y me da bastante igual. He perdido uno de mis grandes defectos como el orgullo. Porque la mayoría de las veces es tu palabra contra la mía puesto que no llevamos una grabadora encima.
Estoy dejando de ser Patri para ser un poco Sonia. Porque de la gente que te rodea hay que coger lo mejor para crecer uno mismo. Rodearte de los mejores solo te puede enriquecer como persona.
Ya no busco el saber la verdad de las cosas. Me dan igual. Ya no pregunto a nadie por lo que ha pasado porque también me da igual. Las indirectas de redes sociales, los mensajes intencionados de algunas personas, ya no me afectan, aunque luego los borren... Me dan igual.
Me he comprado el mejor chubasquero que había en la tienda llamada "Felicidad". Donde el pasar de todo ayuda bastante a mirar por ti mismo. Es una visión y actitud bastante egoísta, lo reconozco. Pero quién va a vivir mi vida y mi día a día, soy yo. Los demás son puros espectadores sedientos de carnaza y listos para juzgar. Y, ¿sabéis qué? Me da igual.