martes, 31 de enero de 2023

Búsqueda de Embarazo



La desilusión. Es una mancha de sangre en mis bragas cada mes.

Nueva oficina. Horarios rutina tedio y mal humor. Hacer el amor ahora es un trabajo. Despídeme o renuncio.

Relax y embarazo. Es relajarse y embarazarse. Así de fácil de rápido de mágico de inmediato. Y aquí unas cuantas perdiendo el tiempo, los nervios, el dinero, la ilusión, con médicos, posturas, calendarios, tests de ovulación. Y era así de fácil. Toma nota amiga y cuidado en el spa, cuando leas un libro, si te hacen un masaje o te tomas una copa de vino, que relajarse dicen que embaraza. Así de fácil.

Las visitas. Vamos de médico en médico, de mano en mano. Uno, dos, tres, cuatro, cinco y seis batas blancas con las mismas preguntas e iguales respuestas. Y todos, sin excepción te tocan las pelotas. A los dos, pero a ti, literalmente.

Andrólogo.  No sabía que existía esta palabra, esta especialidad hasta que te buscamos. Hijo, tan pronto, tan inexistente y ya aprendiendo tantas cosas de ti.

Lo de relajarse y embarazarse es como la leyenda urbana de la chica de la curva. Todo el mundo lo cuenta pero nadie la ha visto.

Ahorrar para ti. Nos gastamos los ahorros en un polvo de manual. Muchos euros con gusto. El polvazo de nuestra vida. De la tuya sobre todo. Pero cuánto lo siento, te quedaste sin universidad.

La obsesión. Te dicen: Si no te obsesionas, funcionará. Pero no obsesionarse es un pez que se muerde la cola. Te obsesionas con no obsesionarte. Te conviertes en un pez nadando en un océano de obsesiones y con la cola mordida maltratada rota.

Trompas obstruidas. Tanto tiempo jodiendo con dolores cada mes y cuando decido por fin dejarme llevar, que la naturaleza siga su curso me ponéis piedras en el camino para que no pueda avanzar.

Esperma cabezón. Los vimos en foto y ahí estaban cabezudos saludando a la cámara. Ya avanzarán, pensamos, lentos pero contentos.

Ninguno duele tanto. Ningún pinchazo ni de Gonal, Menopur, Ovitrelle, duele tanto como el que siento aquí dentro, en el pecho, lado izquierdo cada vez que pienso en que aún no te tengo. Cada vez que pienso en que aún no sé si podré tenerte. ¿Y si no funciona? ¡Ay! Otro pinchazo de los que duelen de verdad.

Mucho. El mismo amor que cabe en una cama, en un orgasmo, cabe en un bote de laboratorio. Mucho. Infinito.

FIV: La extracción de óvulos. Tras mi punción ovárica y con 12 óvulos, salí de la clínica sintiéndome la gallina de los huevos de ORO. Nada tenía más valor en el mundo que ese inicio de ti.

Ocho células es todo lo que quiero. El nerviosismo de esperar a que te separes en ocho células me está preparando para lo que vendrá (si viene, ojalá, por favor, sepárate en ocho células): tu primer día de guardería, tus primeros campamentos, tu primera salida con amigos, tu primer viaje solo, tú.

Llamada de ciencia sin ficción. Fue aquella en la que al descongelar oímos estas palabras: "Habéis conseguido 6 embriones de 8 células, ¡felicidades". Como quien gana un apartamento en Marina d´Or ciudad de vacaciones pero con más (muchísima más) emoción y suerte.

Dónde me hicisteis. Ni en una cama, ni en un coche, ni en la playa de noche, ni en el baño en un "aquí te pillo, aquí te mato". En una laboratorio. Depende de cómo se mire o se imagine hasta tiene su morbo.

Fucking money, mama. Hijo, nos costaste mucho en tantos aspectos... Pero el bolsillo sin duda fue el menos doloroso.

La Betaespera. O esos diez días tan largos, tan dulces, tan amargos en los que ya estás aquí dentro de mí, lo sé porque te vi. Y me agarro a la ilusión, a la esperanza, a la barriga, a ese inicio de ti para no perderte, para aferrarte cada segundo más fuerte. Ojalá sientas mi calos, mis palabras, todo este amor y decidas quedarte nueve meses dentro, una vida entera conmigo fuera.

Ya llegará. Pero a veces, amigas, vecinas, familia, aunque uséis esta frase de corazón con la mejor intención, ese bebé soñado no llega. "Ya llegará" dicen las abuelas, las más sabias pero en esto, compañeras, no hay sabiduría, ni ley, ni ciencia, ni magia divina. "Ya llegará" en la deseada maternidad son las palabras que duelen, que rompen, que hielan a quien hace tiempo que espera. Llegará o no, hermana. Y si no llega, hay muchas formas, colores, cancones, de hacer de la vida una verbena.

Mear en un palito. No te hace más poderosa, válida, mujer. Mear en un palito es un privilegio que no está al alcance de todas. Y si no hay palito, no hay foto que corre, ni mensaje, ni felicitaciones. Quiñen imaginaría, mi ilusión (tanta) aferrada, a mear en un palito y que salgan dos rayas.

Hermanos Frozen. Tenemos cuatro hijos más en nitrógeno líquido a -196 grados. La esperanza de volver a ser madre, padre, dependiendo de un congelador como cuando compras un helado en verano.

La espera desespera. Yo acostumbrada a tener todo lo que quiero, todo lo que lucho de inmediato ¡ya! Chasqueando los dedos así de rápido, así de fácil, que que esperar(te) dos años y nueve meses. Se me atrofió el chasquido, se desoyó mi deseo, se me secaron los ojos de tanto llorar(te), se me acabaron las palabras de tanto pedir(te). A ti, hijo mío, que aún no eras nadie, que aún nada, pero eras todo lo que más amaba, lo que cada mes se alejaba más y más al bajarme la regla, al sangrar el alma.

El saco de regalo. El la primera eco después del positivo solo se vio un saco gestacional vacío. Un saco sin regalo solo lleno de sueños perdidos.

"Mi hijo fue un FIV". O una inseminación artificial, dilo con la cabeza bien alta y el corazón muy contento que el estigma, el tabú, el mido, no te alejen de lo importante, de lo verdadero: con el mismo amor ha llegado, con el mismo amor, lo has hecho.

Maternidad real

Laura Torné




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