jueves, 8 de junio de 2023

¡He vuelto!

 ¡No he dejado de escribir! ¡No!

Solo que ahora escribo en silencio. En borradores.

¡Novedades!

He vuelto a hablar con Belén. Y como resumen de todo... Mis amigos me hacen bien. Supongo que la vida siempre te junta con quien te hace bien y te suma. Esté dónde esté y pase el tiempo que pase. Y el tiempo... si eres amigo de verdad, no importa. Lo hemos retomado como si de ayer mismo se tratara nuestro último chocolate con churros.

Esa es la novedad que tengo que más puedo verbalizar.

Mi vida en este momento de casa, niña, perra, casa, niña, perra... No puedo decir que sea monótona. Pasan muchas cosas y cada día es diferente. Pero gira en torno a esas tres variables. 

También han pasado cosas hace unas semanas que seguirán en "borradores" por mucho tiempo y que me han afectado mucho a mi ánimo y a mi personalidad. 

Soy una mujer decaída. Sí. Señores, WonderWoman ha muerto. Soy una mujer sin rumbo, ni objetivos. Una mujer que la rutina se la ha comido, pero que sigue siendo la misma que se exige por mil, y claro, no llega. Se decepciona una y otra vez. Resultado: Autoestima bajo cero. Porque nunca llegas a nada.

Se me ha juzgado por muchos temas, se me ha criticado por otros tantos, me han engañado... Me han tomado por tonta, he sentido el abandono más profundo... He llegado a sentir que hasta desvariaba y había perdido el norte, el sur, el este y el oeste. Me he perdido a mí misma. Veo el mundo a través de mi bebé de seis meses. 

Me siento un fallo de madre, de mujer, de profesional y de todos los campos que se os ocurra que tiene el ser humano. 

Esto solo genera ataques de ansiedad, falta de apetito y pérdida de interés por la vida. 

No me siento sola. Me he quedado sola por todo lo que llevo encima. Como siempre. No sé pedir ayuda y hago como los animalitos heridos en el bosque, busco mi árbol más lejano y espero que el final llegue, malherida.

Gracias Alejandro Sanz, por verbalizar aquello que mucha gente no se atreve. Estoy mal. Estoy muy mal y cada vez más alejada de lo que era. Mi aportación al mundo es muy poca en este momento. Y a mi familia, pues más o menos. Sólo mi hija creo que necesita a su madre, y creo que es porque es un bebé.

Sentirse fuera de juego, fuera de lugar. Es una sensación de extrañeza ante todo lo que te rodea, incluso tu familia. Estás más irascible, más sensible y sí, a todo le preguntas por qué, porque ya no te fías de nada ni de nadie.

Si yo fuera mi amiga, le diría a mi amiga, que necesitas cariño y amor de los tuyos. Que alguien te diga, "lo estás haciendo bien". Y te diera un abrazo. Te consolara, porque aunque no llores por fuera, por dentro lo estás haciendo. Llevas el nudo en la garganta todo el día. Siempre estás a punto de echar lágrimas. Estás triste. A veces, alguien tiene que sostenerte y decirte algunas palabras bonitas, como que no eres un incordio... o un fracaso. Alguien debería quitarte la sensación de animalito malherido. Y darte la confianza de que saldrás de la racha porque eres fuerte y nadie, hasta ahora, te ha tumbado. Que saliste de pozos más profundos.

A veces, sí, necesitamos a alguien.  



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