viernes, 13 de septiembre de 2024

Viernes 13

 Llevo una semana de ansiedad continua. Helena, cómo sabéis, empezó el cole y su periodo de adaptación. 

Mi ansiedad se ha focalizado sólo en ella. En cómo duerme, en cómo va al cole, en cómo se relaciona, en cambios, retrocesos, etc, etc... Sale la madre y la profesional a la vez con miles de análisis hechos desde los diferentes puntos de vista. Uno que sale de la cabeza, y el otro... Del corazón.

En este momento de mi vida... Estoy pasando del WhatsApp, de las llamadas, de la familia. Me importa un pepino las opiniones, lo que puedas pensar o creer. Los niños ajenos, el... Yo tuve un hijo y pasé por ello, el... No entiendo que te sientas así siendo profesora... Las opiniones que no son pedidas... O el, y este es muy bueno, ya se adaptará poco a poco. Cerebros y mentes privilegiadas que te cuentan las cosas obvias. Y si para algo sirve mi experiencia laboral es para saber qué por mucho que queramos... Una persona, jamás llega a 20 niños llorando desconsolados porque sus mamás desaparecieron por una puerta y que no saben si volverán a verlas. Aclarar... Qué tienen dos años, y la mía que es la más pequeña, ni eso.

Estoy cansada de dar el parte. El parte es mío. Para mí... Este proceso lo estoy llevando para mí precisamente por la incomprensión de tanta gente. Siempre he respetado las ansiedades ajenas aunque no las comprenda, los compartimientos de otros aunque no los comparta... Porque si algo bueno tengo... O malo, es que el de al lado, me da igual, me da igual que haga con su vida que tenga menos o más ansiedad o sepa más o menos de cualquier tema. No compito con tanto licenciado porque me da pereza.

Es algo que sentimos todas las profes de infantil. Todos saben cuidar niños, todos saben colorear, todos saben... Qué suerte tiene la gente de saber tanto y no diferenciar una escuela infantil de una casa de niños y de una guardería o una ludoteca. Qué maravilla la gente que sabe de todo.

A diferencia de mi padre, ya no me paro a discutir con nadie, ni a enseñar a nadie de más de seis años. La vocación no llega a tanto. Así que, pido encarecidamente, que por una vez, se respete mi decisión como madre. No quiero participaciones que no son invitadas ni aprobadas. Por desgracia Javi trabaja. Y me acompaña en lo que puede. Es un proceso, un camino o una adaptación que piso que se quede entre mi hija y yo. Nadie más. Es sencillo. Siento que tengo que compartir todo con la gente, y es que cada día, la gente me apetece menos.

Hablándolo con una mamá, me comprendía al cien por cien. Esos padres, han dejado que el timbre sonara y fingiendo que no estaban ni en casa para tener esa intimidad de la que hablo. Han cerrado las visitas al público. Y más que ellos pasaron por una situación muy similar a la nuestra con Helena. A los que también acusaron de exagerados, a los que también los dejaron por raritos entre otras cosas más que al final, como decía ella, te acabas enterando.

Las madres, lo hagamos bien o mal, debemos tener el mando de la educación de nuestros hijos y las riendas de nuestro hogar. Consensuadas exclusivamente con nuestra pareja . Otros... Ya tuvieron su oportunidad para ver si era normal o no las cosas, si estaban bien o mal, o de tomar sus propias decisiones acertadas o no.

Vuelvo a reiterar que quiero que está adaptación para Helena y para mí, sea solo para nosotras. La llevemos en casa dentro de nuestro hogar, sin opiniones pedidas. Cada uno en su casa que se jarte a opinar lo que quiera, pero mi casa es mía y mi hija y mi familia también.

Agradezco encontrarme con mamás que pasan por ello. Qué se sienten coaccionadas o examinadas. Y que tienen esta sombra sobre sus cabezas y tengan que estar perdiendo el tiempo que deberíamos dedicar a nuestros bebés en parar los pies de algunas personas.

Mi bebé, lo he dicho tantísimas veces... Es el centro de mi vida, mi flotador, mi nudo a la vida. Yo no di la vida a Helena, ella me la devolvió a mí. Y esto no está siendo nada fácil. La conciliación familiar es una quimera con la que siempre soñaré. Pero ese es otro tema... El desapego duele, escuece, te quita el sueño como para lidiar con más cosas. Esos bebés necesitan que madres que estén a la altura, centradas en esta adaptación para todos. No madres golpeadas, abatidas o deprimidas, batallando más de una lucha. Sí no es por nosotras... Qué ya somos adultas, pensar un poco en ellos, que no están entendiendo nada de los cambios que están sufriendo, y a los que las madres les sometemos porque la vida... Es la que es.

P.D. Una vez más... No existe la empatía.



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