He tenido un día difícil, de esos que hasta la caída de una hoja, te hace reflexionar.
Me he sentido insegura en mi trabajo, cambiar la letra de un DNI, me ha hecho sentir un fracaso. Mi exigencia conmigo misma me ahoga, me ahoga tanto, que no me deja ser yo y parecer boba ante situaciones que podría dominar un simio. Tengo unos compañeros y un ambiente laboral, que en mi vida había vivido. Pero sé que el problema es mío, cuando miro a cada lado y me siento pequeña. Muy pequeña. Desubicada en un entorno por el que tengo que estar agradecida. Y quiero destacar a María, por tanto cariño, tanto mimo. Es una persona increíble, son de esas personas que la ves y piensas, de mayor quiero ser como ella. Pero María es única e inigualable.
También he reflexionado mis fallos en mi pareja. La pareja es un trabajo diario de dos. Y nos empeñamos en recriminar al otro la falta de..., la ausencia de..., y muy pocas veces nos paramos a mirarnos el ombligo. Hoy, como ya he dicho, era un día de reflexión y no sé por qué. Pero llevo toda la semana de pensamiento en pensamiento, poniéndome vendas antes de tener heridas. Y anticipándome a momentos que me ciegan mi felicidad del momento. Me he propuesto dar más con Javi. Creo que se lo merece, y nos lo merecemos. Me he propuesto hacer nuestra propia carta de Reyes Magos y evaluar por qué hemos cambiado. Sé que hay una niña que antes no había, pero que debe sumar a nuestra familia y nunca restar, ya que Helena es un sueño cumplido para los dos. Quiero besar a Javi cada día, aunque no me salga, porque quiero estar ahí. Quiero hablar con él todo lo que se me pase por la cabeza sin encerrarme en mí. Quiero contar con él en cada plan que tengamos para el futuro. Afrontar los baches de su mano. Sacar fuerzas de dónde no las hay para estar a su lado. Porque lo merece. Merece que se luche por él. Porque él también da. Y a veces, estamos tan ensimismados en nosotros, en la rutina, en el trabajo, que ciertas cosas tan sencillas como un beso, no nos salen. Quiero buscar nuestro momento, abrazarnos para dormirnos. Me apetece sacar más de mí, para dárselo a él, y no es generosidad, también es egoísmo. Pienso que cuanto más das, más recibes. Y más cuando hablamos de tu pareja.
Hay etapas y momentos, donde uno es amado. Y otras, en las que debes ser amador. Y si no se cumple, jamás podrás exigir aquello que no das. Porque el otro, también tiene sus carencias, que no debemos comprender, no es necesario porque cada uno somos como somos y tenemos unas necesidades distintas. Pero sí respetarlas, y su hay amor, corresponderlas.
Hemos hablado a nuestra manera, por escrito. Creo que para ambos es más sencillo porque nos paramos detenidamente a leer. Cuando hablas, uno siempre habla más, interrumpe o desconecta. Pero lo escrito siempre queda, y ayuda a la reflexión interna. Piensas antes de escribir, cosa que hablando nunca sucede. Supongo que cada pareja tiene sus normas.
Mañana quiero llegar al trabajo con otra actitud menos pensativa. Pero estoy agotada psicológicamente pensando en las semanas que vienen. Eso me hace estar inquieta, revuelta, migrañas que no me abandonan e insomnio. Tengo que permitirme descansar, dejar de estar alerta, porque lo que va a pasar, pasará. Y muchas cosas no están en mis manos ni en mis decisiones, y sobre todo, no otorgarle poder a ciertas personas, evitar que dirijan mi vida o me influyan de esta manera, pero aún no sé hacerlo. Me gustaría saber cómo hacer que ciertas cosas me resbalen, y no vivir en una eterna incertidumbre.
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