martes, 5 de noviembre de 2013

Cada vez supera la anterior

Abro los ojos y por un momento imagino que estas a mi lado, que me apartas el pelo y me das el primer beso del día. Que no me dejas irme de la cama y me atrapas entre tus piernas para que no me escape. Hasta que me dejo hacer y caigo en tus redes. Por enésima vez. Nos duchamos y de la mano salimos a desayunar. Notamos el aire fresco de la mañana y hablamos de cualquier cosa hasta que llegamos. Antes de entrar me das un beso, inesperado. Nos sentamos y esperamos a que un camarero, aún con cara de sueño, nos atienda. Esta vez te toca elegir a ti. Uno enfrente del otro. Te sonrío. Te quedas mirándome. ¿Qué?, te pregunto aunque ya sé lo que me vas a decir: que soy preciosa, aunque solo tú lo pienses. Y te discuto y me das un beso interrumpido por la bandeja con las tazas y los platitos. Nos reímos y el camarero nos acompaña pidiendo perdón por llegar en ese momento. Planeamos que cuadro iría mejor para el hueco entre el mueble del comedor y la puerta. Comemos. Silencio. Complicidad con la mirada. Te ríes  ¿Me he manchado?, te digo mientras busco una servilleta. Niegas con la cabeza hasta que dices: No, pero soy muy feliz de tenerte conmigo. Por eso me río, porque soy feliz. Y un escalofrío me recorre el cuerpo. Te miro fijamente con los ojos brillantes. Por unos instantes no se que decirte. Pienso en que tu también me haces feliz a mí y que con cosas como esa haces que lo sea aún más. Se me pasan les de sentimientos por la cabeza pero hay uno que las resume muy bien. Uno que has escuchado y leído miles de veces. Y que cada vez supera a la anterior. 


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